La llegada de los cincuentas es un verdadero parteaguas para la mayoría de personas, algunas de las cuales hacen una evaluación de lo recorrido hasta ahora y de los grandes pendientes que aún tienen en la vida, despertando no pocas crisis, de las que no escapa la pareja.
Para Elizabeth Vásquez Jaime, psicóloga del Centro de Salud Mental Comunitaria (CSMC) San Pedro de Lurín, se trata de una década de grandes balances, en la que muchas parejas se dan cuenta que queda muy poco de la ilusión que los unió.
“De repente, a esa edad nos damos cuenta de que hemos perdido la comunicación que teníamos, que tenemos crisis continuas que nos mueven el piso. Es una etapa de cambios que también nos pueden ayudar a crecer”, comentó en entrevista con la Agencia Andina.
Síntomas de hastío
Con el nido vacío o hijos ocupados en sus propios temas, algunas parejas incrementan el número de sus peleas, muestran un desgano generalizado, padecen la pérdida del deseo sexual, o lo que es peor, ya ni siquiera hablan o les importa muy poco lo que hace el otro.
"Por lo general, se incrementan las infidelidades", advirtió la experta del Ministerio de Salud (Minsa), quien fue entrevistada en el programa Saludable Mente de Andina canal on line.
“Cuando hablamos de los cincuentas no hablamos de adultos mayores, nos referimos a personas que ahora se cuidan más y buscan no perder la juventud, ser más atractivos y luego ven a la pareja, la costumbre de tantos años y surge la idea de salir en busca de nuevas emociones”.
A esto se suma que tanto hombres como mujeres experimentan cambios hormonales que influyen en su susceptibilidad y en la manera de cómo se sienten.
“La mujer atraviesa la menopausia, con cambios constantes, y si el esposo no tiene la comprensión, el cariño y no ha fortalecido el vínculo, no es raro que muchas busquen alternativas a la pareja, que no serán las más convenientes”.
Las discusiones se vuelven más comunes “porque no me gustó la comida, porque la casa no está muy limpia” y ya no queda nada de empatía para conversar de los grandes temas que los unieron.
Para la especialista, las crisis deben tomarse como algo natural porque son parte de la evolución de las personas y porque ocurren en todas las etapas de la vida y en todas parejas.
Un balance no siempre positivo
Al ser consultada sobre los problemas más comunes en las parejas de esta edad, menciona los temas económicos, de ahorros, infidelidades, cambios hormonales, mala comunicación, la idea de que "mi pareja ya no me agrada como antes", así como la defensa de sueños postergados.
Surgen momentos de mucha introspección donde se analiza de forma individual lo conseguido hasta el momento y el balance no siempre es positivo.
“Hay mujeres que dicen estoy con mi pareja y lo único que me unió con él fueron mis hijos, el tema de conversación con mi pareja eran solo los chicos, el colegio; pero ahora que ya están grandes miro para atrás y no me he sentido cuidada, valorada. Entonces, es momento de conversar para ver si decidimos continuar o tal vez separarnos de forma saludable”.
Discutir sin pelear.
Elizabeth Vásquez lamenta que, ante la primera crisis, las parejas no dejan mucho campo de negociación sino que piensen inmediatamente que la salida es separarse.
“Sin embargo, habría que preguntarse ¿me imagino mi vida sin mi pareja?, ¿por este motivo voy a terminar?, ¿que cosas positivas tiene ella o él?, ¿me siento bien a su lado?, ¿si conversamos habrá soluciones?”.
Explica que reconectarse no es una tarea sencilla, pero tampoco imposible si subsiste el amor y las ganas de seguir juntos.
Lo primero que se necesitará es bajar el tono y dejar de buscar culpables, sugiere.
“Cuando empezamos con el ‘yo’ bajamos el nivel de tensión. Hay que preguntarnos si realmente nos vemos con esa persona a nuestro lado por más tiempo, valorar lo que hemos construido tantos años juntos: los hijos, tal vez una casa, la estabilidad económica, sin dejar de dar espacio para trabajar aquello que nos ha generado algún resentimiento guardado en el tiempo”.
Se puede seguir con el análisis de cómo distribuimos nuestro tiempo y cuánto de este se le da a la pareja.
Algunos hijos se hacen cargo del cuidado de sus padres, pero no saben poner límites. En otras ocasiones, la pareja solo tiene tiempo para los hijos, el trabajo y descuida al compañero, o ha abandonado el autocuidado y no hay interés en atraer a la pareja.
La especialista pide conversar sobre todo de aquello que nos fastidie o duela, incluidas las cosas que eran importantes, pero se tuvieron que sacrificar por sacar adelante la familia.
“Hay que darnos tiempo para ser sinceros, para replantear nuestras metas y apoyarnos en la realización de nuestros sueños personales. Buscar la motivación, el apoyo en el otro y el beneficio para ambos”.
No todo está perdido ¿o si?
Las parejas que perduran son las que se cuidan en el tiempo, las que se reservan momentos para el disfrute y relajación sin los hijos, las que tratan de ir juntos a reuniones familiares, pero saben disfrutan también de momentos individuales, sin afectar la independencia de sus integrantes.
La psicoterapeuta sugiere encender las ilusiones con algún tipo de ahorro o proyecto futuro, para cuando los hijos estén más grandes.
“Si de repente ya no hay disfrute de las relaciones sexuales, hay muchas formas de poder expresar amor, cariño. Hay que pensar también en que se puede buscar ayuda médica. Existen terapias para parejas que enfrentan disfunciones sexuales. Podemos ayudarles a reconectarse nuevamente”.
Considera que la década de los 50' marca a las parejas un tiempo para plantearse nuevas metas, darse ánimos y, si hay que afrontar algunas situaciones propias de la edad, tendrán mejor pronóstico si las solucionan juntos, ya sea con terapia o sin ella.
Sin embargo, aclara también: “La terapia de pareja no solo es para juntarse. A veces, en el camino, nos damos cuenta que hemos pasado tantas etapas juntos, pero ya es hora empezar cada uno por nuestra cuenta, que igual queda el cariño, la amistad”.
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(FIN) KGR/RRC
JRA
Publicado: 17/11/2024