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El INSN Breña cumple hoy 92 años: testimonios de vocación

ANDINA/Difusión

11:22 | Lima, nov. 1.

El Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN), ubicado en el distrito de Breña, cumple hoy 92 de creación, con el renovado compromiso de su personal de seguir salvando la vida de niños y adolescentes vulnerables, especialmente durante la pandemia de la covid-19.


El INSN  acaba de inaugurar la primera Unidad Oncológica Pediátrica, que permitirá beneficiar a cientos de niños con cáncer. Actualmente, en el INSN se presentan 90 nuevos casos de leucemia y 100 casos de tumores sólidos en niños, cada año, por eso la importancia de implementar espacios para su atención.

Enfermera de guerra


La licenciada Ana de la Fuente Verde, jefa del Centro de Vacunación, con 40 años de experiencia en la atención de los niños, ha librado muchas batallas. Una de las memorables fue en la zona del conflicto del Alto Cenepa, en 1995, durante el proceso de inmunización contra la fiebre amarilla, difteria y tétanos, a los soldados del Ejército que defendían nuestro país. Fue parte del equipo de enfermería que se trasladó hasta la zona inhóspita para cumplir su misión. 

Con esa misma fortaleza, pero con más años de experiencia,  fue parte del comité encargado de desarrollar la jornada de vacunación contra la covid-19 a los trabajadores. Además, lleva a cabo una permanente labor en el centro de vacunación para niños, que durante la pandemia adecuó sus protocolos para continuar su atención.

 “Como ser humano tuve un pequeño temor al contagio, pero si sabes que vas a proteger a otras personas, no dudé y dije sigo adelante”, comenta con emoción la experimentada enfermera, que pertenece al grupo de trabajadores vulnerables por edad.

Cuenta que su mayor felicidad es ver a los jóvenes que se vacunaron cuando eran niños y ahora son profesionales. “Mi vocación es servir a los niños, quienes son los más desprotegidos, dar lo que sé para que crezcan sanos, fuertes y sean el futuro para nuestro país”, subrayó.


Sanando quemaduras


Marco Antonio Ramírez Gálvez, es médico asistente del servicio de Cirugía Plástica y Quemados. Relata que durante los primeros meses del Estado de Emergencia por la pandemia, los menores con quemaduras continuaron llegando al nosocomio, por ello esta especialidad mantuvo su atención y dentro de sus protocolos de seguridad adecuó una sala diferenciada para covid-19. El temido virus no pudo frenar su deseo de seguir curando y salvando vidas. 

Antes de la pandemia el equipo multidisciplinario, del que forma parte Ramírez Gálvez, estuvo al frente de las atenciones de tres niños, víctimas de la deflagración de Villa El Salvador. “Ingresaron tres pacientes, el mayor tenía 65% de superficie corporal total, 27% el segundo y 14% el más pequeño, con quemaduras de segundo y tercer grado; en los primeros días contamos con el apoyo de la UCI, debido a la gran extensión de las quemaduras, luego se realizó un tratamiento especial y los tres pacientes salieron exitosos, actualmente están de alta y no tienen secuelas severas de quemaduras”, acotó el especialista.

Con 14 años de experiencia,  Ramírez, cuenta con orgullo los avances que en el tratamiento de los pacientes con quemaduras se viene realizando.

“Estamos a la vanguardia en los procedimientos para atención del paciente quemado, manejamos microcirugía para niños con secuelas severas. A nivel de Ministerio de Salud, fuimos los primeros en utilizar la matriz dérmica para reconstrucción de pacientes con secuelas severas de quemaduras y en el caso de los niños quemados agudos utilizamos tecnología MIC, una especie de enmallado para este tipo de pacientes. Nuestra mayor satisfacción es saber que hicimos un buen trabajo, que nuestros niños salieron adelante y los reincorporamos prontamente a una vida más adecuada”. 

Además, es uno de los ‘padres’ de Cristian, un pequeño hospitalizado hace varios años debido a las graves secuelas que dejó un accidente con fuego ocurrido cuando era pequeño. 

“Llegó por unas quemaduras por fuego por tal motivo tuvo una condición que se llama injuria inhalatoria, esto llevó a que tenga algunos problemas neurológicos, es casi un hijo de cada de uno de nosotros, lo seguimos cuidando y viendo todos los días”, manifestó el cirujano plástico, quien se siente orgulloso de formar parte de los 92 años de historia del INSN.


Guardias de emergencia


Jorge Carlos Chacón Mormontoy, es médico pediatra del servicio de Emergencia, y según recuerda quiso ser médico desde que tenía uso de razón. "Desde los seis u ocho años, siempre fue mi objetivo trabajar en un hospital de niños dando servicio a la población”. Su anhelo se cumplió en 1995 cuando decidió postular e ingresó al emblemático INSN. Han transcurrido 27 años, y todo ese tiempo en Emergencia. 

“Antes de la pandemia, una noche de guardia llegaron tres niños por ingesta de cuerpos extraños, uno tenía una moneda, otro un anillo de compromiso y otro se había pasado un crucifijo, en una noche tenía tres niños con cuerpos extraños en el esófago”, comenta como anécdota el especialista.

Sin embargo, durante la pandemia su área de trabajo. Fue la más requerida debido a que otras especialidades suspendieron su atención y todo niño debía ingresar necesariamente por Emergencia. En ese trayecto superó la covid-19 sin complicaciones y volvió a su quehacer asistencial, pues no hay nada que lo haga más feliz, que atender a los pequeños pacientes.

 “Estoy muy feliz de pertenecer a esta institución, muy agradecido por la oportunidad, siempre quise trabajar aquí, me siento muy bien”, menciona con emoción  Chacón, que con orgullo cuenta que su hija mayor sigue sus pasos en la medicina.


Vocación de servicio


Cirujano dental, José Armando Yance Cachari, jefe del departamento de Odontoestomatología, tiene 30 años de labor y su deseo por atender niños, surgió en la universidad durante el curso de odontopediatría, donde  hacían prueba de vocación de servicio y poco a poco descubrió sus condiciones para el manejo de los niños.

Su especialidad requiere dedicación, pues indica que no hay horario para la atención del paciente, postergando muchas veces compromisos personales o familiares. Sin embargo, el deber de prestar servicio al paciente siempre está primero. “Ser testigos de la mejoría del paciente es la mayor recompensa que durante todos estos años he podido apreciar, ver esa evolución, la alegría del familiar y de los mismos niños, es lo mejor”, comenta el cirujano dental.

Durante la pandemia, debido a que la atención dental es vía aérea, los especialistas se preguntaron cómo enfrentarían esa situación. “Fue como una revisión de nuestra vocación, porque sabíamos que teníamos que enfrentar riesgos incluso de nuestra propia vida, en ese momento valoramos la misión que tenemos en esta vida para servir al prójimo y veo con alegría que nuestros colegas del departamento se pusieron a la altura. Su hijo mayor sigue sus pasos en la especialidad de odontología. 

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(FIN) NDP/RES
JRA


Publicado: 1/11/2021