Karina Garay RojasDebido a la pandemia del coronavirus, esta Navidad será distinta, sin la cercanía y el contacto físico a los que estamos acostumbrados. Ante estas circunstancias ¿qué es la verdaderamente esencial de esta fiesta? ¿los regalos? ¿estar vivos? ¿cómo demostraremos nuestro afecto en medio de todas las restricciones?
Para Vanesa Herrera, psiquiatra del Ministerio de Salud, el amor trasciende a la presencia. "Yo puedo amar doblemente incluso a la distancia. Debo comprender que no voy a abrazar a mi mamá, a papá, a mi abuelito y a mi abuelita, pero puedo redoblar el afecto y dar cariño hacia ellos a través de las herramientas tecnológicas; por allí puedo expresar cuán valiosos son para mí".
En entrevista con el programa Saludable Mente del Andina Canal on line, la experta comentó que la celebración de la Navidad, más allá de estar cargada de fiesta o consumismo, como podría haber ocurrido en el pasado; sea cual sea nuestro sistema de creencias espirituales, debe verse como un espacio de renacimiento, de una verdadera luz de esperanza en nuestro hogar.
“En todas las religiones esta es una oportunidad para recordar esa luz que hay en nuestras familias y maximizar la solidaridad, la empatía personal, familiar, social en el barrio; para hacer de la fecha un espacio de amor, de afecto auténtico, incondicional y no necesariamente desde lo más presencial. Claro que se puede demostrar afecto a la distancia”.
Por largo tiempo, agregó, hemos vivido en medio de una vorágine, corriendo de un lado a otro, sin valorar la verdadera dimensión de la vida, la familia, el hecho de estar vivos y disfrutar lo poco o mucho que tenemos. El escenario de la pandemia ha puesto todo en mejor perspectiva.
Les pido -dijo, dirigiéndose la población peruana- que nos permitamos repensar ¿Qué es lo esencial en nuestra vida? Muchas veces tendemos a filtrar lo negativo, pero una crisis existencial, humanitaria como la que vivimos nos puede llevar a pensar solo en pérdidas, dolor. El dolor es real y las pérdidas también, pero también hay muchas ganancias, sobre todo las emocionales, el valorar lo que es verdaderamente significativo y auténtico: nuestros lazos de afecto”, sostuvo.
El haber visto como nuestra familia ha resistido tantas situaciones adversas a lo largo de este año y el resolver situaciones incluso muy conflictivas es una demostración de que no todo está perdido y que, pese a la tragedia, hemos ganado, resaltó.
“En todos los momentos hay una oportunidad y este es el momento para valorar nuestro presente, valorarnos y validarlos mucho más, proyectarnos al corto plazo cómo vamos a planificar y organizar nuestra vida en adelante”.
Adiós peleas y rencores
Para la psiquiatra, la familia y los lazos afectivos suficientemente buenos, continuos y sólidos son un factor protector para cuidar nuestra salud mental y familiar.
“Si identifica que tiene algo pendiente, algo no resuelto con su familia, siempre hay una alternativa de solución. La mayoría de los hogares, se permiten abrir un poco más el corazón en esta época, a ser más receptivos a la escucha activa, a la comunicación y la reconciliación. ¿Por qué no intentar nuevamente acercarnos a la otra persona, pedir perdón, perdonarnos y volver a comenzar una vez más?”, invitó la experta.
Para que este intento tenga un final positivo, dijo, es necesario que ambas partes cedan.
Nunca es mala idea dar el primer paso y permitirse dejar a un lado el resentimiento, las emociones negativas que generan un estrés crónico, que unido a los estragos de la pandemia afecta nuestra salud mental y nos predispone a tener mayores males emocionales, incluso depresión, ansiedad y en algunos casos ideación suicida.
De acuerdo con indicadores internacionales, en épocas festivas como la Navidad se incrementa la ideación y conducta suicida en todas las edades, razón por la que hay que mantenernos muy atentos a cualquier manifestación de tristeza prolongada y frases de eliminación que podrían evidenciar algún miembro de nuestra familia.
La muerte está a la vuelta de la esquina
Nunca como ahora, durante la emergencia sanitaria, la muerte nos ha mostrado su rostro más duro, certificando de forma dolorosa lo efímera que es la vida, advirtió la especialista en salud mental.
“No tenemos la vida comprada y ahora hemos sentido de cerca lo transitorio de la vida. Amigos, compañeros, familiares, personas significativas se han ido y muchos están transitando un largo duelo. Están teniendo cuadros de depresión, ansiedad, estrés postraumático al sobrevivir a una experiencia tan dura como la que vivimos este año ¿Qué hacer? Podemos recomenzar por validarnos el doble”.
Aconsejó no perder el tiempo en rencores o distancias emocionales y orientar nuestros esfuerzos en retomar nuestros lazos afectivos, perdonar y amar.
“Cuán difícil es amar para muchas familias, les cuesta decir que aman o que necesitan afecto. Todos necesitamos expresar emociones y necesitamos que nos digan que nos quieren, hay que pedir afecto a los hermanos, a los padres. Muchos padres se pueden encontrar en conflictos crónicos con sus propios hijos, adolescentes, mayores. Este es el momento para dejarlos atrás y comenzar nuevamente”, sugirió.
Un altar para los que se fueron
A la tristeza de no poder reunirse como antes, este año se sumará una pena profunda por todos aquellos que se fueron a causa del covid-19: miles de familias que hasta ahora lloran a sus seres queridos.
“Sin duda hay que darles un abrazo virtual y un pésame prolongado. A las familias que perdieron a un ser querido les sugeriría que realicen un pequeño altar simbólico en la casa donde repose la imagen de su hijo, su mamá, papá, hermano, pareja; un rinconcito especial donde esté siempre esa persona y en esa fecha especial también”.
Aconsejó escribir una carta para expresar que esa persona que se ha ido físicamente sigue simbólicamente aquí, en sus valores, en sus enseñanzas. Que su legado sigue con nosotros, en nuestra personalidad, en nuestra vida, en nuestros hijos.
“Podemos hacer un ritual de acuerdo con nuestras creencias, a la media noche y desde la paz y la tranquilidad, permitirnos estar con esa persona de forma espiritual. De esa manera no vamos a prolongar un sufrimiento. La pérdida es innegable y la muerte es parte de esta vida, pero sí podemos transitar y elaborar nuestro duelo de mejor manera, haciendo estos rituales para mantener vivo su recuerdo, pero sin dolor”.
La especialista pidió a la población permitirnos estar en el presente sin olvidar a quienes amamos y ya no están. Para ello podemos hacer una pequeña ceremonia, invitando virtualmente a nuestros familiares para que acompañarnos a través de una cámara, para darnos esa tranquilidad y resignación que ayudará a cuidar nuestra salud mental, un regalo que nos debemos dar siempre y mucho más en estas fiestas.
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(FIN) KGR/RRC
Publicado: 21/12/2020