José Luis Solís Véliz es profesor de la UNI desde 1994. Su preferencia ha sido siempre investigar y enseñar. Integró un equipo multidisciplinario que descubrió propiedades antimicrobianas en textiles, gracias al uso de la nanotecnología. En los próximos días, médicos, enfermeras y obstetras de las áreas de emergencia del INMP vestirán prendas con ese material.
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Tenía 21 años cuando sobrevivió a un aneurisma. Entonces no fue consciente del milagro que había ocurrido en su vida. José Luis Solís Véliz estaba en el último semestre de estudios de la carrera de Física en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) y era un gran jugador de fútbol. Al superar la operación a la que fue sometido, solo atinó a preguntarle al médico si iba a continuar practicando su deporte preferido.
Hoy, piensa que felizmente no tuvo conciencia del riesgo, porque además de seguir peloteando, no detuvo sus estudios, pasó todos los cursos y fue moldeando su vocación por investigar. Porque José Luis, el ahora destacado doctor Solís Véliz, se fue dando cuenta de que lo suyo era aplicar la ciencia en cosas que beneficien a las personas.
El doctor Solís Véliz se hizo conocido cuando en mayo del 2020, en plena pandemia, informó al país que se podía producir una tela capaz de destruir o inactivar al virus del covid-19, gracias a estudios que venían realizando físicos e ingenieros textiles de esa casa de estudios.
Pasión y perseverancia
Investigaciones que habían empezado años atrás, pero que por falta de presupuesto se fueron efectuando sin prisa. Luego de esa revelación, se desarrollaron las pruebas necesarias y se escaló la experiencia con el apoyo de una empresa.
En los próximos días, 60 profesionales de la salud, entre médicos, enfermeras y obstetras del Instituto Nacional Materno Perinatal (INMP), que trabajan en las unidades de cuidados intensivos (UCI), usarán sus uniformes elaborados con esa tela que tiene propiedades antimicrobianas.
Sin embargo, aún no se invierte en producir indumentaria con esas características, masivamente, porque los empresarios peruanos no arriesgan, comenta el físico.
“En la pandemia no tuvieron otra opción, pero ahora no se animan a hacerlo. Fabricar este tipo de tela no es de alto costo”, precisa este físico que, con un equipo de profesionales hizo tangible una idea: crear un tejido contra microbios, virus y bacterias, porque impregnaron nanopartículas de cobre y zinc en él.
Físicos e ingenieros
Solís Véliz es profesor investigador de la Facultad de Ciencias de la UNI, director del Centro de Energías Renovables (CER) y jefe del Laboratorio de Investigación de Materiales Funcionales, forma parte de una generación de profesionales de las ciencias básicas que buscó formarse en la universidad, cuando en la década de los 70 las autoridades decidieron incluirlas en la oferta educativa.
“Los físicos nos cuestionamos más, nos interesamos en los detalles, mientras que los ingenieros diseñan procesos, se interesan en la producción. La ingeniería es la ciencia aplicada. Las ciencias básicas le dan sustento a las diferentes especialidades de ingeniería”, explica.
Lo cierto es que a José Luis le sigue apasionando la investigación, se divierte ante la creencia popular de que los físicos son seres de otro planeta. Existen algunos, dice, los teóricos, los visionarios, los incomprendidos, como Albert Einstein. Pero también hay de los otros, dice, los experimentales, como él.
“Soy un físico experimental, con los pies en la tierra, trato de aplicar la ciencia, es el sueño de todo investigador. La labor científica está al servicio de la resolución de problemas de la sociedad, la industria y el mercado”.
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(FIN) DOP/ SMS
Published: 7/24/2023