"'No te rías tanto que luego vas a llorar', 'es demasiado bueno para ser verdad'... Si constantemente repites una de estas frases o algunas parecidas, ¡cuidado!, puede ser que tengas un temor inconsciente a la
felicidad", advirtió Itala Ureta Chávez, coach y directora de la ONG Mujer Asertiva Vida y Familia.
Ureta señala que con estos pensamientos una persona puede estar "autosaboteando su éxito o su desarrollo personal", lo que conlleva, anotó, a tener acciones o actitudes que desencadenan en conflictos con los demás, falta de compromiso y perseverancia en el trabajo.
La coach recuerda que las cosas que presenciamos en nuestra infancia quedan dentro de nosotros como una película que nunca se podrá borrar o modificar: "Cuando somos niños, nuestro entorno más cercano. Es decir, nuestra familia o cuidadores, nos modelan un estilo de vida a través de costumbres, acciones o conductas que se quedan registradas como si fueran imágenes en una cámara filmadora, sin la posibilidad de borrarlas. Es similar a instalar programas en nuestra computadora para que funcione de acuerdo a nuestras necesidades".
Entonces, añade, si de pequeño te enseñaron que la vida solo es tragedia, dolor, abuso, ira, pobreza, desamor, etc., cuando llegues a la adultez tu mente siempre te llevará por ese camino y harás acciones inconscientes que te llevarán al fracaso en todo aspecto de la vida.
Puedes leer
Cuando el pasado vuelve al presente
Para Ureta, todo lo que padecemos en nuestra infancia se ve reflejado en nuestras acciones de adulto: "Un ejemplo puede ser que si de niño/a tuvo muchas carencias económicas, en la edad adulta tendrá un deficiente manejo de sus finanzas y, lo que es peor, cada vez que tenga dinero en sus cuentas, no parará hasta gastar el último centavo".
"Por lo general, tenemos una tendencia inconsciente a repetir los patrones aprendidos en nuestra niñez. Y cuando tenemos una baja autoestima como consecuencia de nuestras carencias o heridas de nuestro pasado, creemos que no merecemos amor ni éxito personal".
En tal sentido, comentó, usamos el autosabotaje como un mecanismo para cumplir esta premisa, pues la felicidad no es un terreno conocido para nosotros y preferimos huir de este territorio y quedarnos en nuestra zona de confort, que sería el fracaso, la violencia, la pobreza.
Afecta nuestro mundo laboral
La directora de la ONG Mujer Asertiva Vida y Familia subraya que muchos de los fracasos laborales y económicos se deben a la mala predisposición con la que afrontamos la vida: "En el ámbito profesional, el autosabotaje podría ser que dejamos, sin razón alguna, el trabajo más difícil para hacerlo a la última y, por ello, nos hacemos ganadores a amonestaciones o despidos por ineficiencia, evitando así el asenso y las mejoras económicas. Ahí está actuando nuestro inconsciente, que nos repite constantemente que no somos merecedores de nada bueno en esta vida".
Pero toda ese mala actitud, añade, también puede verse reflejado incluso en nuestra vida privada: "En el plano sentimental sucede que como creemos que no merecemos amor, permitimos que nuestras parejas abusen de nuestra confianza y ejerzan violencia física y psicológica contra nosotras sin que podamos tomar decisiones firmes porque pensamos que el amor se sufre de acuerdo a las experiencias vividas en nuestra niñez, continuando con los patrones familiares nocivos".
"En consecuencia, para poder tener una verdadera felicidad y alcanzar el éxito, necesitamos tomar consciencia sobre nuestros patrones de conducta o cultura heredada por el entorno en nuestra niñez, etapa en la que se moldeó o formó nuestra autoestima, con el fin de iniciar nuestro proceso de cambio y tener la convicción de que todos merecemos amor y éxitos en nuestras vidas".
Más en Andina:
(FIN) NDP/LPQ/RRC
Publicado: 20/3/2019