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Normandía: la "capital de las ruinas" recuerda a las decenas de miles de civiles muertos

AFP

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12:36 | Saint Lô, jun. 5.

"Recuerdo muy bien el ruido de las explosiones, a pesar de que apenas tenía dos años", dice Jean François Le Grand sobre los bombardeos de junio de 1944 en Normandía, que, además de una épica batalla entre aliados y alemanes, fue un calvario para la población local.


La ciudad de Saint Lô, la "capital de las ruinas", acogió este miércoles un homenaje nacional a los aproximadamente 20.000 civiles franceses muertos durante los combates. 

Solamente el 6 de junio de 1944, el día del famoso desembarco aliado del que este jueves se conmemora el 80 aniversario, hubo 2.000 civiles muertos en toda la región, y otros 1.000 al día siguiente.

Los aviones aliados bombardearon objetivos para tratar de bloquear los puntos neurálgicos de la red ferroviaria y de carreteras a fin de evitar la llegada de refuerzos alemanes a las playas donde habían desembarcado las tropas.

En la importante ciudad portuaria de Le Havre los bombardeos británicos causaron 2.000 muertos en septiembre, cuando ya no tenía valor estratégico. 

Saint Lô, que además de los 350 muertos del bombardeo del 6 de junio sufrió otros 500 durante la feroz batalla de julio por su control, quedó destruida al 95 % y el escritor irlandés Samuel Beckett, después Nobel de literatura, la describió como la "capital de las ruinas" tras visitarla como enfermero de la Cruz Roja de su país. 

"Saint Lô, capital del dolor, capital de la Normadía del sacrificio junto todas las demás ciudades golpeadas por los bombardeos y los combates contra los nazis", evocó el presidente, Emmanuel Macron, que encabezó la ceremonia inédita de este miércoles ante 3.000 personas. 

"Mi madre quedó marcada toda su vida" 


Le Grand perdió a su tía y madrina, Germaine Lespagnol, y a su prima Claudine, cuando su casa en Évrecy recibió una bomba de la aviación aliada el 7 de junio.

Su tío Jean y su primo Guy, que habían salido a mirar los aviones desde el huerto, se libraron por poco y asistieron impotentes a la destrucción de la vivienda y a la muerte de sus familiares.

"Mi madre quedo marcada toda su vida", recuerda a EFE Le Grand, de 82 años.

El mismo 7 de junio huyó con sus padres y sus tres hermanos hasta una pequeña granja a pocos kilómetros de Lessay, la ciudad donde vivían y que fue bombardeada horas después. 

Y asegura que, a pesar de que "apenas tenía solo dos años", recuerda "muy bien" el ruido de las explosiones de esa noche.

Guy Rouland no había nacido aún pero perdió a un hermano y su madre quedó malherida cuando soldados estadounidenses tirotearon una zanja junto a la granja familiar en Caville la Rocqe, sin mirar primero que allí había civiles refugiados. 

"Mi madre quiso tener otro hijo por el que perdió, y yo nací en 1946, pero ella quedó muy mal por los disparos y murió muy poco después de nacer yo", recuerda a EFE. 

  

Después de las bombas, violaciones


Tras las víctimas de los bombardeos y los combates, que con frecuencia fueron casa por casa y de una intensidad brutal, la población civil normanda sufrió una epidemia de violaciones por parte de las tropas estadounidenses.

"En Cherburgo hubo un número enorme de violaciones", subraya a EFE Catherine Gentile, alcaldesa de la ciudad, la primera de entidad que fue liberada por las tropas estadounidenses, el 1 de julio. 

Es algo que no ocurrió con los soldados británicos y canadienses, y que Mary Louise Roberts, historiadora de la Universidad de Wisconsin que ha investigado este tema, atribuye entre otros motivos a que el Ejército de su país había difundido a sus tropas que las mujeres francesas eran "fáciles". 

Además, el Ejército estadounidense optó por culpar de la mayoría de las violaciones a las tropas afroamericanas, que seguían segregadas en unidades propias de segunda línea (transporte, cocina o enterramientos), sin investigar adecuadamente la autoría.

"Presentar las violaciones como actos de una minoría permitió reducir el impacto político", señaló Roberts a EFE. Mientras, muchos crímenes quedaron impunes. 

Varias mujeres, ya muy ancianas, se han atrevido a contar estas últimas semanas los ataques que sufrieron hace 80 años, algo que no hicieron entonces por temor a no ser creídas o por miedo al estigma social. 

La situación fue tal que en Normandía surgió un dicho popular: "Durante la ocupación teníamos que esconder a los hombres de los alemanes. Tras la liberación tuvimos que esconder a las mujeres de los americanos". 


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(FIN) EFE/CFS 

Publicado: 5/6/2024