El tercer día de la excursión comienza con una exigente subida al sector de Río Blanco (3 horas aproximadamente) donde se realiza una pausa para almorzar. Luego se prosigue la caminata hasta el sector de Maizal, donde se acampa y cena. El cuarto día se asciende por espacio de 3 horas al abra de Yanama, conocido también como el abra Victoria. Después se desciende hasta las minas Victoria, lugar donde se extraía plata y el cual está actualmente abandonado. Luego del almuerzo se desciende hasta el campamento de Yanama, donde se pasa la noche.
El quinto día se desciende por unas vertientes donde se aprecia la abundante flora y fauna característica del lugar hasta llegar a la zona denominada Totora, donde se hace una pausa para almorzar. A continuación, se avanza hasta el campamento de Collpa, sitio donde existen productos ofrecidos por la población.

El sexto día continúa el descenso por la vertiente oriental de los Andes hasta llegar al campamento La Playa, llamado así por la hermosa catarata que refresca a los visitantes. Luego se realiza un recorrido por cafetales y platanales.
La séptima jornada de la travesía comienza muy temprano con una caminata de alrededor de cinco horas hasta llegar a la estación ferroviaria Hidroeléctrica, muy cerca del distrito de Machu Picchu pueblo. Luego de un almuerzo se recorre por dos horas paralelamente al río Vilcanota hasta arribar y pernoctar en el distrito de Machu Picchu pueblo, ubicado al pie de la montaña en cuya cima se encuentra la ciudadela inca, Patrimonio de la Humanidad y una de las siete nuevas maravillas del mundo.

El octavo y último día está destinado a conocer el sitio arqueológico de
Machu Picchu. Luego del recorrido por la edificación inca, el visitante inicia el retorno a la ciudad de
Cusco en tren hasta la estación de
Ollantaytambo y luego en bus.
Caminata desde Ausangate hasta Vinicunca
La duración de esta travesía de aproximadamente 15 kilómetros dura cuatro días y presenta un nivel de dificultad entre moderado a desafiante para el caminante turístico, por lo que se aconseja también tener un buen estado físico y realizar la debida aclimatación.

Ubicada al sudeste de la ciudad del Cusco, en el distrito de Ocongate de la provincia de Quispicanchis y con una altitud de 6,380 metros sobre el nivel del mar, la montaña Ausangate, considerada un apu o divinidad tutelar y sagrada desde tiempos ancestrales, es el comienzo de lo que muchos viajeros extranjeros y nacionales consideran la excursión más impactante en los Andes peruanos.

El primer día de la caminata se parte muy temprano desde la ciudad de Cusco en un vehículo para llegar a la villa Tinki, en el distrito de Ocongate, donde comienza el recorrido hacia la montaña Ausangate. Durante el trayecto se conocen varias aldeas de comunidades campesinas dedicadas al pastoreo de llamas y alpacas. Luego se llega al pequeño asentamiento de Upis, sitio conocido por sus fuentes de baños termales donde el viajero puede bañarse para recargar energías y en Upis se pernocta. En este bello paraje andino se puede disfrutar del pintoresco fondo de la montaña Ausangate cuando se produce la puesta del sol. Y por la noche se puede apreciar el magnífico cielo oscuro decorado con miles de estrellas.
El segundo día comienza el ascenso al abra Arapa, ubicado a 4,950 metros de altitud, desde donde se puede contemplar la magnífica cordillera Vilcanota, cuyo punto más alto es el nevado Ausangate. La caminata continúa hacia el lago Pucacocha, un bello lago de aguas color turquesa rodeado de glaciares. En el trayecto se apreciará a numerosas llamas y alpacas guiadas por pastores. Al llegar a las faldas del imponente Ausangate se pernocta y se vive una extraordinaria experiencia de aventura al aire libre, rodeado de montañas nevadas y un precioso cielo que de noche es un concierto de estrellas y al amanecer se tiñe de celeste adornado con nubes que parecen copos de algodón.

El tercer día demanda mayor esfuerzo físico dado que contempla el ascenso al abra Pucacocha, el punto más alto del trayecto a 5,100 metros de altura. Este paso tiene vistas increíbles y recompensa con una vista de 360 grados a uno de los paisajes más increíbles del planeta. Después de superar el difícil ascenso a Pucacocha comienza el descenso hacia el valle verde poblado de alpacas y llamas, donde se almuerza para reparar energías. A continuación, se realiza una caminata al campamento en la comunidad de Ananta, donde, si hay suerte, se puede apreciar el vuelo del majestuoso un cóndor andino.

El cuarto y último día se parte muy temprano hacia el destino de la
montaña arcoíris o
Vinicunca, ubicada en el distrito de
Pitumarca y su cumbre alcanza los 5,200 metros sobre el nivel del mar. La variada gama de colores que cubre la superficie del Vinicunca se debe, según la Sociedad Geológica del Perú, a una compleja historia geológica de sedimentos marinos, lacustres y fluviales. Estos sedimentos, transportados por el agua que antes cubría la zona, datan de los periodos terciario y cuaternario, es decir, de hace 65 a dos millones de años.

El movimiento de las placas tectónicas del área elevó estos sedimentos hasta que se convirtieron en montañas. Con el paso del tiempo, los sedimentos fueron formando capas que en la actualidad se ven como franjas y los colores llamativos se deben a la oxidación de los minerales, ejercida por la humedad de la zona, y a la erosión.

Los colores que se aprecian en estos cerros y su relación con los minerales son los siguientes: fucsia y rosado (mezcla de arcilla roja, fango y arena); morado o lavanda ( una mezcla de arcilla y carbonato de calcio y silicatos); rojo (argilitas y arcillas); verde (mezcla de hierro, magnesio y óxido de cobre), mostaza o dorado (limonitas, areniscas calcáreas ricas en minerales sulfurados o combinados con azufre); blanco y crema (arenisca o arena de cuarzo y piedra caliza).

Luego de contemplar la maravillosa montaña de siete colores se desciende hacia un sobrecogedor espectáculo geológico, el famoso valle rojo, conformado por un conjunto de pequeñas colinas tapizadas con arcilla de colores rojo y ocre, que brindan la sensación de encontrarse en el planeta Marte. Luego se avanza hacia la comunidad de Qesuno, desde donde empieza el retorno a la ciudad de Cusco.
Encantadoras rutas en Lima
El departamento de Lima posee también diversos escenarios para realizar caminatas y disfrutar de sus hermosos escenarios naturales. Un ejemplo de ello son las
Lomas de Lachay, en la provincia de
Huaura, a solo 105 kilómetros al norte de la ciudad de Lima. Este es un destino impresionante que posee una vegetación de impactante belleza donde habitan diversas clases de aves y mamíferos.

Esta reserva nacional cuenta con diversos senderos, donde el más largo denominado “La Perdiz”, atraviesa todo el área natural protegida y la caminata dura alrededor de dos horas y media, permitiendo apreciar el magnífico paisaje del bosque nublado.

Para los que quieren iniciarse en el excursionismo, las Lomas de Lúcumo es uno destino ideal ubicado a solo 34 kilómetros al sur de Lima, en el centro poblado Quebrada Verde del distrito de Pachacamac. El recorrido por este encantador ecosistema de loma costera de 150 hectáreas puede durar entre 2 y 4 horas.

Otra ruta para un senderismo formidable es la que recorre diversos destinos en la provincia de Huarochirí, en la Sierra limeña, que une el pueblo de San Mateo y la laguna Rapagna. Durante la caminata se puede apreciar cautivantes bosques andinos.

También se encuentra la ruta a Marcahuasi, el fantástico bosque de piedras, ubicado a 4,000 metros sobre el nivel del mar. Es un destino de recorrido muy exigente que empieza en el pueblo de San Pedro de Casta. La caminata dura más de 3 horas y requiere una buena aclimatación para no sufrir el mal de altura o soroche.
Mágica Cordillera Huayhuash
Aunque la espectacular Cordillera Blanca suele concitar la atención de los amantes del excursionismo y del montañismo en Perú, existe un poco más al sur otro formidable destino que, pese a ser menos conocido en su real dimensión, brinda el aliciente perfecto para quienes aman recorrer, subir y disfrutar a plenitud de los imponentes Andes. Nos referimos a la fascinante Cordillera Huayhuash.

La Cordillera Huayhuash tiene una flora y fauna singulares, muchas de ellas oriundas. En la época de invierno (marzo-octubre) y los primeros meses de la primavera, los paisajes se convierten en una sucursal del edén, donde surgen ichus verdes y flores multicolores. El verdor de las laderas, el resplandor de las montañas blancas, el azul puro de los cielos serranos reflejados en las aguas de color turquesa son paisajes supremamente hermosos que en pocas partes del planeta pueden apreciarse.
La flora está representada por 272 plantas agrupadas en 148 géneros y 55 familias. Entre ellas destacan el Kalua kalua, que tiene una flor amarilla parecida a la margarita, y el quenual, árbol que crece incluso cerca de los 5,000 metros. También crece la totora que crece en los bordes de las lagunas, y el atasuku, que tiene una inflorescencia fascinante.

En cuanto a la fauna, se han identificado 61 especies de aves, así como 14 especies de mamíferos, 2 de anfibios y 2 de peces. Este paradisiaco lugar ha sido considerado como un Área Importante para las Aves por BirdLife International. Entre las especies más representativas figuran el cóndor, el colibrí, el picaflor, el zorzal, la vicuña, comadreja, la taruca, la trucha, el venado, la vizcacha y el zorro andino.
La Cordillera Huayhuash es un área protegida con la categoría de Zona Reservada desde el año 2002 y las comunidades asentadas en sus alrededores han generado áreas de conservación privada en sus respectivos sectores. Entre las comunidades que se encuentran amparadas en este régimen de conservación directa figuran Llámac, Queropalca, Huayllpa y Pacllón.

La Cordillera Huayhuash es escenario de una de las caminatas más extraordinarias de los Andes y es considerada como una de las diez mejores rutas de caminata en el mundo.
Existen muchas alternativas para realizar excursionismo en esta área debido a que se han construido carreteras de acceso, permitiendo así al visitante recorrer en 12 días este paraíso altoandino en lo que se denomina la ruta clásica.
Cañón de los Perdidos
El Cañón de los Perdidos está ubicado al sudoeste del distrito de Santiago, en el sector denominado Montegrande, en la provincia y departamento de Ica. Tiene una extensión de 5 kilómetros de largo y se encuentra a 40 kilómetros de la localidad de Ocucaje.

Según los investigadores, este cañón se formó por la erosión del río Seco, afluente que desemboca en el río Ica, en el pequeño sector llamado Chilcatay. Su existencia fue dada a conocer el 10 de julio de 2011 y desde entonces viene atrayendo a un creciente número de visitantes que desean conocer y recorrer a pie esta formación natural de impactante belleza.
Equipamiento básico para excursionismo
El equipamiento básico debe considerar carpa, bastón, vestimenta adecuada como zapatillas, pantalón y casaca impermeable, así como ropa de abrigo para las noches (guantes, gorras, chalinas y medias de lana), ponchos para lluvias.

Asimismo, se debe contar con cargador solar para las linternas, cámaras fotográficas y de video y baterías. También se debe portar algunos alimentos envasados y, sobre todo, agua embotellada y/o pastillas para purificar el agua corriente, dado que es muy importante estar hidratado para sobrellevar la exigencia de la excursión a pie.
La aclimatación con varios días de anticipación es fundamental para recorrer sin problemas aquellas rutas que comprenden lugares altoandinos.
(FIN) LZD/MAO