Por Maryorie Pillaca MatysekLa cultura más antigua de América, Caral, está cada vez más cerca de ser analizada e interpretada científicamente a través del ADN de los habitantes que ocuparon esta ciudad sagrada hace 5,000 años. Para lograrlo, biotecnólogos peruanos extraen y analizan muestras que revelarán la forma de vida, el desarrollo de la civilización, y detalles poco conocidos como qué enfermedades padecieron o qué virus los atacaron.
La Agencia Andina viajó a Caral para conocer paso a paso el procedimiento científico y visitar el primer laboratorio móvil de recolección de ADN junto al líder del proyecto, Heinner Guio, reconocido investigador peruano ganador del Premio Nacional a la Investigación Médica 2018.
Para el doctor Guio,
el trabajo de identificación de patógenos (virus, bacterias y hongos) que realiza su equipo con la supervisión de la doctora Ruth Shady, descubridora y directora de la zona arqueológica, marcará un antes y un después en el estudio de las culturas de nuestro país.
En conversación con la
Agencia Andina, la doctora Shady explica que dicha investigación genética determinará qué cambios se fueron dando a través del tiempo para comprender cómo fue la salud de sus habitantes, qué relación tuvieron con los recursos a su alcance, qué patógenos estuvieron desarrollándose en su medioambiente o si estos significaron el declive de su civilización.
Las muestras de coprolitos (masa de materia fecal endurecida) recogidas en 12 asentamientos de Caral corresponden a diversos periodos que revelan cambios en la alimentación, costumbres, y climas. Estos resultados son claros al considerar que esta civilización empezó 3,000 años A.C. y perduró más o menos hasta 1800 A.C., devastada por un crisis producto del cambio climático que convirtió al valle de Supe en dunas y sequías.
Una de las hipótesis del fin son las fuertes migraciones vinculadas con el cambio climático, considerando la megadiversidad por las condiciones geomorfológicas del territorio peruano y el intercambio cultural.
“El cambio climático empezó y afectó a personas de las vertientes orientales primero, luego ellas migraron hacia las vertientes occidentales - donde está el recurso marino- en búsqueda de alimentación. Se puede identificar con qué problemas llegaron o si son los mismos problemas encontrados en las fases previas”, comenta la doctora Shady.
Coprolito: el inicio de la investigación
Para encontrar el coprolito o las heces secas de los antiguos ciudadanos de Caral es necesario trabajar el proceso de excavación con tres personas: un excavador del equipo de la doctora Shady, un recolector y un ayudante recolector del doctor Guio.
Lo primero que hace el personal a cargo es vestir a cuerpo completo ropa de trabajo esterilizada con mascarilla y gorro, luego delimita la zona, busca la muestra, la recoge para guardarla en bolsas esterilizadas y finalmente la almacena en un cooler para transportarla al laboratorio.
Todas la herramientas que se usan en el proceso como pinzas, guantes,
overall o bolsas herméticas deben estar esterilizadas para evitar contaminarlas con bacterias contemporáneas o con el ADN del personal que colabora, explica el doctor Guio, CEO de
Inbiomedic.
“En el lapso de 5 a 10 minutos lo llevamos al laboratorio y empezamos el proceso de análisis del ADN. Eso ayuda muchísimo a evitar que otras bacterias lo contaminen”, comenta sobre la ventaja en relación a otros procedimientos similares que tardan 4 o 5 meses.
Laboratorio portátil, la valiosa herramienta 100% peruana
Similar al paso anterior, todos los elementos dentro del laboratorio están debidamente esterilizados y son descartables por cada muestra que se analiza. Aquí los genetistas que ingresan se cambian nuevamente la ropa de trabajo. Además este espacio mantiene una luz ultravioleta encendida cuando no se está trabajando dentro para evitar que cualquier microorganismo infecte el lugar y altere las muestras.
“El proceso de extracción de ADN desde que ingresa a este lugar toma cerca de ocho horas de trabajo inicialmente y después requiere de ocho días para recomponerlo ya que es un ADN fragmentado. Si tuviéramos que extraer nuestro ADN tomaría dos o tres horas, pero una muestra biológica del coprolito demora más, ya que el trabajo tiene que ser muy cuidadoso para que el ADN no se siga degenerando”, detalla el doctor.
“Antes de proceder a usar la metodología de extracción de ADN hemos tenido que hacer un piloto cerca de 100 veces para no solo extraer cantidad sino calidad de ADN”, aseguró el científico
¿Cuándo se tendrán los primeros resultados?
El resultado de las primeras pruebas están a pocos meses de ser reveladas a la comunidad científica y al público en general. El especialista asegura que después de la evaluación de muestras en el laboratorio móvil serán enviadas a EE.UU. para su secuenciación (es decir para saber la clase de su información genética) y finalmente se estima que los resultados regresarán al Perú para la etapa de interpretación en marzo de este año y presentada en el marco del Día del ADN, el 25 de abril.
El proyecto, que recibe de parte del Concytec y el Banco Mundial un financiamiento de 350,000 soles, se enmarca en una colaboración entre investigadores de la zona de Caral, encabezados por la antropóloga Ruth Shady, el centro de investigación privado Inbiomedic, la ONG Albiotec, la Universidad de Huánuco y el centro The Biocollective con experiencia en el estudio de ADN antiguo.
Los integrantes del proyecto son Heinner Guio (investigador principal), Kelly Levano, Luis Jaramillo, Andres Vasquez, Raul Cano, Ruth Shady (co-investigadora), Pedro Novoa y Marco Machacuay.
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Publicado: 31/1/2020