Si bien la ciudad de Cusco causa admiración mundial por el vasto y singular patrimonio monumental, histórico y cultural que se encuentra en su superficie y que la ha merecido el reconocimiento como Capital Arqueológica de América, ahora despierta el interés internacional por el reciente hallazgo de un pasaje subterráneo de casi 2 kilómetros que formaría parte de una gigantesca red de pasadizos que recorren debajo de la capital del antiguo imperio inca o Tahuantinsuyo.
Este revelador hallazgo protagonizado por un equipo de arqueólogos cusqueños, liderados por Jorge Calero Flores y Mildred Fernández Palomino, ha merecido un extenso artículo publicado recientemente por el prestigioso diario español La Vanguardia en su sección Historia y Vida.
En el
artículo, escrito por el periodista
Antonio Ortí, de los mencionados arqueólogos peruanos a comienzos de 2025 la existencia de un primer túnel de 1,750 metros de largo, 2.60 de ancho y 1.60 de alto.

Consultados los arqueólogos por los detalles del hallazgo, estos señalan que gracias a las informaciones que dejaron cronistas como fray Martín de Murúa (1590) o el viajero y arqueólogo estadounidense Ephraim George Squier, se ha podido identificar con precisión la boca de la chincana (laberinto, en quechua) en un sector del complejo arqueológico de Sacsayhuamán.
Además de Martín de Murúa, se refirieron a la existencia de la chincana los cronistas Pedro Cieza de León (1553), Giovanni Anello de Oliva (1630), Fernando de Montesinos (1642), el jesuita anónimo (1600), Garcilaso Inca de la Vega (1609) o Felipe Guamán Poma de Ayala (1615), entre otros.
“El anónimo jesuita que escribió en el año 1600 la Historia General de la Compañía de Jesús en la Provincia del Perú reveló que, al construir el hoy llamado Templo de la Compañía de Jesús, no resultó afectada la chincana, y que esta pasaba por medio de las casas obispales”, explica Calero.
Menciona también que el cronista Murúa relata que Túpac Inca Yupanqui, por amor a su esposa Mama Ocllo Coya, también llamada Tucta Cuca, mandó construir un templo en Sacsayhuamán que constaba de infinidad de puertas y una entrada en forma de boca de serpiente. Y que por ella los incas accedían y se desplazaban debajo de la superficie hasta el Qoricancha o Templo del Sol, palacio religioso inca sobre el que se construyó la iglesia y convento de Santo Domingo tras la conquista española.

“Las descripciones de Murúa nos han resultado muy preciadas para ubicar la entrada principal de la hasta ahora desconocida chincana. Gracias a nuestras pesquisas en Sacsayhuamán, hemos podido identificar que en este templo en forma de H existe una piedra fracturada con forma de cabeza de reptil”, afirma Calero Flores.
El arqueólogo refiere también que el cronista cusqueño Garcilaso Inca de la Vega también dejó algo sumamente importante en cuanto a la forma de dicho laberinto, al indicar que tenía las paredes labradas y que por encima de ellas se ubicaban, a modo de vigas, elementos líticos rectangulares, labrados en sus seis caras.
“Como los incas no conocían las bóvedas de arco, en lugar de vigas utilizaban piedras largas labradas que iban de una pared a otra. Por este motivo, hemos planteado que gran parte del trazado de la chincana tiene forma trapezoidal, con dinteles líticos como techo. Más en concreto, el trazo principal de la chincana se desplaza desde el templo en forma de H, pasando por la explanada de Sacsayhuamán, hasta llegar al templo de Santo Domingo (la iglesia española levantada sobre el Qoricancha). Este trayecto, de 1,750 metros, tiene una inclinación promedio que fluctúa entre el 2.9 % y el 11.6 %, mientras que la altitud desde el templo en H desciende de 3,596 a 3,391 metros sobre el nivel del mar en el Qoricancha”, sostiene Calero Flores.
El arqueólogo señala que es probable que por estos pasadizos subterráneos fue transportado el dios Punchao, una efigie de oro de unos 80 centímetros de alto, desde el Qoricancha hacia Sacsayhuamán y viceversa, para realizar ciertos rituales.
“La conexión de la chincana entre el Qoricancha, que era el templo de Punchao, y el templo en forma de H no es casual, pues este último tenía una connotación femenina. Recordemos que los cuatro fundadores del Tahuantinsuyo salieron de cuevas. Eran hijos del sol, y la madre, obviamente, era la tierra. La cueva era el útero y la vagina por donde salieron: ese mismo efecto se tenía cuando el sapan inca, o rey, transitaba en su litera por estos pasadizos”, manifiesta.
En búsqueda de más túneles
Consultado sobre si el túnel descubierto podría ser el primer paso para geolocalizar otros pasadizos parecidos, Calero Flores asevera que en la investigación los arqueólogos combinaron el análisis de documentos históricos de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX con registros arqueológicos, observaciones de campo y prospecciones geofísicas, entre ellas la prospección sísmica y el uso de georradares, una tecnología que permite obtener imágenes detalladas del subsuelo.

Recuerda que, en 1985, Panamericana Televisión emitió un reportaje de la chincana y su entrada. Tiempo después, en el año 2000, el arqueólogo cusqueño Manuel Chávez Ballón indicó, antes de fallecer, que debajo del camino que unía Sacsayhuamán con el Qoricancha se encontraba la chincana y que había que buscar allí.
“Estas referencias, más la ubicación de la boca de la chincana en Sacsayhuamán, junto con los datos proporcionados por un cronista jesuita anónimo, nos han permitido localizar con bastante exactitud el trazo principal del túnel que une el Qoricancha con Sacsayhuamán, así como otros ramales que todavía estamos estudiando”, asevera el arqueólogo.
Respaldo del Colegio de Arqueólogos del Perú
Calero Flores afirma que la evidencia arqueológica obtenida hasta el momento ha sido puesta en consideración del Colegio de Arqueólogos del Perú, que emitió una resolución felicitando y respaldando el hallazgo.

“Lo único que podemos transmitir a los escépticos es que tengan paciencia: el trabajo de un arqueólogo se asemeja al de un relojero, en el sentido de precisar mucha calma y dedicación. Pronto estaremos dando noticias de nuestro primer ingreso a la chincana. Por el momento, podemos adelantar que ya hemos ingresado en uno de los primeros pasajes subterráneos, el que une Sayacmarca con Muyucmarca, cuya existencia fue descrita por el cronista Garcilaso Inca de la Vega”, puntualiza.
Dirección y destino de los túneles
El arqueólogo cusqueño precisa que, de los cuatro trazos que se han identificado en Cusco, tres de ellos se dirigen hacia el Qoricancha y el restante al Acllawasi o casa de las escogidas, que también es probable que continúe al Qoricancha.

“Lo más interesante de explorar la chincana por dentro es encontrar evidencias de su construcción. También sería fascinante poder hallar quipus (cuerdas y nudos de varios colores que usaban originariamente los incas como sistema de registro y de cálculo estadístico) y tejidos, por todo lo que podrían llegar a contar sobre la historia de los incas”, apostilla.
Duración de la investigación
Calero Flores refiere que las excavaciones empezaron el pasado 27 de mayo y hasta el momento se ha podido abrir cuatro cuadros de excavación. “Uno de ellos ha desvelado el tramo que decía entre Muyucmarca y Sayacmarca. Nuestra intención es poder ingresar al pasaje principal del templo del Sol o Qoricancha con Sacsayhuamán dentro de dos o tres meses. Tenemos en total siete puntos clave para penetrar en diferentes tramos de la chincana, pero el proceso se irá desarrollando conforme avance nuestra investigación, que está prevista que dure unos 18 meses, aproximadamente”, estima finalmente.
(FIN) NDP/LZD/MAO