La milenaria historia del Perú prehispánico sigue escribiéndose con cada nuevo hallazgo arqueológico que sorprende al mundo. Y el 2022 fue un año pródigo en el descubrimiento de nuevos vestigios que revelan la incontable riqueza cultural heredada de las antiguas civilizaciones que poblaron y transformaron nuestro vasto y complejo territorio. Estos hallazgos enriquecen el notable patrimonio material e inmaterial de nuestro país.
Vea aquí la galería fotográfica
A continuación, los descubrimientos arqueológicos más notables del Perú en el 2022:
1. Montegrande es foco civilizatorio peruano
Este año se registraron nuevos hallazgos en las inmediaciones del sitio arqueológico Montegrande, ubicado en la provincia cajamarquina de Jaén, lo que evidenció su condición de “foco civilizatorio” y reafirma con mayor solidez la hipótesis que hace cien años sostuvo el arqueólogo Julio C. Tello respecto a que el origen de la civilización andina peruana se encuentra en la Amazonía.
Uno de estos hallazgos es una capa de tierra de color rojo que cubre horizontalmente una plataforma sobre la cual está construido el Templo de Montegrande, cuya arquitectura tiene forma de espiral y que se puede apreciar sobre todo en el centro de la espiral, reveló en entrevista con la Agencia de Noticias Andina el arqueólogo Quirino Olivera Núñez, investigador principal en este sitio arqueológico.
“Parece que la capa de tierra roja fue colocada en estado fresco porque se aprecian las huellas de las piedras que estaban tapando la entrada a la tumba”, manifestó.
Asimismo, se encontró una pieza de cerámica que representa la cabeza de un jaguar u otorongo, animal amazónico considerado sagrado en las culturas preincas, que estaba boca abajo y al costado de un “ritual de culto al fuego” o gran quema que constituye un evento posterior en el periodo Formativo Temprano, refirió.
Sobre esta figura felina, Olivera Núñez considero que se trataría de un antecesor de las emblemáticas
“Cabezas clavas” del templo de
Chavín de Huántar, cuyos rostros aluden también al jaguar u otorongo.
El sitio arqueológico Montegrande se encuentra ubicado a 3.5. kilómetros al sur de la ciudad de Jaén, a unos 10 minutos de su Plaza de Armas, en las inmediaciones del sector Montegrande.
El 17 de noviembre del 2009, este sitio arqueológico fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación. El 8 de mayo de 2021 se publicó la Resolución Viceministerial N° 000103-2021 VMPCIC/MC en el diario oficial El Peruano, que modifica la clasificación y denominación de paisaje cultural arqueológico Montegrande, por el de sitio arqueológico Montegrande.
El 10 de agosto del año 2021, mediante la Partida Registral N° 02082809, el sitio arqueológico Montegrande ha sido inscrito en la Superintendencia Nacional de Registros Públicos (Sunarp).
2. Nuevos geoglifos cerca de las Líneas de Nasca
Científicos japoneses dieron a conocer en diciembre el hallazgo de 168 nuevos geoglifos cerca de las Líneas de Nasca, en la región Ica, consideradas desde 1994 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Este equipo de académicos de la Universidad de Yamagata, liderado por Masato Sakai, hizo el descubrimiento con la ayuda de arqueólogos locales, imágenes aéreas y drones, de 168 nuevos geoglifos o figuras de gran tamaño dibujadas en laderas o cerros.
De las 168 figuras, 50 tienen forma humana y otras representan a felinos, aves, serpientes y otras son figuras lineales y trapezoidales.
Desde el inicio del proyecto de investigación en 2004 —y desde 2010 sobre terreno—, los científicos nipones ya han encontrado 358 figuras (incluidas las del nuevo descubrimiento), con las que buscan proteger estos yacimientos, pero también entender el objetivo con el que fueron creadas.
3. Mural prehispánico en Lambayeque
En noviembre de este año, investigadores peruanos y suizos redescubrieron una pintura mural de origen prehispánico con escenas mitológicas en la Huaca Pintada, ubicada en el distrito de Íllimo, en la provincia y región Lambayeque.
La imagen muestra a un cortejo de guerreros encaminados hacia una divinidad central con rasgos ornitomorfos.
El arqueólogo de la Universidad de Friburgo, de Suiza, Sam Ghavami, quien lidera el equipo de arqueólogos, destacó que se trata de un descubrimiento excepcional porque es poco común desenterrar pinturas murales de tal calidad en la arqueología precolombina.
La pintura mural forma parte de un templo denominado Huaca Pintada, perteneciente a la cultura prehispánica Moche, cuyos pobladores veneraban la luna, la lluvia, las iguanas y las arañas.
En el fragmento del mural hallado, de unos 30 metros de largo, se aprecian con nitidez los colores azul, marrón, rojo, amarillo, negro, blanco y lúcuma (amarillo mostaza) con los que se pintó originalmente.
Ghavami afirmó que la escena representada en el fresco parece estar inspirada en la idea de una jerarquía sagrada construida en torno a un culto a los antepasados y sus vínculos íntimos con las fuerzas de la naturaleza.
Sostuvo que el valor de este mural radica además en el sincretismo estilístico entre dos culturas preincaicas: la Lambayeque, que se desarrolló en la costa norte de Perú entre los años 900 y 1350 y sus antepasados mochicas, que dominaron entre los años 100 a 850.
4. Galería de 3,000 años en Chavín de Huántar
Investigadores descubrieron una galería en el monumento arqueológico Chavín de Huántar, ubicado en la provincia de Huari, región Áncash. El espacio descubierto pertenecería al periodo temprano de esta cultura y tendría una antigüedad estimada de más de 3,000 años.
El importante descubrimiento se produjo el viernes 20 de mayo y estuvo a cargo del equipo del
Programa de Investigación Arqueológica y Conservación de Chavín de Huántar de la Universidad de Stanford de Estados Unidos.
La noticia fue confirmada por la Dirección Desconcentrada de Cultura de Áncash que resaltó que en el interior de la citada galería se hallaron dos vasijas ceremoniales, una de ellas con tallados realistas de un cóndor.
El
equipo que hizo el importante hallazgo arqueológico, liderado por John y Rosa Rick, arqueólogos de la Universidad de Stanford, informó que la historia se remonta a 2018, cuando se descubrió a través de un ducto pequeño una galería, ubicada en lo más profundo de uno de los principales edificios de Chavín, llamado Edificio D. Gracias a las imágenes de una
cámara robótica, se apreciaba un cuarto cerrado que poseía un objeto en el centro.
A causa de la pandemia de covid-19 las investigaciones arqueológicas se suspendieron, y recién, la semana pasada, el arqueólogo John Rick, director del proyecto de investigación, pudo ingresar por el estrecho pasaje, de unos 40 centímetros de diámetro, que conducía hasta la galería oculta.
Una vez dentro, aquel objeto que se veía en imágenes resultó ser un cuenco escultórico de piedra ceremonial, en cuya parte superior tiene en tallado tridimensional la cabeza de un cóndor, en los lados tiene grabado sus alas y en el lado opuesto de la cabeza tiene grabada la cola del ave. También se encontró otro cuenco o vasija de piedra, más sencillo, con el borde refinado. Ambas piezas son de 30 centímetros de diámetro por 25 centímetros de altura. La vasija del cóndor pesa 17 kilos.
Se estima que fueron depositados como ofrendas a la clausura de la galería hace 3,000 años. Debido a este hallazgo, se le ha denominado a este complejo la Galería del Cóndor.
A partir de este descubrimiento, Rick y su equipo afirman que este monumento tuvo galerías desde hace más de 3,000 años, indicando que la encontrada sea la más antigua conocida hasta la fecha. Además, afirma que este ambiente es netamente ceremonial y representa un espacio de tiempo transicional entre el sitio precerámico tardío de Caral, y el formativo medio y tardío como se conoce desde antes a Chavín.
El descubrimiento responde al proyecto liderado por John Rick, arqueólogo de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), con más de 50 años de experiencia, su esposa arqueóloga Rosa Rick, coordinadora del proyecto, junto a un equipo de arqueólogos jóvenes, en gran mayoría peruanos, y colaboradores locales. Este proyecto, que se realiza en coordinación con la Dirección de Cultura de Ancash, recibe el apoyo financiero de Antamina.
5. Barrio de artesanos de élite moche en Chicama
Un centro urbano de artesanos especializados en cerámica y orfebrería al servicio de la élite mochica, ubicado en el sitio arqueológico Licapa II, en el valle de Chicama, región La Libertad, fue descubierto este año por un equipo de investigadores del Programa Arqueológico Chicama de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
El arqueólogo Henry Tantaleán, quien dirige el Programa Arqueológico Chicama, sostuvo en exclusiva a la Agencia de Noticias Andina que este barrio o “entramado urbano” tiene una extensión de 3 a 4 kilómetros cuadrados y se encuentra entre las huacas A y B del sitio arqueológico Licapa II, en el sector norte del valle de Chicama, que forma parte actualmente del distrito de Casa Grande, en la provincia liberteña de Ascope.
Licapa II es un complejo monumental de la cultura Mochica, con una importancia jerárquica menor en relación con el complejo El Brujo, ubicado a unos 10 kilómetros de allí, y que fue inicialmente investigado entre los años 2009 y 2012 por la arqueóloga estadounidense Michele Lorraine Koons, quien realizó algunas excavaciones.
Nueve años después, en 2021, el
Programa Arqueológico Chicama realiza nuevas exploraciones en el sitio arqueológico
Licapa II, entre las huacas A y B, donde la arqueóloga Koons había encontrado señales de la existencia de una zona residencial. “Realizamos dos pequeñas excavaciones de dos por dos metros para tener una idea de la profundidad y la potencia del sitio arqueológico”, comentó Tantaleán.
6. Hallazgo del barrio de artesanos
Y al volver a inicios de setiembre de este año para continuar con la investigación, siguiendo la pista de Koons, los arqueólogos sanmarquinos excavaron espacios más amplios, de 16 por 16 metros, y descubrieron evidencias de viviendas construidas con adobes y también cientos de restos de cerámica, piezas y herramientas de orfebrería, rastros de fundición de metales como el cobre, semillas de cultivos y otros vestigios que revelan la existencia de un bien planificado centro urbano de artesanos moches.
“Muy posiblemente se trate de artesanos de la élite mochica, donde además de cerámica se producían piezas de orfebrería, en vista de lo que serían hornos de metalurgia encontrados en las excavaciones”, afirmó Tantaleán al referir que este centro urbano tendría una antigüedad de 600 a 800 años después de Cristo, cuando se produce el despegue en el desarrollo cultural moche.
Sostuvo que el espacio urbano descubierto se asemeja al núcleo urbano de las huacas del Sol y de la Luna, en Lambayeque. “Se trata de recintos rectangulares construidos con adobes de dimensiones estandarizadas y bien alineados con el eje principal. Es un asentamiento urbano muy bien organizado y planificado donde sus ocupantes residían permanentemente”, enfatizó.
Además de los objetos producidos por los artesanos se han encontrado en Licapa II restos de semillas de cultivos y huesos de animales con los que se alimentaba la población residente, lo que muestra el vínculo de las urbanizaciones moche con las zonas de producción agrícola que contaban además con obras hidráulicas como canales que abastecían a los campos de cultivo con agua procedente de ríos del valle. Todo ello, sumado a las pirámides ceremoniales o gubernamentales generaba una dinámica de poblamiento y de culto o religión, subrayó.
Evidencias de orfebrería y cerámica
Tantaleán detalló que en estos recintos se encontraron, en los primeros 12 días de trabajo de campo, evidencias de cobre nativo, extraído de canteras y todavía no procesado, así como escoria de cobre, pero también elementos de cobre trabajado y herramientas para laminar este metal muy utilizado por la cultura mochica en sus objetos religiosos, armas de guerra y utensilios diversos.
También se encontró hornos que presentan restos de carbón adherido a las paredes de adobe y piezas de cobre utilizadas para avivar el fuego en los procesos metalúrgicos y de combustión.
“Todo indica que estos recintos funcionaron como talleres de metalurgia, orfebrería y cerámica, que abastecía los requerimientos de la clase gobernante mochica. A diferencia de otros centros similares, en Licapa II todo está muy bien organizado por tratarse de un lugar aledaño a dos centros ceremoniales como las huacas A y B.”, afirmó.
En cuanto a los restos de cerámica encontrada, describió que se trata de vasijas con decoración hermosa y con escenas bastante complejas, “de línea fina”, que muestra la etapa más avanzada del arte cerámico mochica. Todos estos vestigios serán analizados en el laboratorio para profundizar en los estudios.
Si bien hasta ahora solo se encontró evidencias materiales, Tantaleán no descarta que en las excavaciones se pueda encontrar restos humanos. “No se descarta que existan tumbas al interior del centro urbano”, expresó.
Respecto a lo que se espera encontrar más adelante, el arqueólogo sanmarquino dijo que continuarán las excavaciones de manera horizontal y profundizarlas. “Esperamos encontrar más evidencias de esta producción metalúrgica y de cerámica, además hallar debajo de este asentamiento urbano, vestigios de una ocupación poblacional mucho más temprana de la época moche relacionada posiblemente a una presencia poblacional más humilde del que estamos encontrando ahora que muestra el apogeo mochica en esta parte del valle de Chicama”, puntualizó.
El arqueólogo sanmarquino destaca que la importancia de este descubrimiento radica en que hasta ahora lo que se había descubierto sobre la civilización mochica estaba vinculado a la élite gobernante: pirámides, fortificaciones militares y centros administrativos, pero no se había detectado asentamientos urbanos donde residieron poblaciones dedicadas a labores artesanales especializadas, como ocurre con Licapa II, según indican los vestigios que se están encontrando.
Asimismo, dijo que se desconocía hasta ahora que en este lugar había orfebrería. “A lo mucho se sabía que había cerámica y quizás textiles. Pero con estos hallazgos estamos evidenciando que hubo producción metalúrgica en este asentamiento urbano mochica”, anotó.
7. Arte rupestre en Machu Picchu
Arqueólogos de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco descubrieron muestras de arte rupestre en un sector del Qhapaq Ñan o Gran Camino Inca que atraviesa el Parque Arqueológico de Machu Picchu.
Francisco Huarcaya Quispe, responsable del sector del Camino Inca que cruza el Parque Arqueológico de Machu Picchu, informó que este hallazgo se produjo a inicios de setiembre, a la altura del kilómetro 87 de la vía férrea que conduce a la ciudadela inca, en la margen izquierda del río Vilcanota.
Explicó que se trata de un conjunto de imágenes pintadas sobre diversas partes de una enorme roca y representan imágenes de camélidos y del sol, deidad más importante para la civilización inca. También se han identificado gráficos abstractos y otros con formas geométricas. “Hay otras imágenes que no se pueden identificar debido a problemas geológicos y al desgaste de la roca debido al largo tiempo de exposición al sol, al viento, las lluvias y la filtración de agua”, anotó.
El arqueólogo precisó que este arte rupestre estaba asociado a un contexto funerario y de culto a los apus, como los nevados Huacayhuilca y Casamentuyoc, así como al río Huilcamayo, considerado sagrado y ubicado cerca de la zona.
Además de esta evidencia de arte rupestre se descubrió huesos humanos correspondientes a parte de un cráneo y un fémur expuestos a la superficie y cubiertos parcialmente por maleza.
Huarcaya afirmó que este hallazgo fue fortuito mientras se realizaba un trabajo de prospección arqueológica en la zona. “Ahora nos encontramos en una fase inicial y hemos solicitado que se desarrollen las labores de conservación de este sitio arqueológico para evitar que se pierdan los pigmentos utilizados en este arte rupestre por acción del paso del tiempo”, manifestó.
Agregó que está en coordinación con la Jefatura del Parque Arqueológico de Machu Picchu y con el laboratorio físico químico de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco para realizar los análisis correspondientes del arte rupestre.
Huarcaya refirió que existen más de 50 zonas del Camino Inca en la jurisdicción del
Parque Arqueológico de Machu Picchu donde se ha registrado arte rupestre. “Se han registrado muestras de arte rupestre tanto en el valle como en la zona próxima a la Llaqta de Machu Picchu”, aseveró.
Sostuvo que estas evidencias culturales de arte rupestre constituyen una información muy valiosa para conocer la cosmovisión de las poblaciones de antiguos peruanos que habitaron esta parte del Valle Sagrado en Cusco.
8. Tumba del sacerdote de los pututos
Un equipo de arqueólogos descubrió la tumba de un líder religioso del antiguo Perú, bautizado como el "sacerdote de los pututos", cuya osamenta data de hace 3,000 años, en el sitio arqueológico de Pacopampa, ubicado en el distrito de Querocoto, provincia de Chota, región Cajamarca.
Los directores del Proyecto Arqueólogico Pacopampa, Yuji Seki y Daniel Morales informaron del importante descubrimiento, quizá el de mayor trascendencia en relación a lo hallado anteriormente en la mencionada zona arqueológica.
En tal sentido, se mencionó que la tumba de este importante líder sacerdotal, hallada en La Capilla, es más antigua que las tumbas descubiertas anteriormente: la Dama de Pacopampa (2009) y los Sacerdotes de la Serpiente Jaguar (2015) que datan de 700-600 a.C.
Es un edificio a 600 metros de Pacopampa, ambos componentes del complejo ceremonial, el más importante y extenso de la sierra norte durante el Periodo Formativo (ca. 1200-400 a.C.).
El personaje adulto, enterrado en la tumba hallada, presenta como ofrendas un importante ajuar de objetos exóticos entre los que se encuentran collares de grandes y pequeñas cuentas de conchas marinas (blanca) y de malaquita (verdes), orejereas de piedra semipreciosa; destacando varios pututos o waylla kepa, trompetas hechas de grandes conchas marinas, provenientes de las costas de Tumbes y Guayaquil, que fueron decorados con finas líneas.
Este hallazgo revela que estos importantes artefactos musicales y rituales están presentes en Pacopampa mucho antes que en Kuntur Wasi y Chavín de Huántar.
El nuevo descubrimiento requiere de la pronta ejecución del proyecto de inversión pública para la construcción del Centro de Interpretación (Museo de Sitio) gestionado conjuntamente por el Gobierno Regional de Cajamarca y el Plan Copesco-Mincetur.
9. Tumba de élite moche en Huaca de la luna
Investigadores hallaron este año una tumba que pertenecería a la élite moche, que data de 600 años después de Cristo, a más de un metro de profundidad de la plataforma Uhle, junto al patio de las serpientes, en el sitio arqueológico huaca de la Luna, ubicado en la provincia de Trujillo, región La Libertad.
Una mujer, cuya edad fluctúa entre 30 y 35 años de edad, ocuparía la tumba, y tras su deceso fue enterrada con varias ofrendas, entre ellas 24 vasijas o cerámica decorados con figuras de animales y figuras geométricas, piezas de metal (cobre) en las manos y también restos humanos.
Para Enrique Zavaleta, arqueólogo responsable de la excavación, las ofrendas con las que ha sido encontrado este personaje, y su cercanía a una de las zonas decoradas más importantes después de la propia huaca de La luna, hace suponer que se trataría de una persona que ocupaba un cargo administrativo importante en dicha época.
“Esta es la plataforma funeraria más importante después de la huaca de la Luna y se supone que aquí enterraban a los personajes importantes del periodo Moche IV. De comprobarse que se halló a una mujer, sería una de las damas más ricas de la época”, refirió Zavaleta.
El arqueólogo mencionó que las vasijas tienen figuras de zorros, felinos y aves, además de los tradicionales cántaros con figuras geométricas.
Otro aspecto detectado por los arqueólogos es el buen estado de conservación de la dentadura y de los huesos, que hacen suponer que debió tener una alimentación especial y de mucha calidad en comparación a los demás.
“Nosotros lo que buscamos es conocer las técnicas constructivas de los moches en esta plataforma, y durante este proceso es que hemos encontrado esta tumba. También hemos encontrado un espacio al costado que aún no hemos excavado, así que no podríamos determinar si se trata realmente de un entierro o no”, apuntó.
Hasta el momento, en la zona se han encontrado alrededor de 23 tumbas y el 70 % son hombres y el resto mujeres que datan del periodo Moche III, alrededor de los 550 años después de Cristo. Las excavaciones también han permitido identificar dos procesos constructivos en dicha área intervenida.
10. Mausoleo de artesanos en Huarmey
Luego de más de diez años de investigación en la ciudad de Huarmey, región Ancash, arqueólogos peruanos y polacos lograron descubrir el 2 de febrero de este año, dentro de un gran mausoleo imperial, una cámara funeraria de la cultura Wari en perfecto estado de conservación.
Se trata de una galería mortuoria con siete tumbas de artesanos de élite, en el sitio arqueológico del Castillo de Huarmey, ubicado en la costa de Áncash, de aproximadamente 1,300 años de antigüedad.
Este descubrimiento fue realizado por los arqueólogos polacos Milosz Giersz y Patrycja Przadka-Giersz, junto al soporte decidido de la Universidad de Varsovia y de la Compañía Minera Antamina. “A esta galería le podríamos llamar la “Galería de los Artesanos de Élite”.
Por primera vez encontramos un hombre, miembro de la élite de la cultura Wari, que además era un gran artesano que realizaba sus propias joyas", explicó Giersz y añadió que este argumento se atestigua a partir del rico ajuar funerario hallado, adornado con elementos elaborados en oro y plata.
"Esta revelación evidencia todo lo que en estudios previos logramos identificar: tanto los hombres como las mujeres de élite del Castillo de Huarmey se dedicaban a la artesanía y producían objetos de lujo para su época”, puntualizó el arqueólogo.
La galería descubierta es un mausoleo compuesto por siete tumbas de dos mujeres, dos hombres, dos niños y un joven. Junto a ellos se han encontrado cientos de objetos, entre los que destacan joyas y herramientas como cuchillos y sierras; textiles, orejeras de plata, oro y turquesa; ceramios, figuras talladas en madera y un elaborado cofre de carrizo tejido, juntamente a lo que sería un conjunto de muestras iconográficas, entre otros interesantes artículos.
Este es el segundo hallazgo de gran importancia en el Castillo de Huarmey. En 2012, el equipo liderado por Giersz, encontró la primera tumba en la historia de la arqueología americana de la más alta élite femenina, perteneciente al Imperio Wari.
Este suceso evidencia al Castillo de Huarmey como un centro de producción, administración, distribución y morada para las élites más altas del imperio Wari, siendo el complejo más importante en la costa peruana hacia el año 700 de nuestra era.
Además, Giersz comentó que lo descubierto debería abrir los ojos a los arqueólogos de todo el mundo, ya que vale la pena dedicar tiempo a estudiar lugares que a primera vista parecen ser totalmente depredados. "Con un trabajo sistemático de arqueología; cuando uno busca, encuentra”, puntualizó al expresar que la historia del Imperio Wari se sigue escribiendo.
11. Entierro milenario en Pómac
Cinco entierros (un adulto, tres niños y un recién nacido) de más de 1,000 años de antigüedad fueron descubiertos en el complejo arqueológico de Pómac, ubicado en la provincia de Ferreñafe, región Lambayeque.
Este monumento pertenece a la cultura Lambayeque durante el periodo Sicán Medio. Además, los arqueólogos encontraron ollas finas, tumis, pinzas, botellas finas, platos y metales. El estado de conservación de los bebés y probablemente adulto joven hallados en las tumbas no es buena. No se sabe, por el momento, su edad ni sexo.
Go Matsumoto, asesor científico de proyecto de investigación arqueológica Complejo Lambayeque y antropólogo de la Universidad de Yamagata, señaló que estos entierros se encontraron en el centro de las pirámides principales de Pómac, también conocida como Gran Plaza, y se piensa que estas tumbas eran para los ancestros de la élite de alto mando. Dijo que con la profundización de las investigaciones arqueológicas se determinará con más detalle por qué los niños estaban cerca de los demás individuos.
12. Aldea de piedra de hace 5,000 años
Un equipo de arqueólogos de la Universidad Nacional de Trujillo halló oculto, debajo de una espesa vegetación, un conjunto de estructuras construidas en piedra que superarían los 5,000 años de antigüedad, en el caserío de Altamisa, ubicado en el distrito José de Lourdes, en la provincia de San Ignacio, región Cajamarca.
El director del Proyecto de Investigación de la Cuenca de Chirinos (PICCHI), Feren Castillo, informó a la Agencia Andina que se trataría de pequeñas aldeas que recién se están asentando; gente sedentaria que vivía de la acuicultura, y que tenía una fuente de agua próxima en el río Chirinos, donde en la actualidad se practica la pesca. Por ello, no se descarta como hipótesis que los primeros hombres también hayan realizado esta actividad para sobrevivir.
La excavación ha durado cinco semanas, pero ha sido restringida. Por ello, se han realizado cateos y trincheras para registrar las estructuras en un espacio de 100 metros cuadrados; además se han ejecutado labores de reconocimiento, mapeo y prospección en un polígono de 52 hectáreas.
“No tenemos carbono [14] para hacer fechados, así que nos ha tocado hacer comparaciones con otros sitios similares”. En ese sentido, indicó que han visitado al
arqueólogo Quirino Olivera, quien dirige la investigación en el
sitio arqueológico de Monte Grande, en Jaén, al que le mostraron las fotografías de Altamisa y llegaron al consenso de que no se parece a la tradición de Monte Grande. “Más bien tiene similitud con las estructuras halladas en el sitio arqueológico Santa Ana–Florida, en la provincia Zamora Chinchipe, en Ecuador”, indica.
El investigador explicó que los fechados realizados en la Florida ubican el sitio con una antigüedad de más de 5,000 años, del formativo temprano o el periodo inicial. “Creemos que este sitio arqueológico puede estar en el mismo fechado; sin embargo, necesitaríamos realizar una investigación mucho más grande para tener más elementos de convicción”, expresó.
Por su parte, Anthony Brito, tesista de arqueología de la
Universidad Nacional de Trujillo e impulsor del proyecto, mencionó que son tres conjuntos en total encontrados en Altamisa. El primero, referido a viviendas domésticas, cuyos muros tienen alrededor de un metro de altura. Un segundo sitio registra unas terrazas en forma de cuadrados, que se presume habrían servido como almacenes para las personas que habitaron la zona.
Asimismo, se ha registrado un tercer montículo que tiene formas de círculos concéntricos y que son los que más ha llamado la atención de los investigadores. Pero la densa vegetación del lugar no permite ver el sitio en todo su esplendor, incluso con la ayuda de un dron ha sido difícil captar el lugar correctamente.
13. Iconografía antropomorfa en huaca Takaynamo
La tercera etapa de los trabajos de investigación y conservación que se ejecutan en huaca Takaynamo continúan aportando nuevos elementos sobre la dimensión y función de este sitio prehispánico, asociado a la cultura Chimú y que forma parte del Complejo arqueológico Chan Chan, ubicado en la provincia de Trujillo, en la región La Libertad.
Sinthya Cueva García, arqueóloga y directora del Programa de Investigación Arqueológica del Proyecto Especial Complejo Arqueológico Chan Chan (Pecach), confirmó el hallazgo de fragmentos con decoración mural en relieve en Takaynamo y mencionó que por lo hallado hasta el momento es probable que este sitio arqueológico haya tenido paredes decoradas con relieves y pintura.
“Los relieves - alguno de ellos aún adheridos a su soporte - dan cuenta que Huaca Takaynamo no sólo corresponde a una plataforma amurallada de planta rectangular y con fachadas escalonadas, sino que contó con por lo menos un recinto copiosamente ornamentado en relieve, al que se accedió a través de una rampa, como único acceso, ubicado en el lado oeste de la estructura”, destacó.
Sostuvo que arqueólogos y conservadores del Pecach)buscan comprender el discurso iconográfico a partir de este valioso hallazgo. Para los especialistas, es muy probable que estos elementos correspondan a una estructura principal, ubicada en la parte superior y hacia el lado este del edificio escalonado.
Iconografía
Cueva García mencionó que entre los motivos representados en esos fragmentos destaca el rostro de un personaje rodeado de volutas en la parte superior e inferior, que se asemeja al rostro antropomorfo frontal que aparece en la huaca de La Luna.
Agregó que se repite de forma reiterada la representación de Spondylus, por lo que es probable la representación de la actividad extractiva de esta especie de molusco. Estas representaciones son de color amarillo ocre.
En relación con la decoración mural, se recuperó fragmentos de vasijas de cerámica con restos de pintura blanca, roja, verde. Así como pinceles que habrían sido empleados para el pintado de la decoración mural policroma en relieve del edificio.
En un segundo momento de decoración que corresponde a la remodelación de los diseños de los relieves, la misma que difiere del primer momento por el empleo de acabado pictórico polícromo destacando colores como el amarillo ocre, rojo, verde, azul, negro y blanco, enfatizó la arqueóloga. Sin embargo, todo aún es materia de investigaciones.
Otros elementos importantes hallados son dos pinceles, que se habrían usado para el decorado de los muros. También destaca una escultura de madera que fue mostrada recientemente por los especialistas.
Al estudio iconográfico se suma la revisión de los diseños en los textiles recuperados con el fin de ampliar el registro de los elementos representados por los Chimús en huaca Takaynamo.
El director encargado del Pecach, César Gálvez Mora, enfatizó que la investigación y conservación de las evidencias en su conjunto se realiza en el marco del Plan Maestro para la Conservación y Manejo del Complejo Arqueológico Chan Chan. “Las evidencias culturales son muy relevantes, por cuanto aportan a un mayor conocimiento de un templo localizado en la periferia de Chan Chan, la capital del reino del Chimor, y su vinculación con ésta en el espacio y tiempo”, acotó.
El proceso de reconstrucción iconográfica parte de la cuidadosa documentación en campo para la ubicación de cada uno de los fragmentos de decoración mural, recuperados a través de la excavación arqueológica en las capas de escombro. Seguido del registro gráfico y fotográfico de los elementos recuperados.
Además, en gabinete, se continúa el proceso con el análisis cualitativo - cuantitativo de los fragmentos con decoración mural, que permitirá una aproximación al conocimiento de los temas que ornamentó Huaca Takaynamo. A su vez, Roxana Loayza, conservadora del programa, mencionó que el proces se complementa precisamente con estos trabajos que consisten en la limpieza superficial de los fragmentos, seguido de la consolidación y fijación de las capas pictóricas con la aplicación de productos como el paraloid B-72 hasta su embalaje y almacenamiento posterior.
La intervención en este monumento chimú considera la investigación arqueológica, conservación, sensibilización y la puesta en valor del monumento. En este marco, se acondicionará la zona arqueológica para una adecuada visita turística. Se construirán almacenes y laboratorios, además del mejoramiento del cerco perimétrico, reconstrucción de veredas, instalación de caseta de seguridad y boletería. Además, de la construcción de una sala de interpretación cultural para la exposición de la reconstrucción iconográfica y otros hallazgos asociados.
El proyecto de inversión Huaca Takaynamo, ubicado al norte de Chan Chan, tiene como objetivo principal generar las condiciones adecuadas para la visita del monumento a fin de conocer la arquitectura y uso que le dieron nuestros ancestros a este espacio; y a la vez preservar y poner al servicio turístico de la comunidad local e internacional.
Esta huaca prehispánica de características excepcionales es una de las primeras construcciones de carácter monumental del momento Chimú temprano (850 a 1100 d.C.). Se ubica en el actual territorio que corresponde al distrito de La Esperanza, cerca de la huaca Arco Iris y la iglesia La Cruz, tiene 6.50 metros de alto conservado y abarca un área de 9,931 metros cuadrados
Desde la época de la Colonia (Siglo XVI), esta huaca fue objeto de depredación y fuerte afectación de sus estructuras. La huaca que lleva el nombre del fundador mítico del reino del Chimor sigue develando sus misterios.
14. Centro poblado de artesanos Paracas en Chincha
Vestigios de un centro poblado ocupado hace más de 2,500 años por artesanos de la civilización Paracas, han sido descubiertos en el valle de la provincia de Chincha, en el departamento de Ica, por un equipo de arqueólogos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, del Instituto Peruano de Estudios Arqueológicos y de la University of South Florida de los Estados Unidos.
El arqueólogo Henry Tantaleán dirige el equipo de investigación, codirigido con su colega Charles Stanish, docente e investigador de la mencionada casa de estudios estadounidense.
Los arqueólogos se encuentran trabajando desde hace una semana en el sector de
Pozuelos, perteneciente al distrito de
El Carmen, al sur del valle de
Chincha, a la altura del kilómetro 204 de la carretera Panamericana Sur y a solo dos kilómetros de la
península de Paracas.
Tantaleán destacó que se trata del primer centro poblado de la cultura Paracas descubierto hasta ahora en Chincha, donde habrían residido, por lo menos, 100 familias de artesanos dedicados a producir los célebres textiles o mantos funerarios, piezas de cerámica y otros objetos que caracterizaron a esta civilización prehispánica. “Es el primero de su tipo; en otras zonas de la costa sur no hay”, afirmó.
Indicó que, en las excavaciones realizadas en las primeras capas de los montículos de arena de Pozuelos, que comprende una extensión de 2 a 3 hectáreas, se descubrieron recintos de forma rectangular bien organizados, que habrían albergado cada uno entre 10 y 20 familias dedicadas a labores artesanales y que se vinculaban a las grandes pirámides que edificaron y en el que vivió la élite de la civilización Paracas.
Así lo evidencian los objetos encontrados en las excavaciones, las primeras de carácter científico, como restos de cerámica doméstica y también alegóricas como la representación de una cabeza trofeo, que remiten a una influencia de la cultura Chavín.
“Hemos encontrado vasijas enteras, figurinas con semejanzas a las cabezas trofeo, así como restos de moluscos, peces y plantas, además de cerámica doméstica, en espacios bien organizados. Son recintos rectangulares con muros hechos con adobes de barro, clásicos de la cultura Paracas, con una arquitectura muy bien organizada y orientada en ejes norte-sur y este-oeste”, manifestó.
La cerámica doméstica está representada en ralladores para producir chicha, la bebida ancestral de los antiguos peruanos, así como instrumentos para producir cerámica y tejidos. “Los famosos textiles y la cerámica Paracas se estaban produciendo en este centro poblado. Es la primera vez que se encuentra en Chincha un centro poblado donde tenemos evidencias de la actividad artesanal de la época Paracas. Por eso es tan importante este sitio”, subrayó.
Tantaleán también consideró que, por la naturaleza de los vestigios de alimentos encontrados, se puede colegir que Pozuelos fue un centro agrícola y pesquero importante, que estaba vinculado con el valle y con los asentamientos del litoral costero Paracas.
En Pozuelos se cultivó maíz, frijol, pallar, maní, pacae (cuyo tronco se utilizó para la construcción de viviendas), y también algodón nativo, el cual se convertía en hilos, y luego estos hilos en textiles gracias a instrumentos como los “piruros”, similares a las “ruecas” de las culturas andinas.
“Estas comunidades, que eran centros de producción cerámica y textil, estaban vinculadas con las festividades, banquetes y rituales que se hacían en los grandes edificios públicos monumentales. El valle de Chincha estuvo bastante cohesionado entre los años 500 antes de Cristo hasta el 200 después de Cristo, gracias a este sistema político que relacionaba irrigación, con grandes canales que atravesaban todo el valle, con las grandes huacas donde se celebraban rituales para observar los ciclos solares y agrícolas”, aseveró.
Si bien esta zona urbana artesanal tiene el sello de la cultura Paracas, desempeñó 400 años antes, el rol de cementerio para la civilización Chavín. Tantaleán refirió que en excavaciones hechas por él y su equipo en 2017 y 2019 se descubrieron allí osamentas que, según el fechado con radiocarbono, se remontan al año 800 antes de Cristo.
“En 2019 encontramos restos de tres individuos, entre jóvenes y adultos, sepultados en tumbas individuales, acompañados por una vasija de cerámica. La excavación se realizó en una superficie de cuatro metros cuadrados. Con estas nuevas excavaciones esperamos encontrar más de una docena de individuos. Eso lo sabremos cuando lleguemos debajo de los pisos de las viviendas Paracas para dar con enterramientos previos Chavín”, estimó.
15. Descubren restos de pescadora en Áspero
Al sur de Supe Puerto, provincia limeña de Barranca se encuentra Áspero, un sitio arqueológico de la civilización Caral. En este complejo monumental se halló un entierro de una mujer que se habría dedicado a la pesca o una actividad similar hace tal vez 5,000 años.
El arqueólogo David Palomino, encargado de las excavaciones, relató a la Agencia Andina que el contexto funerario fue encontrado en lo que se conoce como Huaca Alta y corresponde, por su simpleza, a una mujer de estrato social bajo.
El profesional explicó que la clave para llegar a esa explicación es una malformación del tímpano conocida como exostosis auditiva. Indicó que se produce cuando las personas se sumergen en el mar de forma rutinaria durante varios años.
Por eso es frecuente hallar esa peculiaridad en gente dedicada a la pesca o que practica algún deporte acuático, como el buceo o la tabla. “Por eso se le dice también oído de surfista”, añadió Palomino.
Este descubrimiento da luces sobre cómo se distribuía el trabajo hace varios siglos en el antiguo Perú. Al respecto, Palomino recordó que la doctora Ruth Shady, quien dirige las investigaciones en varios lugares de la civilización Caral, como Áspero, ha planteado desde hace años que los hombres y mujeres cumplían funciones complementarias.
El arqueólogo manifestó que así se rompían algunos prejuicios que había sobre el papel que cumplían los géneros en nuestra historia. Indicó que el hallazgo de esta pescadora es una prueba de que las mujeres también se dedicaban a labores que se creían exclusivas del hombre, como era conseguir alimento del mar.
16. 76 tumbas de niños sacrificados en Huanchaco
En setiembre del 2022 se reportó un nuevo hallazgo arqueológico en el distrito de Huanchaco, provincia de Trujillo. Se descubrieron 76 nuevas tumbas de niños sacrificados y con este acontecimiento suman seis los eventos sacrificiales de niños, durante más de 450 años. El hallazgo se efectuó en el sitio arqueológico Pampa La Cruz.
El director del Programa Arqueológico Huanchaco (Pahuan), Gabriel Prieto Burméster, afirmó que los resultados de los 80 fechados radiocarbónicos realizados a las evidencias encontradas hasta el momento permiten concluir esa tesis. Agregó que, además, existieron seis eventos sacrificiales, que datan de entre los años 1050 y 1500 después de Cristo, asociados a momentos importantes en el inicio, desarrollo y consolidación de la sociedad Chimú.
Prieto, nativo de Huanchaco, informó a la Agencia Andina que en el último proceso de excavación, desarrollado entre julio y agosto de este año, se hallaron 76 nuevas tumbas de niños; 25 encontradas en el “montículo I”, y las otras 51, en el “montículo II”. A la fecha, ya suman un total de 302 los menores desenterrados en la zona.
La tumba más inusual pertenece al montículo I: son cinco mujeres “sentadas” cabeza con cabeza, haciendo una especie de círculo. Los análisis determinarán su significado. El arqueólogo refirió que el evento sacrificial más temprano ocurrió alrededor de 1050 a 1100, hasta el 1200 de nuestra era. Y fue registrado en el montículo I.
En esta área, los niños enterrados tienen una particularidad: sus cuerpos están orientados con los pies al este y la cabeza hacia el oeste; es decir, le dan la espalda al mar; un patrón que se repite con todos los cuerpos que datan de esa época.
Gabriel Prieto asevera que el evento 2 estuvo asociado al mismo motivo que el evento 1, pero el 3, que data de entre 1,200 y 1,300 años después de Cristo, quizás es uno de los más importantes porque marca el momento en que los chimús se extienden militarmente y territorialmente hacia el norte.
“En este evento se encuentran los niños con trajes y tocados con plumas. Además, por las deformaciones craneanas quizás esos menores estarían viniendo de Lambayeque y del valle Jequetepeque o Chicama. Es probable que un par de ellos hayan sido traídos desde Casma [región Áncash]”, apuntó.
“Gracias a Pampa La Cruz sabemos que los sacrificios humanos, sobre todo de niños, fueron una parte estructural dentro de la religión de los chimús para celebrar y glorificar a su estado. Los seis eventos que tenemos documentados son prueba de ello”, acota.
(FIN) LZD/MAO
Publicado: 11/4/2023