Estar impedido de caminar no fue obstáculo para que David Saboya López acuda a la última misa que realizó el Papa Francisco en la base aérea Las Palmas, cuyo hijo lo transportó en silla de ruedas hasta el recinto, devolviéndole el gesto, como cuando su progenitor lo llevó a ver a Juan Pablo II a Villa El Salvador, hace más de 30 años.
Conmovido por las palabras del Sumo Pontífice, durante la que fue la última gran actividad en Lima antes de partir al Vaticano, la Agencia Andina encontró a Hernando Saboya, hijo de don David, quien llegó al recinto junto a su esposa, sus hijos, su madre y su padre, ahora postrado en una silla de ruedas.
“La misa me gustó mucho por su mensaje. El Papa habló sobre la familia, dijo que hay que trabajar por ella, por los jóvenes. Vine con mi papá como él me llevó a ver al Papa Juan Pablo II a Villa El Salvador. Ahora yo lo he traído a él”, comentó.
Visiblemente emocionado, porque estuvo muy cerca del Santo Padre, don David Saboya López, de
83 años, no pudo contener las lágrimas cuando le recordamos que ahora su hijo era quien lo había llevado a ver a un Papa.
Con dificultad para hablar y los ojos llorosos, dijo que sentía mucha emoción por todo, que había llegado hasta el lugar para “pedirle por su hogar” y “tranquilidad”, que es lo que más quiere la gente.
Su hijo Hernando, quien vino con su familia desde Chorrillos, expresó su agradecimiento por la experiencia de haber escuchado al Papa Francisco y comprometido en trabajar más con su familia y por ella.
“Esperaba que me abrace”
Camino a la puerta de salida número siete de la enorme explanada de la base Las Palmas, encontramos a Gary Noblecilla, quien vestía una camiseta alusiva a la visita del Santo Padre y un simpático sombrero que lo protegió del intenso Sol de ayer.
“Tenía muchas ganas de venir porque es la primera vez que veo a un Papa”, manifestó muy entusiasta en compañía de su tía Vanessa Noblecilla, quien venía desde Surquillo y manejaba la silla de ruedas con la que él se moviliza.
Indicó que le gustó mucho “la liturgia”, pero sobre todo “lo que dijo sobre el perdón”, que consideró necesario en la vida.
A sus 17 años, dijo a la
Agencia Andina que le encanta
el Papa Francisco porque es “muy alegre, comparte con los jóvenes, con los señores y los niños”.
El hecho de estar en silla de ruedas comentó, nunca fue un impedimento para soñar con estar presente en la misa de ayer y que
reunió a más de un millón 200,000 personas.
“Yo vine con mis tías a escuchar su palabra. Llegué como a las 12:00 horas, porque en la parroquia que cerca de mi casa me dieron entradas. Yo esperaba que me abrace, pero no lo hizo porque había mucha gente”, comentó resignado, pero sin perder la sonrisa.
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(FIN) KRG/ART
JRA
Video: Papa Francisco: La emoción de escuchar su palabra
Publicado: 22/1/2018