Aunque algunos podrían considerar que los problemas de salud mental son asuntos pasajeros, que se resuelven en días o con solo ponerle ganas, la realidad es muy distinta. Una persona sin tratamiento oportuno corre el riesgo de tener complicaciones físicas que pueden terminar incluso en la muerte, advirtieron especialistas en salud mental.
¿Uno puede llegar a morir por un problema de salud mental? "La respuesta es sí, definitivamente sí”, alertó el psiquiatra Humberto Castillo Martell, director general del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), en entrevista con el programa Saludable Mente de Andina canal on line.
El experto dejó en claro que los trastornos mentales están muy asociados a la muerte y que esto pasa desapercibido porque se cree que el cuerpo y la mente están separados cuando en realidad forman parte de un todo.
“Por ejemplo, estamos encontrando indicios que nos podrían hacer pensar que la covid-19 genera problemas de salud mental. Pero también estamos viendo que el problema de salud mental incrementa el riesgo de contraer enfermedades infecciosas como la covid porque afecta la capacidad de respuesta inmune del cuerpo”, reveló.
Esto, añadió, es un ejemplo reciente de que los aspectos psicológicos tienen un impacto en el cuerpo, y viceversa.
¿Cómo son las personas ansiosas?
Un cuerpo ansioso no está en sus mejores condiciones para responder a las exigencias de la vida cotidiana, comentó el especialista.
“Un cuerpo ansioso es un cuerpo hipertenso, que tiene la presión arterial y la tensión muscular más elevada y eso genera un desgaste mayor. Es un cuerpo con un metabolismo más acelerado. O también con la función de algunos órganos reducida”.
Para el psiquiatra, estos trastornos mentales tienen relación directa con los problemas de salud física, con una categoría muy importante: el sufrimiento.
Por lo general, las personas ansiosas se anticipan a lo que va a pasar, con una presunción de peligro por el que sufren de forma adelantada y se preocupan en exceso.
“Cuando estas personas están viviendo en un entorno adverso, su cuerpo está en una sobreexigencia, pero su mente lo detecta como un sufrimiento. El cuerpo detecta que estás sufriendo, que las cosas están mal. Ese dolor del alma también se traduce en una destrucción del cuerpo”.
¿Programado para la destrucción?
El director del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM) destacó que muchas enfermedades autoinmunes son formas en las que el cuerpo se ataca a sí mismo.
“Estas enfermedades no tienen una explicación únicamente biológica. Se tiene que recurrir a la explicación mental para darle el sentido que se va encontrando en las estadísticas de estos problemas”.
Si con la ansiedad el cuerpo se acelera, con la depresión el impacto es igual de preocupante.
La mente de una persona deprimida ha determinado que no es valiosa, que no es útil, que no sirve, que es una carga y por tanto debe desaparecer.
Lo más peligroso, indicó, es que dicha sentencia no se queda únicamente en la parte ideativa. Por el contrario, activa una serie de mecanismos en el cuerpo para su real “proceso de destrucción, su proceso de morir”.
“Lo que hemos ido descubriendo en las neurociencias es un tema que llamamos la apoptosis, que es la muerte programada, la 'muerte intencional' de nuestras células pero también en los organismos vivos. Uno puede verlo incluso en las bacterias: algunas desaparecen para que vivan la colonia y eso pasa también en otras especies”.
Niños que se dejan morir
Humberto Castillo recordó que esto no es algo nuevo y que alrededor de los años 50 se realizaron diversas investigaciones con niños en estado de abandono, sin vínculo afectivo, con quienes quedó confirmada esta programación voluntaria de la muerte.
“Esto es muy claro en la infancia temprana (antes del año) y es lo que definimos como depresión anaclítica. En un primer momento estos niños reclamaban atención, lloraban para que los acojan, los protejan para vivir, pero al no encontrar respuesta, entraban en una fase de espera, bajaban su metabolismo, su movimiento, mantenían lo básico, comían poco, tomaban poco”.
Lo dramático llegaba después, cuando agotados de no ser atendidos ni recibir cuidados, entraban en un proceso activo de destrucción, de muerte, donde el propio cuerpo empezaba a descomponer sus funciones con la idea de que era mejor apagarse.
Conversemos, aprendamos
El 10 de octubre se celebró el Día Mundial de la Salud Mental y, pese a los terribles indicadores en Lima Metropolitana, con el
crecimiento desmedido de la ansiedad y depresión durante la pandemia, el especialista sugiere hacer de esta fecha algo especial
“Todos debemos celebrar este día pensando en nuestras emociones, miedos,
cóleras y cómo las calmamos porque sí podemos hacerlo. Las instituciones, por su parte, deben celebrarlo pensando en cómo ofrecer mejores condiciones a las personas para que se sientan bien, para que expresen sus emociones, para que no se sientan atrapados por los problemas que ya existen”, recomendó.
Pidió entender que la salud mental es parte de la salud en general, dado que la mente es parte de una función biológica del ser humano y, por tanto, no podemos hacer como si estuvieran desvinculados. "Debemos descartar la idea de que la buena salud mental es asunto solo de psiquiatras y psicólogos porque es una tarea de todos y de cada día", puntualizó.
Recuerde que el Ministerio de Salud cuenta con más de 200 Centros de Salud Mental Comunitaria en todo el país, así como servicios especializados en establecimientos de salud del primer nivel de atención y dentro de los hospitales generales.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 450 millones de personas experimentan problemas mentales o neurológicos en el mundo y constituyen 5 de las 10 principales causas de discapacidad.
Más en Andina:
(FIN) KGR/RRC
JRA
Publicado: 11/10/2021