Un moretón que aparece sin causa, una fiebre persistente o una fatiga que no se explica pueden parecer síntomas comunes en la infancia. Sin embargo, para cientos de familias en el Perú, estos signos esconden un diagnóstico devastador: cáncer infantil.
De acuerdo con el Ministerio de Salud, cada año se detectan alrededor de 1,800 nuevos casos de cáncer en niños y adolescentes, y cerca de 400 menores pierden la vida. La leucemia es la neoplasia más frecuente, seguida de tumores cerebrales, linfomas y tumores sólidos como el neuroblastoma y el sarcoma. El problema es que la mayoría de estas enfermedades se diagnostican tarde porque los síntomas se confunden con dolencias propias de la niñez.
Detectar a tiempo puede marcar la diferencia, señalaron voceros de los Colectivos Cáncer Infantil Perú y Por un Perú sin Cáncer. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el diagnóstico precoz aumenta significativamente las probabilidades de supervivencia y reduce las secuelas del tratamiento. Sin embargo, en Perú los padres enfrentan enormes obstáculos para lograrlo.
Signos y síntomas de alerta del cáncer infantil
El cáncer infantil es una enfermedad muy complicada de detectar. Esto debido a que los signos y síntomas pueden ser fácilmente confundidos con males comunes. Sin embargo, es vital que los padres de familia y cuidadores presten atención a las señales para un diagnóstico oportuno. Estas son:
1. Presentar fiebre prolongada por más de 7 días.
2. Ganglios duros en zonas como el cuello, las axilas e inclusive la ingle.
3. Aparición de moretones en la piel sin ninguna razón aparente.
4. Sangrado de la nariz y encías de manera espontánea.
5. Dolores de cabeza persistentes acompañados de vómitos.
6. Palidez en la piel.
7. Aumento de volumen en el abdomen u alguna otra parte del cuerpo.
8. Mancha blanca en la pupila o estrabismo.
9. Dolores en los huesos que limitan las actividades del niño.
Es importante que los padres o cuidadores exijan a los profesionales de la salud la realización de exámenes complementarios si consideran que la salud del menor o adolescente no se recupera o los síntomas persisten.
De acuerdo con el citado colectivo, hoy existen apenas 27 oncólogos pediatras registrados en todo el país, de los cuales 25 trabajan en Lima, dejando a las regiones prácticamente desatendidas. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que el Perú necesita al menos 128 especialistas más para responder a la demanda. Además, solo hay 7 hematólogos pediatras, indispensables para el manejo de leucemias.
Además, la falta de capacitación de pediatras y médicos generales en el primer nivel de atención agrava la situación: muchos no reconocen los signos iniciales de cáncer infantil y retrasan derivaciones vitales. A ello se suma la escasez de infraestructura: solo Lima, Cusco, La Libertad y Junín cuentan con institutos especializados en cáncer, obligando a miles de familias a recorrer largas distancias en busca de atención.
Campaña "No me digas que espere"
Frente a esta realidad, la asociación Por un Perú sin Cáncer y el Colectivo Cáncer Infantil lanzan la campaña “No me digas que espere”. La iniciativa busca educar a los padres para reconocer los síntomas de alerta, visibilizar las falencias del sistema de salud y exigir a las autoridades una respuesta inmediata que garantice diagnósticos y tratamientos dignos, oportunos y sin trabas.
Una muestra de esta problemática se evidenció entre 2024 y 2025 con un grupo de 11 niños diagnosticados con Leucemia Linfoblástica Aguda: el 60 % esperó en promedio dos meses para iniciar tratamiento con medicamentos como Blinatumomab, mientras que el 40 % restante tuvo que hacerlo hasta cuatro meses después. Retrasos de esta magnitud, originados en la burocracia y las limitaciones del sistema, disminuyen drásticamente las posibilidades de supervivencia de los pacientes pediátricos.
“Cada retraso, cada negativa y cada medicamento que no llega a tiempo significa la pérdida de una vida que pudo salvarse. No podemos permitir que la burocracia le quite el futuro a nuestros niños”, afirmó Gianina Orellana, presidenta de
Por Un Perú Sin Cáncer.