Ante estos peligros, Villegas recomendó a los consumidores tener en cuenta lo siguiente:

Enfatizó que el procesamiento y la cocción son claves para reducir el riesgo de cáncer. "Los embutidos, ahumados y salchichas contienen compuestos potencialmente cancerígenos, mientras que las carnes sin procesar, que son sometidas a altas temperaturas, pueden contener nitrosaminas, que incrementan los elementos cancerígenos".
Recomendaciones:
-No más de 2 ó 3 porciones de carne roja fresca por semana.
-Preferir pollo, pavo y pescado.
-Masticar 32 veces por bocado.
-Cocinar al vapor o hervir en lugar de parrillas o frituras.
-Acompañar las carnes rojas con cereales y vegetales.
-Reducir al mínimo el consumo de embutidos y carnes ultraprocesadas.
Además, sostuvo que los despistajes -como la colonoscopía- deben realizarse desde los 45 años, mantener un peso saludable, hacer ejercicio y evitar alcohol y tabaco.
¿Qué dicen los nutricionistas?
El nutricionista del Instituto Nacional de Salud (INS), Mirko Lázaro, señaló que existe evidencia científica sólida sobre el riesgo de cáncer colorrectal por carnes rojas procesadas, pero no la misma para la carne roja fresca o natural.
“No hay estudios sólidos que asocien directamente el consumo de carne roja fresca con cáncer gástrico, colorrectal o rectal. Sí existe evidencia para las carnes procesadas, sobre todo cuando su ingesta es elevada”, precisó.
Recordó que en el Perú el consumo de carne roja es bajo (6 kg por persona al año), muy por debajo de países como Argentina o Estados Unidos, donde el consumo anual supera los 50 kg, por lo que las recomendaciones deben adaptarse al contexto local:
-Consumir entre 300 y 500 gramos de carne roja fresca a la semana.
-Alternar con pollo y pescado.
-Evitar embutidos y carnes ultraprocesadas.
-Preferir carnes frescas preparadas en casa.
Las carnes rojas naturales, recordó, aportan proteínas, hierro y zinc, por lo que no recomienda eliminarlas salvo indicación médica.
Asimismo, advirtió que el riesgo de cáncer digestivo es multifactorial y también depende del bajo consumo de frutas y verduras, el sedentarismo, el tabaquismo y el alcohol. “No se trata solo de culpar a la carne, sino de promover hábitos saludables integrales”.
Los tres especialistas coinciden en que no se trata de prohibir las carnes rojas, sino de consumirlas con moderación, priorizar las carnes frescas frente a las procesadas, elegir métodos de cocción saludables y mantener hábitos integrales de prevención.
De este modo, es posible disfrutar de la riqueza gastronómica peruana sin descuidar la salud digestiva.
¿Y los veganos o vegetarianos?
En medio del auge del vegetarianismo y el veganismo, surge la pregunta: ¿puede una persona vivir sin consumir carne? Los tres especialistas consultados por la agencia Andina coinciden en que sí es posible, pero advierten que requiere planificación y suplementación para evitar deficiencias nutricionales.
Mirko Lázaro explica que las carnes rojas naturales aportan proteínas de alto valor biológico, hierro y zinc, por lo que eliminarlas sin un plan nutricional puede generar deficiencias.
Es por ello que quien opte por el veganismo debe recibir asesoría profesional y suplementar nutrientes críticos para evitar anemia o problemas inmunes.
Por su parte, Rodolfo Gavilano advierte que, aunque es posible seguir dietas vegetarianas, en la práctica suelen observarse bajos niveles de hemoglobina en quienes no planifican adecuadamente su alimentación.
Finalmente, Alan Villegas considera que es posible, pero subraya que las carnes —incluidas las blancas y el pescado— son fuentes difíciles de reemplazar de vitaminas y omega 3. En esa línea, dijo que quien opte por dietas veganas o vegetarianas, debe hacerlo con control profesional y suplementos.
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