Históricamente, el embarazo adolescente fue tratado como un tema de familia, que aparecía como la única responsable del suceso y que terminaba enterrando en la oscuridad a la joven convertida en madre, la mayoría de las veces en contra de su voluntad.
Producto de una relación de engaño o abuso sexual, alrededor de 50,000 mujeres de 10 a 19 años se convierten en madres cada año en Perú. Un número de espanto, en el que también hay niñas de 8 y 9 años. ¿Cómo es que ocurren estos hechos?
Abuela a los 34 años
Lisbeth tiene 34 años, tres hijas de 16, 14 y 12 años. En apenas unos días se estrenará como abuela. La mayor de sus hijas tiene 36 semanas de embarazo. El suceso ha eclipsado cualquier celebración en su familia. La noticia llegó como un baldazo de agua fría de la que aún no se repone, como lo narra a continuación:
La encontramos triste y muy cansada, pero al pie del cañón. Dice que todos ‘se le han ido encima’, que le han dado la espalda, menos su esposo. Siente que todo es su culpa. Lisbeth recuerda a su madre, a quien perdió a los 22 años. Aprendió lo que pudo y ahora debe enseñarle a su “niña” de 16 años el arte del sacrificio que impone una maternidad tan temprana.
Relata que ha dejado de trabajar para cuidar a su hija. Le da miedo que ella se quede sola en casa. Ambas han dejado atrás la vida que tenían: Lisbeth, ha puesto en pausa la limpieza de casas que realizaba para sostener su hogar y la pequeña, a quien llamaremos Mabel, le ha dicho adiós a la escuela, a sus amigas, a su pasión por el dibujo.
La pequeña ha cortado todo vínculo con su pareja. Lo conoció en el colegio y es un año menor que ella. Nos cuenta que tuvieron intimidad una única vez, en la casa del menor, y hasta usaron preservativo, pero igual quedó embarazada. Algo salió mal.
Mabel tiene muchos gatos en casa. Junto a ellos se distrae un poco lejos de sus amigos y la escuela.
“Ayudaré a mi hija”
“Ya hablé fuerte con mis hijas. Les he dicho que no vayan a pensar que estoy contenta con lo que ha pasado. Acá me estudian, porque ahora van a ver a su hermana cómo va a llorar cuando nazca la criatura. La voy a ayudar; pero ella tiene que aprender a ser mamá, tiene que ser responsable. Ustedes van a ver a su hermana y ojalá así no se animen a desobedecer”, comenta Lisbeth.
Afirma que ha soportado todo tipo de dolor a lo largo de su vida, pero no le dará a la gente el gusto de verla mal: “Tengo que estar bien fuerte, porque si yo estoy bien, ella estará bien”.
Mabel acude a todos sus controles junto a su madre en el Servicio de Madre Adolescente del Hospital San Bartolomé.
Asegura que su casa siempre se ha respetado. “Yo nunca los he dejado solos; en cambio, esa familia… Creo que faltó educación sexual. Todos te dan sexualidad, pero no educación sexual. Eso no hay ni en los colegios. La educación sexual es donde hablan de cómo protegerse, cuidarse uno mismo, respetarse. Yo creo que también me faltó hablarle más seguido. Ahora lo hago porque sé que más adelante se va a enamorar, pero ya tiene que ser precavida, el hombre que te espera te ama”, reflexiona en la sala de su casa. En su comedor cuelga un retrato grande de Mabel cuando cumplió 15 años, apenas un año atrás. Lucía radiante en un vestido celeste, vaporoso, como una princesa de cuento.
Todo ha cambiado en su casa. Ha crecido la angustia ante su próximo alumbramiento, la necesidad por mejorar los cachuelos de su papá y el miedo ante lo que se viene. Su bebé no llega con un pan bajo el brazo. Su llegada evidencia el enorme costo de un embarazo no planificado, mucho más alto cuando la futura madre es una niña o adolescente.
Cifras preocupantes
Las cifras de embarazo adolescente que lograron reducirse tras la aplicación de un plan multisectorial para ser trabajado entre 2013 y 2021; registran un peligroso repunte.
De acuerdo con el estudio “Perú: Nacidos vivos de madres adolescentes 2019-2022" (INEI), los nacimientos registrados en el año 2022 aumentaron en las madres de 10 a 14 años en 12,7% (181) con relación al año 2021; 39,2% (454) respecto del 2020, y 24,5% (317) en el año prepandemia 2019.
A su vez, este indicador creció también en las madres de 15 a 19 años en 1,4% y 2,9% al compararse con los años 2021 y 2020.
Muchas madres adolescentes aún no terminan de crecer y ya deberán hacerse cargo de otro menor.
Edy Vera Loyola, jefe del Servicio de Madre Adolescente del Hospital San Bartolomé, manifiesta que los riesgos de un embarazo temprano son enormes . Advierte además que el porcentaje de muerte materna está aumentando en las adolescentes.
“A los 16 años, el organismo de las niñas sigue en crecimiento, no solo mental, sino también físico. Un útero que normalmente, a esas edades, está en cinco centímetros, va a crecer mucho más. Habrá mayor riesgo de hemorragias posparto y presiones elevadas. La pelvis de las adolescentes es más pequeña y va a dificultar el crecimiento y acomodación del bebé. Puede terminar en una cesárea y la cesárea presenta más complicaciones. Muchos bebés de estas madres nacerán con bajo peso y muchos de ellos terminarán en UCI”, comentó.
De acuerdo con los indicadores proporcionados por el INEI, el 40 % de nacimientos de madres de 10 a 14 años registrados en el año 2022 fue por cesárea, mientras que el 24,1% de nacimientos de madres de 15 a 19 años fueron fueron también bajo este mismo mecanismo.
El informe completo de
Embarazo adolescente: el costo de la maternidad temprana incluye declaraciones de médicos y expertos del Ministerio de Salud, del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y otros especialistas sobre la importancia de evitar el embarazo en niñas y adolescentes debido a las enormes consecuencias en su salud física y mental, además del golpe que significa para la economía y estabilidad de sus hogares y del país.