Las conchas negras y los cangrejos de manglar son especies utilizadas como ingredientes principales en algunos platos bandera como el ceviche de conchas negras y la parihuela. En los Manglares de Tumbes, un grupo de investigadores identificaron la presencia de microplásticos en cangrejos y confirmaron que todo el ecosistema de esta área se encuentra contaminado por microplásticos homogéneamente a causa de la actividad humana en zonas aledañas.
En el ecosistema de manglar “Los Manglares de Tumbes”, donde se encuentra el Santuario Nacional Los Manglares de Tumbes, un grupo de investigadores analizó 45 ejemplares de cangrejos de manglar (Ucides occidentalis) y 42 de conchas negras (Anadara tuberculosa) que habitan el lugar e identificaron la presencia de microplásticos, partículas de plástico menores a 5 milímetros que son imperceptibles al ojo humano, en su organismo.
Para el estudio se recolectaron muestras de las especies y del sedimento de cinco zonas geográficas ubicadas en todo el ecosistema de manglar, incluyendo el área natural protegida. En el caso de las especies, se consideró el tamaño mínimo de extracción de 45 milímetros para la concha negra y 65 milímetros para el cangrejo de manglar, y en el caso del sedimento, las muestras se recogieron de la zona ubicada entre la orilla y la vegetación. En ellas también se encontró microplásticos.
Los científicos analizaron el tejido interno de la concha negra y las branquias y estómago de los cangrejos. En todas estas partes encontraron microplásticos en diferentes concentraciones. Las branquias del cangrejo fueron las que mayor concentración tenían.
De acuerdo con Angélica Aguirre Sánchez, bióloga marina de la Universidad Científica del Sur y autora principal del estudio, las diferencias en la concentración de microplástico se deben a las funciones biológicas de cada parte.
“Se encontró mayor concentración de microplástico en las branquias de los cangrejos que en el estómago porque estas son mucho más filamentosas. Entonces, las fibras de plástico que llegan a esta zona se enroscan en los filamentos y son retenidas por más tiempo”, explica la investigadora.
La investigación se publicó en la revista Marine Pollution Bulletin.
¿Cómo afecta el microplástico a las especies?
De acuerdo con Aguirre Sanchez, ya se han realizado estudios que demuestran que la presencia de microplásticos en los animales, en general, inhibe su alimentación habitual. Esto se debe a la sensación de saciedad que produce el plástico en el estómago, ocasionando que las especies dejen de consumir su alimento de forma normal y la mortandad aumente.
Por otro lado, la investigadora comenta que el consumo de microplásticos puede tener un impacto negativo en la comercialización de las especies, ya que muchos ejemplares no llegan a la talla mínima de extracción producto de la mala alimentación.
“Se ha observado que a través de los años las tallas han ido disminuyendo. Esto podría afectar las actividades económicas derivadas de la comercialización y el consumo de estas especies. Muchos pobladores locales y sus familias generan ingresos solo de esta actividad, por lo que el impacto del microplástico no solo es a nivel ecológico, sino también económico y social”, explica Aguirre Sanchez.
¿Cuáles son las principales fuentes de microplásticos en la zona?
De acuerdo con los resultados del estudio, todo el ecosistema del manglar se encuentra contaminado por microplásticos homogéneamente. Este resultado fue contrario al esperado por los investigadores, quienes tenían la hipótesis de que la zona turística de Puerto Pizarro sería la más contaminada por plástico de un solo uso.
Asimismo, de los análisis practicados al sedimento del manglar se identificó que los polímeros como el polietileno, el poliéster y el policloruro de vinilo (PVC) eran lo microplásticos más comunes. De acuerdo con la bióloga, la presencia de estos polímeros está muy relacionada con la actividad humana en las zonas aledañas al manglar.
“Las fibras de poliéster encontradas provienen usualmente de la ropa sintética. Estas llegan al manglar debido a la mala disposición de las aguas residuales en Tumbes. Cuando uno lava a mano las fibras de la ropa se desprenden y terminan en los desagües que conducen a los ríos”, refiere Aguirre Sanchez.
Otras fuentes de microplásticos son los envases alimenticios dejados por los visitantes, adenás de los residuos de la acuicultura langostinera y la pesca que operan en el manglar.
¿Cómo podrían utilizar esta información las autoridades?
Los manglares de Tumbes albergan un Área Natural Protegida como el Santuario Nacional Los Manglares de Tumbes y la actividad extractiva de ambas especies es considerada Patrimonio Cultural de la Nación. Esto significa que la conservación del ecosistema y las medidas para mitigar la contaminación por plástico en la zona son responsabilidad del Estado.
A opinión de la investigadora, se debe mejorar la ley del plástico, ya que la norma vigente solo aplica al plástico de un solo uso de alimentos. En ese sentido, es necesario regular el plástico de las demás actividades que tienen impacto en la zona como la acuicultura y la pesca.
“Creo que las autoridades tienen que tomar bastante en cuenta este estudio para poder ver las fuentes y limitar la presencia de microplásticos en el manglar. Además, se debe considerar la interconectividad del ecosistema para identificar los procesos biológicos y las actividades antrópicas que impactan en la zona y regularlas”, finaliza Aguirre Sanchez.
En la investigación también participaron Aldo Indacochea, docente de la Universidad Científica del Sur; Sara Purca, del Instituto del Mar del Peru; Matthew Cole y Penelope Lindeque del Laboratorio Marino de Plymouth.