El 1 de julio del 2021, Joanna Kenit Huertas Parrales esperaba nerviosa los resultados del concurso Beca Generación del Bicentenario. Su emoción fue grande al conocer que no solo había sido uno de los 150 ganadores, sino que también había obtenido el primer lugar en el orden de mérito. Gracias a ese logro, ella estudiará el Master of Engineering in Environmental Engineering en Duke University, Estados Unidos (EE. UU.), una de las mejores universidades del mundo.
La joven de 25 años, egresada de la carrera de Ingeniería Ambiental por la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), tuvo que competir con los más de 730 postulantes a la beca de diferentes partes del país, quienes destacan por su buen perfil profesional y de investigación, así como su excelente desempeño académico.
“Este logro es una gran responsabilidad para mí, ya que me exige sacarle el máximo provecho a la maestría y, a mi regreso, aplicar los conocimientos adquiridos en nuestro país”, señaló la hoy becaria.
Con pequeños pero importantes pasos, Joanna venía preparándose con anticipación para postular a esta importante beca del Estado peruano. No solo culminó la universidad entre los primeros puestos de su carrera, sino también se dedicó a la investigación sobre la adsorción de sulfuro de hidrógeno del biogás.
El objetivo de la becaria es impulsar en el país el uso del biogás, energía renovable que utiliza el reciclaje de desechos orgánicos o la depuración de aguas residuales y que permite, con el tratamiento adecuado, que los residuos puedan utilizarse para la producción de energía.
Como parte de este proyecto para obtener el título de ingeniera, Joanna viajó a diferentes universidades de Alemania y EE. UU., donde compartió experiencias de éxito de otras naciones y aprendió de especialistas en el tema. Ello le permitió mejorar su tesis y comprobar el gran potencial que tiene el Perú para aplicar este sistema, el cual aún no ha sido aprovechado en toda su magnitud en beneficio de miles de familias de escasos recursos.
“En el Perú se da solo en algunas zonas rurales, pero no en las ciudades. Yo quería proponer una solución enfocada a nuestro país. Para que el biogás sea puro, debe tener un porcentaje de metano; por eso, se requiere remover las impurezas para que no contamine el medioambiente y así darle valor”, señala la ingeniería ambiental, quien gracias a esa valiosa experiencia pudo culminar con éxito su investigación, graduarse y abrir la oportunidad para que en el futuro este sistema sea aplicado en nuestro país.
Experiencia de vida
El primer paso de Joanna en el mundo laboral fue en el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), donde realizó sus prácticas profesionales. En la búsqueda de empresas que le permitieran aportar al desarrollo del país y, a la vez, desarrollar un tema que le apasione, la joven, natural de Lima, trabajó en diversas industrias.
En la actualidad, se desempeña en el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) del Ministerio del Ambiente, como supervisora de la industria minera.
“Como profesionales, tenemos el compromiso de aportar con propuestas a los problemas que afectan a nuestro país. Quisiera que a las industrias en el país no solo les importe extraer los minerales, sino también que actúen con mayor responsabilidad en beneficio de las poblaciones y el medioambiente”, comentó el talento. Ella espera que con la maestría que desarrollará en los EE. UU. tengan mayores posibilidades de impactar positivamente en nuestro país.
De niña, Joanna anhelaba que todos tengan las mismas oportunidades de aprender. Por eso, durante tardes interminables, provista de una pizarra y un plumón, enseñaba voluntariamente a sus compañeros, amigos o vecinos que no comprendían bien sus cursos. Sus padres, lejos de presionarla para que obtenga las mejores notas, le daban el soporte emocional y la confianza de seguir adelante con sus metas y sueños.
“Lo mejor que me han dado mis padres es, sin duda, valores. Me han enseñado a ser solidaria, respetuosa, agradecida y humilde, porque antes vivíamos en un cuartito pequeño y ahora, tenemos mejores posibilidades, pero no me olvido de mis raíces”, indicó Joanna.
Ella anima a los jóvenes que no dejen de perseverar y trabajar mucho para lograr lo que tanto anhelan, porque la recompensa de tanto esfuerzo, aunque a veces tarda, llega.
“Cuando me enteré de que gané la beca, un chico que no conozco me escribió por las redes sociales y me dijo: ‘Eres mi ejemplo’. Esto fue suficiente para darme cuenta de que estaba en el camino correcto. Por eso, animo a los demás chicos a no rendirse, por más que el camino se torne difícil, siempre habrá una luz de esperanza”, culminó Joanna, quien en enero del próximo año hará patria en una de las mejores universidades del mundo.