Andina

¿Cómo fue la vida cotidiana en la época Moche? Los hallazgos en Licapa II dan nuevas luces

Hallazgo arqueológico en el valle de Chicama, en La Libertad

Cerámicas de fino trabajo de origen moche y de gran valor arqueológico fueron hallados en el sitio arqueológico Licapa II, ubicado en el valle de Chicama, en La Libertad. Las piezas descubiertas evidencian que los personajes de élite utilizaban estos objetos de cerámica fina para uso cotidiano. Foto: Programa Arqueológico Chicama (PRACH)

Cerámicas de fino trabajo de origen moche y de gran valor arqueológico fueron hallados en el sitio arqueológico Licapa II, ubicado en el valle de Chicama, en La Libertad. Las piezas descubiertas evidencian que los personajes de élite utilizaban estos objetos de cerámica fina para uso cotidiano. Foto: Programa Arqueológico Chicama (PRACH)

11:40 | Lima, jul. 22.

Por Moisés Aylas Ortiz

El sitio arqueológico Licapa II, ubicado en el valle de Chicama, región La Libertad, podría ser el eslabón que se buscaba para entender mejor a la cultura Moche y cómo era la vida cotidiana en esa antigua sociedad peruana. Las últimas evidencias descubiertas por el equipo del Programa Arqueológico Chicama (PRACH), que encabeza el arqueólogo Henry Tantaleán, nos acercan a ello.


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Desde el 1 de julio, el primer día de trabajo de esta fase de la investigación, se hallaron evidencias arqueológicas de gran calidad. “Las cerámicas que hemos hallado son de línea fina del que solo se tenía conocimiento en contextos funerarios. Estas piezas arqueológicas son muy elaboradas, con figuras que representaban a sacerdotisas o autoridades con tocados y orejeras, así como también se han recuperado cristales de cuarzo y artefactos elaborados con cobre. Todo ello formaba parte del uso cotidiano de personajes que pertenecían a la élite mochica”, aseveró.



En diálogo con la Agencia Andina, sostuvo que la cerámica hallada demuestra que eran piezas finas y pertenecían a las fases 4 y 5 de desarrollo de la Cultura Mochica, donde los moches representaban seres fabulosos en sus trabajos, como serpientes con cabeza de zorro, guerreros; así como iconografía con motivos moche y figurines de "Aia Paec", un personaje que era representado con diente de felino.


“También hemos encontrado en este espacio alimentos de alta calidad y que no eran de la zona como carne de llama, restos de peces, moluscos y otros. También restos de instrumentos musicales como silbatos de cerámica y quenas elaboradas con hueso de ave. Son evidencias de personajes que tenían una vida acomodada, a diferencia de los artesanos que ocupaban otro espacio (en este sitio arqueológico)”, acotó.


El arqueólogo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos remarcó que la presencia de cerámica moche y otras evidencias son una muestra que estamos ante un personaje que pertenecía a la élite y que tenía estas cerámicas como parte de su vajilla de uso diario y gozaba de una vida acomodada.

“Lo que buscamos es describir cómo era la vida de las élites moche, de los comuneros y artesanos que compartían un espacio y al mismo tiempo estaban diferenciados. Existían grupos sociales era una sociedad estratificada, eso nos permite tener una imagen completa de cómo era la cultura moche”, remarcó.

El director del Programa Arqueológico Chicama explicó que estas evidencias de mayor calidad fueron halladas en un espacio importante del sitio arqueológico Licapa II y que se encontraba separado de las demás áreas por un muro de grandes dimensiones.


El arqueólogo manifestó que “el espacio, que consideramos que era una residencia de un personaje de la élite mochica, se encontraba cerca de la zona ceremonial donde antes se han hallado evidencia. Era la época de apogeo de Licapa II. Los antiguos moche habían llegado al lugar entre los años 500 y 600 d.C. y pusieron en práctica sus conocimientos de ingeniería con la construcción de plataformas que servían de base para levantar recintos de adobe y argamasa de barro y las edificaciones tenían un recubrimiento de barro fino”.

De acuerdo a los estudios realizados, las cerámicas pertenecerían al siglo VII de nuestra era y que es contemporáneo con la cultura Wari que ya hacía sentir su influencia en esta época. “Se han realizado cuatro fechados que indican que el rango oscila entre los años 680 y 850 después de Cristo”, expresó.

El sitio arqueológico Licapa II pertenece a la época Mochica medio y Mochica tardío y fue un lugar importante para dicha cultura al que le prestaban mucha atención y recibía a personajes importantes del antiguo Perú. Fue abandonada entre los años 800 a 900 d.C.


Licapa II surge con el declive de El Brujo donde se ubicó inicialmente la élite mochica y luego abandonó el lugar entre los siglos 400 y 500 d.C. “El núcleo del poder moche se traslada de El Brujo a la parte media del valle, donde se ubica Licapa, desde este lugar se ejerció un mejor control de los canales del valle de Chicama”, expresó.

El año pasado en este sitio arqueológico se hallaron ocho espacios que funcionaron como cocinas o centros de preparación de alimentos con 16 vasijas de cerámica completas, así como un centenar de fragmentos de cerámica con iconografía Moche, elementos suntuarios metálicos y textiles que constituyen bienes de producción especializada y que tienen una antigüedad de unos 1,400 años.

En los espacios conocidos como barrio de artesanos se hallaron restos de cocinas de gran envergadura, criaderos de cuyes vinculados a zonas de producción y zonas de producción de metal (se descubrieron punzones y otras herramientas para el trabajo de metal) bases para laminados para posibles orejeras, hornos, entre otros objetos.


Sostuvo que a Licapa convergían pobladores de otras zonas del norte de Perú como Jequetepeque, valle de moche, Cajamarca que traían material exótico para ellos como el cuarzo.

El sector donde se ubicaba la élite mochica estaba separado del resto por una gran muralla de medio metro de ancho y metro y medio alto. “Allí se ubicaba la élite mochica. Ellos se encontraban separados de comuneros y artesanos.

En el equipo de investigación participaron también la codirectora del PRACH, Carito Tavera, José Román, quien trabaja una tesis sobre el sitio arqueológico para la Universidad La Sorbona de París; Diana Huachaca, egresada de la Universidad Nacional San Antonio Abad de Cusco; ocho trabajadores de la comunidad de Garrapón, donde se sitúa el sitio arqueológico. 


El Programa Arqueológico Chicama (PRACH) es un espacio de investigación financiado por los fondos del Vicerrectorado de investigación y Postgrado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Asimismo, cuenta con apoyo económico externo de la University of South Florida, el auspicio del Instituto Peruano de Estudios Arqueológicos y con los permisos del Ministerio de Cultura.

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Published: 7/22/2024