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AI: Hoy se vive una mejor situación de los derechos humanos en Perú

Afirma Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional

Salil Shetty, Secretario General de Amnistía Internacional.Foto: ANDINA/Carlos Lezama.

09:01 | Lima, set. 25.

Los derechos humanos en el Perú viven hoy una mejor situación y es posible impulsar el desarrollo económico con actividades extractivas sin vulnerar los derechos de los pueblos indígenas, afirmó el secretario general de Amnistía Internacional (AI), Salil Shetty, en entrevista con el Diario Oficial El Peruano.

¿Cuál es su evaluación del estado de los derechos humanos en esta parte del continente?

–Desde una visión internacional, siempre a América Latina se la ha visto a la vanguardia, más adelantada que el Medio Oriente o África, incluso, en el tema de derechos humanos. Es un continente que obtuvo la independencia y dejó de ser colonia mucho más temprano que otras partes del mundo. 

Además, siempre se le ha visto luchando en temas sociales y de derechos humanos, con personas empoderadas a lo largo de los tiempos. Esto es desde un punto de vista histórico.

En el aspecto positivo, los países de América Latina tienen mayor cantidad de democracia desde los últimos 20 a 40 años en comparación con el resto del mundo. Sus poblaciones son de ingresos medios, medios altos. Monetariamente hablando, están ligeramente mejor que otras regiones del hemisferio sur.

Sin embargo, es también una región con la mayor desigualdad a escala mundial, hay grandes retos con respecto a los pueblos indígenas, existe mucho machismo y no hay igualdad de género. Esta situación trae muchos retos.

Uno de estos es la violencia urbana. América Latina tiene países con ciudades muy grandes en las que se ve una gran cantidad de violencia y violencia extrema, como las favelas, en Brasil, o los asentamientos humanos o zonas empobrecidas en las periferias. Toda esta violencia se ve ligada con las drogas, sobre todo en las partes más empobrecidas de las urbes.

América Latina es una mezcla de todo. Tenemos un país como Colombia, que ha tenido momentos de violencia y son buenas noticias lo que vive hoy en día; mientras, Venezuela ha ido hacia la dirección completamente opuesta.

–¿Qué avances presenta el Perú en el tema de los derechos humanos y qué aspectos necesita reforzar?

–Depende desde qué punto de vista comparemos esta situación de los derechos humanos, porque durante la época de Sendero Luminoso y el régimen de Alberto Fujimori las oficinas de Amnistía Internacional fueron bombardeadas [atacadas].

Si comparamos el presente con esas épocas, hoy en día se vive una mejor situación. Las instituciones han sido reforzadas, los medios de prensa tienen un poco más de poder. El Poder Judicial ha sido potenciado durante los últimos años. Esas son buenas noticias para el Perú.

Sin embargo, todavía queda mucha preocupación para Amnistía Internacional sobre todo respecto a los derechos de los pueblos indígenas, y en eso se concentra mi visita al Perú: enfocarnos en los derechos vulnerados de los pueblos indígenas y también buscar responsabilidad respecto a hechos pasados de violaciones contra los derechos humanos, esterilizaciones y desapariciones forzadas. Todavía falta gente que responda por estos hechos.

–¿Cómo el Estado puede solucionar las debilidades en la atención de los derechos de los pueblos indígenas?

–Tanto este gobierno como el anterior han realizado varios esfuerzos respecto a los derechos humanos de los pueblos indígenas. Por ejemplo, la Ley de Consulta Previa del 2011 es una norma bastante progresista y, además, hay otros elementos. Se ha visto mayor interés y entendimiento por parte de este gobierno para reforzar el tema y trabajar pro los derechos humanos de los pueblos indígenas.

Sin embargo, si es que nos concentramos en otros temas como la educación, el estilo de vida, la salud o las expectativas de vida, hay una gran brecha todavía por cerrar entre las personas que pertenecen a los pueblos indígenas versus las que no pertenecen a estas poblaciones.

–Tenemos una significativa población nativa... 

–La población indígena en el Perú no es pequeña, hablamos de 4 millones de personas, según el Censo del 2007, y seguro que en el nuevo censo vamos a encontrar que ha aumentado. Uno de cada seis o siete peruanos pertenecen a un pueblo indígena. Es el 14% de la población.

Es una población significativa para el Perú. Históricamente ha sido marginada y excluida, por esto es que han sufrido mucha desigualdad. 

Además, hay fuertes tensiones porque históricamente se tiene que pensar en cómo vamos a balancear el crecimiento económico del país con el respeto a los derechos humanos de los pueblos indígenas. Esto tiene que ir a mano. El Perú depende muchísimo de las materias primas, de la extracción de minerales o petróleo, por eso también las tensiones se vuelven cada vez más serias para que ambas cosas, el desarrollo económico y los derechos de los pueblos indígenas, vayan de la mano.

La mayor parte de los pueblos indígenas viven en áreas donde están los yacimientos minerales y las empresas extractivas tienen la mayor cantidad de sus actividades. 

La postura de Amnistía Internacional es bien clara y sólida al respecto. Es legítimo que el Gobierno desarrolle actividades extractivas en estas áreas, pero no debe hacerlo a expensas de las personas y, sobre todo, de los pueblos indígenas del país.

Mucha gente piensa que estos dos conceptos, el desarrollo económico y el respeto a los derechos de los pueblos indígenas, están en contradicción, pero esto no es verdad porque no tienen por qué ser excluyentes. El asunto es cómo es que se genera este crecimiento, si es que se hace respetando los derechos de los pueblos indígenas, es una situación de ganancia para todos: ganar-ganar. Pero si se hace a expensas de estos derechos, ahí es cuando hay una gran cantidad de desigualdad y siempre habrá conflictos, tensión y problemas.

–¿Cómo evalúa AI la visión que tiene el pueblo peruano sobre el respeto a los derechos humanos en el país?

–Es algo curioso lo que ocurre con el tema, porque solo se piensa y consideran los derechos humanos cuando no los tenemos o cuando nos faltan. Por ejemplo, si es que nos faltara el agua mañana ahí pensaríamos que es un derecho humano tener acceso al líquido. Así que solo cuando no los tenemos es que peleamos por ellos.

Si uno les pregunta a los ciudadanos qué son los derechos humanos, responden que es algo que se da por sentado, que es inherente. Ahora respecto al tema de los pueblos indígenas que no tienen acceso al agua limpia y se le preguntas a cualquiera, tal vez el ciudadano va a decir que es culpa de ellos si no tienen agua potable, tal vez deberían trabajar más duro para conseguirla.

Pero no es hasta que tú pierdes un derecho humano que realmente te pones a pensar que es importante. Se puede hacer también un paralelo con el tema de la educación, salud y trabajo. Solo cuando no se tiene es que uno piensa en eso, y mucha gente no va a estar ahí sensibilizada por los derechos humanos a menos que los hayan perdido.

–¿Cómo compara la situación de los derechos humanos del Perú con la de otros países de la región?

–Es una pregunta muy difícil. Cada situación es distinta, cada país es distinto y cada nación tiene sus fortalezas y sus debilidades, es por eso que no creemos que sea justo realizar una comparación. Muchas veces se puede decir, ah, la situación de los pueblos indígenas en el Perú es mala, pero alguien dice en Honduras la situación es peor. Entonces, cómo justificas, cómo dices que la situación de mis pueblos indígenas no está tan mala porque en Honduras está peor. No sería justo realizar este tipo de comparación.

(FIN) DOP/VVS

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Publicado: 25/9/2017