Más de 500 jóvenes estudiantes de cinco comunidades indígenas del Bajo Urubamba, en el distrito Megantoni, provincia de La Convención, región Cusco, se benefician con un programa de educación que promueve la conservación de las lenguas y tradiciones originarias.
La iniciativa, denominada
Programa Integral de Educación (PIE), es impulsada por el Consorcio Camisea, y brinda a los jóvenes una preparación académica con el fin de contribuir con su ingreso a la Universidad.
Se informó que el PIE ha invertido más de 3 millones de soles desde el 2012 para potenciar las aptitudes de los estudiantes de esta zona de la
Amazonía de Cusco, fortaleciendo además su identidad cultural al enseñarles en su misma lengua nativa (matsiguenga o yine).
A través del PIE, los alumnos acceden a 3 componentes: el Programa 100 que ofrece reforzamiento matemático y de comprensión lectora durante 100 días a estudiantes de cuarto y quinto de secundaria; Las Becas Preuniversitarias que preparan a alumnos destacados del quinto año en su ingreso directo a educación superior, y las Becas Nopoki que otorga ayuda integral a jóvenes que deseen estudiar ingeniería agrícola, administración o educación básica bilingüe en la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS), sede Atalay (Ucayali), institución con la que Pluspetrol tiene una alianza estratégica.
Una de las comunidades beneficiadas con este programa es Nuevo Mundo que cuenta con 1,030 habitantes y en donde las clases se diseñan para promover la interculturalidad, la preservación de las lenguas y costumbres de estos pueblos indígenas.
Nuevo Mundo se ubica a orillas del río
Urubamba. Las poblaciones vecinas se dedican a la agricultura, caza, pesca y a los trabajos en obras municipales. Aquí, ellos se dedican a una actividad que poco a poco toma importancia: la traducción del matsiguenga al español, y viceversa. Nicanor Ríos, un traductor de 45 años, reconoce la importancia de estimular con las clases diarias y el reforzamiento del PIE a los menores, pues ellos recibirán las historias y creencias de sus pueblos nativos y, luego, las darán a conocer al mundo.
Abraham Gonzales Maniti, jefe de esta comunidad matsiguenga, es contundente y sincero respecto a la necesidad de seguir impulsando la educación su pueblo: “Queremos tener profesionales; que los jóvenes regresen, hay mucho por mostrar al mundo. El indígena no es ignorante, hay que borrar ese concepto”.
Para Olga Vargas, madre y traductora matsiguenga, los pequeños deben estimular sus capacidades y transmitir la historia. “Queremos mantener nuestra cultura”, dice. Esto sucede, por ejemplo, cuando una antigua matsiguenga de 65 años, Sofía Peruano, se reúne con sus hijos y nietos a contar las leyendas y mitos de los primeros pobladores indígenas. Pero lo hace en su lengua matsiguenga. Son los pequeños quienes transmitirán ese conocimiento al resto del mundo.
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(FIN) NDP/MAO
Publicado: 6/12/2018