Todo cambia. Y hoy, por las exigencias de una ciudadanía cada día más consciente de sus derechos y los desafíos que enfrenta el Estado para ser más eficiente en su gestión, los servidores públicos buscan sus propias mejoras con responsabilidad.
El gerente de Desarrollo de Capacidades y Rendimiento de la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir), Cristrian León Vilela, explicó a
El Peruano que lo hacen porque ya valoran su función para el cumplimiento de las metas de su institución y respetan las exigencias de la ciudadanía.
Una evidencia es el aumento de la oferta formativa y su variedad.
En la actualidad, no solo se centra en la profundización de conocimientos sobre determinadas especialidades, sino que se orienta hacia otras áreas relacionadas con habilidades blandas y ética, comentó el funcionario.
“Hay muchas universidades que tienen escuelas de gestión para el servicio público, maestrías y diplomados, según la especialidad del servidor. Pero están apareciendo posgrados en recursos humanos, habilidades directivas, temas nuevos que antes no se tomaban en cuenta. No solo se está valorando el conocimiento del servidor público, sino su desempeño, sus resultados”, señaló.
Carrera única
El objetivo es construir una carrera meritocrática, recalca León Vilela. Precisó que la reforma dada por la
Ley 30057 del Servicio Civil tiene como meta, entre otras, ordenar la ‘casa’ pues existen diversas modalidades de contrataciones, diferentes reglas de juego para los servidores públicos.
“La reforma quiere una carrera única para todo el Estado peruano. No hay forma de construir equidad interna entre los servidores públicos sino lo logramos. La antípoda del mérito es la argolla, y es lo que se quiere evitar con la norma. El servidor público es parte del cambio”, precisó.
Demanda formativa
Pero además del legítimo deseo de hacer méritos para consolidar su carrera en el Estado, al servidor público le interesa tener una visión holística del Estado, afirma por su parte el director de la Escuela de Posgrado de la Universidad Continental, Jaime Sobrados.
“No se conforman con conocer más de su especialidad sino de otras, para lograr una mejor gestión en su trabajo. La maestría de Gerencia Pública, por ejemplo, es la que tiene mayor demanda, sobre todo de quienes trabajan la ejecución de política pública”.
Los funcionarios interesados provienen de los niveles de gobierno nacional y regional, y les preocupa avanzar en la política local pues son conscientes de la amenaza que representa para el ejercicio de sus funciones la alta rotación del personal que trabaja en el Estado.
En cambio, los diplomados más solicitados son el Sistema de Contratación Pública y el de Recursos Humanos y Servicio Civil. Ambos representan dos de los 12 sistemas administrativos que tiene el Estado para funcionar, y su normativa ha sufrido varios cambios recientemente.
“En el caso de contrataciones, los funcionarios de logística no quieren tener problemas con Contraloría de la República que es la entidad responsable de supervisar el sistema administrativo que tiene que ver con la ejecución del presupuesto, pero los clientes internos de la institución, otras gerencias, programas o proyectos que cuentan con personal de las unidades de abastecimiento que son las que definen las características del bien o servicio que necesitan, también estudian ese diplomado”.
Más bien, funcionarios de los sectores Salud, Educación y Transporte son los que solicitan con más frecuencia especializarse en Recursos Humanos y Servicio Civil, tal vez, porque los ciudadanos son más exigentes con la calidad de los servicios y presionan a las entidades para que cumplan su labor. “Se está generando un círculo virtuoso para mejorar la atención”.
Meritocracia
Carolina Gibu, directora ejecutiva de Ciudadanos al Día, responsable del concurso Buenas Prácticas de Gestión Pública desde hace 12 años, tiene otra mirada sobre la profesionalización del servidor público y su afán por hacer una carrera basada en la meritocracia.
Para ella, en estos momentos, el servidor público por más que quiera diseñar políticas públicas que cambien la vida de la ciudadanía encuentra que el Estado tiene poco presupuesto y, por los diferentes tipos de contratos que hace, tiene funcionarios públicos diversos.
Cada grupo de ellos tiene diferentes motivaciones, capacidades e incentivos, y el funcionario o gerente público debe enfrentar el dilema con innovación. Es lo que observa en cada versión del concurso. Los títulos no aseguran que esas personas cumplan bien sus funciones, afirma.
“Hay que ser un líder de cambio, y eso va más allá de las aulas y la vocación de servicio. El servidor público tiene que asumirse como gestor. Es un reto, sino no va a producir cambios. Para eso es necesario que se den a conocer las experiencias exitosas que ocurren en el Estado porque solo así aumentarán los casos de transformación”.
La tarea, señala, es forjar líderes que no sean solo técnicos sino motivadores dentro de su propia institución. Los grados académicos sirven para desarrollar una carrera pública, pero para que la política sea exitosa, realmente sea útil para la ciudadanía, esta tiene que sentir que toma mejores decisiones gracias a aquella.
“Necesitamos líderes íntegros, que entiendan que la necesidad de los peruanos y peruanas no solo es económica sino de mejora de sus condiciones de vida. El diseño de cualquier política pública requiere de una mirada profunda, múltiple, de investigaciones etnográficas. El Estado tiene que contar con servidores públicos preparados para ello”, puntualizó.
Punto de vista
Carlos Alza Barco, director de la Escuela de Gobierno de la PUCP
Más jóvenes en el Estado
Cada vez es mayor el número de jóvenes que ingresa en la Escuela de Gobierno de la PUCP, aunque el rango es entre 30 y 50 años. Es positivo porque hay que renovar la burocracia. La juventud de hoy estudia más que la de antes y es conveniente que ingrese en el Estado, aunque no tenga experiencia.
Pero en el Perú, durante los últimos años ingresó gente joven, sobre todo durante la década de los noventa, especialmente en el Ministerio de Economía, y después en el sector Desarrollo e Inclusión Social y en la Defensoría del Pueblo, pues atravesaron procesos de modernización importante.
¿Por qué es bueno que ingresen jóvenes en el Estado peruano?, pues porque garantizan un conocimiento actualizado de gestión y rompen paradigmas de organización más fácilmente. La maestría de Gobierno y Políticas Públicas es la más solicitada cada año.
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