Se formó para trabajar bajo presión. Como tecnóloga médico del laboratorio clínico del INS fue responsable del equipo que desarrolló el cerco epidemiológico del primer caso en el Perú. Hoy capacita a personal de salud en el manejo de pruebas moleculares para que verifiquen cada semana qué variantes están presentes en el país.
Para Gina Tello Villena, lo vivido en la
pandemia aún no es parte de su pasado. La incertidumbre y la zozobra que estuvieron presentes en su quehacer laboral los primeros meses, ella las describe con voz trémula, a pesar de que el miedo no la acompañó en esos días.
“Los tecnólogos médicos, sobre todo quienes trabajamos en laboratorio, sabemos que estamos expuestos a virus, bacterias, esputos, heces, y tomamos precauciones porque conocemos todos los protocolos de seguridad y bioseguridad. Pero, entonces, no sabíamos nada del virus, y teníamos contacto con personas infectadas y sus muestras”, manifiesta Gigi, así la llaman sus amistades más cercanas.
Su especialidad es laboratorio clínico y anatomía patológica, y en marzo del 2020 formó parte del primer equipo de respuesta rápida, a escala nacional, del Instituto Nacional de Salud (INS). Fueron tecnólogos, técnicos de laboratorio y biólogos, pero también epidemiólogos, médicos y enfermeras, los que integraron este grupo que identificó casos, visitó domicilios y ubicó los contactos para realizar el cerco epidemiológico, tal como ocurrió con el
primer paciente confirmado en el Perú.
Sus recuerdos aparecen en cascada: las tomas de muestras eran diarias, obtenían de 10 a 12, según las distancias que había entre casa y casa; pero otras veces llegaban hasta 70, si estas las conseguían en un punto de acopio. Trabajaron más de 12 horas, sábados y domingos, mientras los números de fallecidos por
covid-19 aumentaban, las llamadas de amistades para pedirle consejos no cesaban y las noticias en la televisión solo describían la tragedia de la crisis sanitaria y la insensatez de gente indiferente a las medidas preventivas.
“
Por salud mental, me desconecté una semana de todo. Era demasiada tristeza”. Todo lo recuerda Gina, como al joven que desesperado buscaba
oxígeno para su madre, luego de haber perdido a su progenitor por covid-19, y él estar infectado con el virus. “De niña mi sueño era aportar a mi pueblo, a mi país, y a pesar de los momentos que lloré y me quebré, como este, sabía que tenía que seguir trabajando, porque era la oportunidad que soñaba de pequeña”, comenta.
Variantes y tercera ola
Actualmente, esta
joven cerreña, aguerrida como son quienes nacen en Cerro de Pasco, dice, integra el equipo de capacitación, monitoreo y diagnóstico del covid-19, del
INS. Más de 1,500 profesionales de salud de todas las regiones del país ya conocen lo modernoo sobre el manejo de muestras y cuáles son los protocolos que deben cumplir para tomarlas correctamente y sin poner en riesgo su vida.
El objetivo es aumentar el número de
pruebas moleculares, con el fin de lograr el secuenciamiento en cada una y determinar cada semana qué variantes del coronavirus están presentes en el país y cuáles predominan, pero también para garantizar muestras y resultados de calidad ante una eventual
tercera ola, explica.
“Gran parte de lo que hace el personal de laboratorio, ahora, sirve para prevenir, diagnosticar y tratar el covid-19, pero también otras enfermedades. Tomando muestras adecuadamente, analizándolas, obteniendo resultados con gestión de calidad, docencia e investigación seguimos en la
primera línea de batalla contra la pandemia.
Nuestra profesión también impacta en la salud pública”, puntualiza.
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