Son muchas las personas que se ocupan de forma permanente de adultos mayores o familiares que no pueden valerse por sí solos, ya sea porque padecen alguna incapacidad física o mental, y cuya tarea abnegada, muchas veces no reconocida, puede desencadenar el denominado “Síndrome del Cuidador”, que se ha duplicado peligrosamente durante la pandemia.
Las personas que cuidan de otros en casa, de manera permanente y solitaria, son más proclives a desarrollar un desgaste emocional que provoca este síndrome, advirtió Juan Carlos Ocampo, médico psiquiatra del Hospital Nacional Guillermo Almenara, en entrevista con el programa Saludable Mente de Andina canal on line.
“Las personas que experimentan este síndrome son muy solidarias, quieren ayudar. El problema es que, al ser solidarias, asumen muchas veces responsabilidades que van por encima de sus posibilidades, generando un desgaste, un cansancio, un tedio que va a manifestarse clínicamente con dolores y malestares diversos”.
Mujeres están más expuestas
Por lo general, quienes padecen del síndrome son mujeres de 45 años, solteras o hijas únicas. Hay otro grupo de mujeres mayores de 65 años, que generalmente son las esposas de alguna persona que tiene una enfermedad crónica.
“En ellas aparece primero una sensación de cansancio, un gran agotamiento, aunque la persona cuidada sea un ser muy querido. Luego, ese cansancio se puede transformar en molestias físicas, como dolor de espalda, dolor de cintura, dolor de cuello, pérdida de apetito, problemas gástricos”.
Alertó que este agotamiento tiene una afectación no solo física, sino también emocional, ya que las personas pueden experimentar una sensación de tristeza o ansiedad. Empiezan a desarrollarse una codependencia entre el cuidador y la persona cuidada, de tal manera que empieza un desequilibrio en las características de la vida previa del cuidador.
“Estas personas terminan luego con demostraciones de irritabilidad, molestia y en casos más graves pueden terminar con depresión o incluso problemas de no cuidar bien a las personas de su interés”.
La labor de cuidado de otros, sobre todo adultos mayores, debe incluir momentos de relajo y distracción
Los cuidadores, resaltó el experto, muchas veces están expuestos a situaciones de mucho sufrimiento de las personas a su cargo y eso los va minando interiormente.
“Siempre están viendo a una persona que sufre, que hay que cambiarle la sonda urinaria, que lo debe acomodar, que debe curarle las escaras o escucharla hablar de sus molestias, que se lamenta permanentemente. Eso es como la gota que cala en la piedra: deteriora la salud física y emocional del cuidador”.
Sentimiento de culpa
El psiquiatra recordó que la pandemia por el covid-19 es una situación estresante y que cuidar a una persona que no puede valerse por sí misma es estresante también y allí aparece la sobrecarga.
“El incremento de los casos de síndrome del cuidador durante la pandemia es de alrededor del 50% entre la población que atiende a sus familiares en condición de dependiente”.
Cuando el cuidador principal se agota, advirtió, este entra en conflicto y desarrolla un sentimiento de culpa, apareciendo diversos problemas en la familia.
Muchas personas que padecen este síndrome pueden padecer ansiedad o depresión
Indicó que, si bien todos podemos sentirnos mal debido al estrés de la vida diaria, el estrés generado debido a un agotamiento desmedido es distinto porque es permanente y cotidiano.
“Si yo experimento tristeza y eso se mantiene durante el tiempo que cuido a una persona, no se trata de una tristeza coyuntural, podría estar asociada a este desgaste emocional del cuidado de otros. Lo mismo puede pasar con la irritabilidad, que podría activarse cuando cuido al paciente porque me estoy esforzando cada vez más y más. Entonces, está relacionado a este síndrome”.
Trabajo en equipo
Para el especialista, es fundamental repartir las tareas de cuidado entre todos los integrantes del hogar, “trabajando en equipo”.
Otra forma de prevenir este síndrome es informarse porque “una buena información, alivia”.
Es importante también buscar atención médica para disminuir la tensión que siente el cuidador “para que, con mayor esperanza y claridad, pueda cuidar a nuestros familiares”. El buen descanso es indispensable.
“Hay que entender que uno no ayuda, sino se ayuda a sí mismo. No hay que confundir el acto de solidaridad de cuidar a nuestro paciente con el acto de ser su salvador. Uno a veces quiere salvar el mundo y compromete su propia salud. Si pasa eso, no vamos a poder ayudar a otras personas. Hay que tener un acto solidario de cuidar nuestra propia salud también”.
Cuidadores profesionales
Sobre los cuidadores profesionales, como los enfermeras o técnicas, el doctor Ocampo sostuvo que las familias deben respetar sus horarios y conversar con ellos de forma regular para que sientan acompañados. “La catarsis genera una mejoría clínica”.
Las familias que cuentan con enfermeras para el cuidado de sus seres queridos deben respetar sus horarios
Para todos quienes cuidan de otros, sugirió cuidar su dieta e incluir actividades de recreación, que nos permitan cambiar nuestro foco de atención para generar sensaciones de bienestar.
“Lo primero que hay que decirles a estas personas es que no están solas. Que deben compartir las tareas que los ocupan y, ante las señales o síntomas de un Síndrome del Cuidador, deben buscar soporte profesional en los servicios de psiquiatría o psicología. Cuando el caso es grave, puede requerirse incluso tratamiento farmacológico. Lo importante es reconocerlo y pedir ayuda”.
El doctor alertó que en ocasiones este síndrome se presenta también en madres de familia que comparte las tareas del hogar de forma solitaria y aparece el sobreesfuerzo.
“Veo a muchas mamitas que tienen dos a tres hijos y por temas de trabajo o por otras razones no tienen la ayuda del padre o de otra persona en el hogar; suman muchas tareas y tienen un estrés enorme. Eso hace que muchas veces castiguen o maltraten a los hijos y luego entren en culpa, así se forma un círculo vicioso”.
A las mujeres que experimentan estas situaciones, les aconsejó tranquilizarse y pensar que lo que ellas necesitan es un poco de orden y ayuda, así como conversar con sus hijos, además de buscar ayuda en los servicios de salud para aprender a gestionar todas sus responsabilidades y no llegar a la violencia.