Si quiere tener una piel saludable, libre de manchas y posibles carcinomas no bastará con usar protector solar cuando salga de casa. Deberá hacerlo también mientras permanece dentro de ella y sobre todo si pasa muchas horas frente a la computadora o diversos aparatos tecnológicos. La radiación emitida por estos equipos también es peligrosa.
“Si voy a trabajar en la computadora, ver mis redes o Netflix tengo que ponerme mi bloqueador. La gente dice yo no salgo doctora, pero está todo el día frente a una serie de aparatos tecnológicos y está con el rostro manchado”, dijo a la agencia Andina Pepita Albarracín, dermatóloga del hospital Jorge Voto Bernales de EsSalud.
La experta comentó que hace 10 años empezó a ver que sus pacientes varones presentaban diversas manchas en el rostro, tipo melasma, las cuales aparecen por lo general en mujeres debido al embarazo, la menstruación, el uso de anticonceptivos o larga exposición al sol. Sin embargo, en ellos no se cumplía ninguno de estas condiciones.
“La única razón que se les encontró a estos pacientes -ingenieros industriales, abogados, trabajadores del banco- es su exposición continúa a la radiación emitida por las computadoras. Todos tenían un ligero bronceadito, pero en personas más trigueñas el daño era clarísimo”, sostuvo.
Explicó que las computadoras -al igual que los celulares, tablets y televisores con los que convivimos a diario- emiten también radiación frente a la que debemos protegernos, en especial ahora que pasamos largas jornadas frente a las pantallas debido al trabajo remoto y las clases virtuales con motivo de la pandemia.
“Hay que tener presente que estos aparatos emiten radiación todo el tiempo y no solo la computadora. Llevamos el celular a todo lugar y si a eso le sumamos que el televisor crece cada vez más. Hay departamentos donde los dormitorios se han achicado y los televisores son cada más grandes, por ende, no se cumple con los tres metros de distancia recomendados para proteger la piel”, anotó.
Se activan lesiones previas
La doctora Albarracín explicó que el peligro de esta radiación tecnológica, al igual que la emitida por el Sol, radica en que puede activar lesiones previas e, incluso, generar algún tipo de cáncer.
“Muchos pueden decir yo nací así, con muchos lunares, pero eso no los hace inmunes a desarrollar algún problema. Claro que no, porque debido a la tensión nerviosa, a las preocupaciones, a un ataque hormonal, estos lunares también se pueden convertir en diferentes
cánceres de piel”.
Sostuvo que el lunar tiene su propio cáncer y que la sobreexposición solar en las personas muy blancas genera primero una queratosis actínica y luego un carcinoma. En los trigueños aparece primero la queratosis seborréica y luego se puede convertir en úlcera y luego carcinoma epidermoide. Todo dependerá de los estímulos a los que se exponga la piel.
“Las personas pecosas y con lunares son portadoras del síndrome del nevo displásico y son las primeras que deben ser evaluadas todos los años en las campañas de despistaje de cáncer”.
La experta pidió tener en cuenta que la radiación solar como la exposición a aparatos tecnológicos puede acelerar la mutación de nuestras características dérmicas, que pueden tener lunares, pecas, léntigos, queratosis, entre otras.
¿Cuál bloqueador uso?
“Mucha gente relaciona la radiación que sale de los aparatos con la radiación B, pero todos los días salen nuevos estudios y pronto habrá cambios en las nomenclaturas de las radiaciones. Hay bloqueadores que indican protección contra radiación A y B, otros le dice A, B y aparatos tecnológicos. Acaba de salir uno que dice para luz visible”, detalló.
La luz visible es aquella que podemos observar con los ojos y que procede del sol, pero también de los focos que usamos dentro de casa o que emiten los equipos con los que trabajamos.
La radiación que recibimos del Sol en días iluminados genera enrojecimiento, un ligero bronceado, insolación y, si se continúa con la exposición sin protección, se puede llegar hasta la quemadura. Ante los aparatos tecnológicos, este proceso de radiación se produce de forma más lenta, pero también ocurre.
“La radiación no se ve pero te daña la piel. Recibimos radiación invisible todo el tiempo, en días soleados como nublados, en la calle, con lluvia, truenos, esa
radiación envejece y puede dar cáncer”.
Sobre la elección del bloqueador, la experta explicó que los de mayor índice -80 a 100- se sugieren para escenarios donde habrá una exposición directa al Sol, como ocurre cuando vamos a la playa o se hacen deportes el aire libre; en todos esos casos estaremos expuestos a “radiación ultravioleta radiante”. Para usos dentro de la casa, recomendó los de amplio espectro, como los 50+.
“Uno puede tener un lunar bonito, bien cuidado, pero quizá no le pones bloqueador. Entonces se volverá displásico. Todas las lesiones precancesoras (lunares, pecas, queratosis ceborréica, queratosis actínica, lentigos malignos) necesitan un estímulo para activarse. Su activación se da por la radiación”.
Comentó que ahora no solo basta con ponerse bloqueador al salir a la calle y reforzarlo cada dos horas. Al regresar a casa debemos lavarnos el rostro y volvernos a colocar bloqueador si vamos a seguir trabajando frente a aparatos tecnológicos como la computadora, el celular o una luz o un foco prendido.
“La luz de los aparatos es bien lineal, así que, si vas a hacer un trabajo y sabes que te vas a demorar tres horas, debes tener suficiente bloqueador en el rostro. Hay que colocarlo antes de empezar a trabajar. Antes de dormir hay que lavarse nuevamente la cara y retirarse el bloqueador”.
Cuidado con los niños
El cuidado de la piel debe extenderse a toda la familia, incluidos los niños, que ahora más que nunca están frente a la computadora por largas horas recibiendo sus clases escolares o haciendo tareas.
“Los bloqueadores para
niños son de protección tipo pantalla y son más blancos de lo normal, tienen más dosis de dióxido de titanio y zinc. Una recomendación antes de colocárselos: las mamás deben ponerse una gotita en el párpado y estirarlo bonito, como quien se lo aplica. Si observa que quiere cerrar el ojo, que le molesta, como si tratara de un vapor fastidioso, no debe usarse en el niño, así diga que es para ellos. Esa molestia se debe al alcohol que tiene el producto para conservarlo, el cual muchas veces se enmascara con un olor especial”.
La dermatóloga recordó a la población que el
bloqueador no lo es todo. Es solo una herramienta de protección, que debe ir acompañada de otras para reducir la probabilidad de daños en la piel, ya sea tanto frente al Sol directo como ante equipos con luminosidad.
“Es como estar frente al Sol. Por más que tengas puesto el bloqueador, debemos evitar exponernos largos periodos ante el Sol. Reducir o evitar salir los días de gran intensidad solar, menos caminar o hacer colas entre las 10 de la mañana y las 3 de la tarde. Hay que usar sombreros anchos, ponerse lentes oscuros y mantenernos hidratados, porque todo suma para tener una buena piel”, detalló la experta.
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(FIN) KGR/RRC
JRA
Publicado: 10/11/2020