El Gran Pajatén, el impresionante sitio arqueológico de la cultura Chachapoya, ubicado en el distrito de Huicungo, en la provincia de Mariscal Cáceres, región San Martín, ya es oficialmente de propiedad del Estado peruano.
Toda la zona donde se ubica este importante sitio arqueológico, más de ocho hectáreas, situado en el Parque Nacional Río Abiseo, fue inscrita por la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos (Sunarp) en favor del Estado peruano a través del Ministerio de Cultura.
El área inscrita es de 8.5 hectáreas y figura en la partida N° 11107626 del registro de predios de la oficina registral de Juanjuí de la Zona Registral N° III – Sede Moyobamba.
Sunarp afirma que con la inmatriculación de estos predios se contribuye al saneamiento físico legal del sitio arqueológico del Gran Pajatén, brindándole seguridad jurídica y, a raíz de ello, se promoverá la inversión pública y privada con el objetivo de conservar, proteger y restaurar este importante patrimonio cultural sanmartinense.
Además, se permitirá impulsar trabajos de investigación para dar conocer en detalle la importancia y características de esta obra monumental de los Chachapoyas, generando con ello polos de desarrollo a través del turismo.
Formidable y enigmática construcción
El
Gran Pajatén es una formidable construcción y uno de los más enigmáticos e impresionantes complejos arqueológicos descubiertos en la ceja de selva peruana: el Gran Pajatén, llamada también la “Ciudad perdida de los chachapoya”.
Este
sitio arqueológico, conocido también como El Dorado del Antisuyo, se encuentra en la margen derecha del río Montecristo, en la jurisdicción del distrito de Huicungo, provincia de Mariscal Cáceres y a 2,895 metros sobre el nivel del mar, entre los ríos Marañón y Huallaga.
Descubierto en 1963 por un grupo de pobladores de Pataz liderados por Carlos Tomás Torrealva, este monumento arqueológico ocupa un área de, aproximadamente, 20,000 metros cuadrados que al momento de su hallazgo estaba cubierto por una densa vegetación que, sumados al terreno accidentado y el carácter impenetrable de la selva permitió su conservación durante muchos siglos.
El Gran Pajatén, cuya construcción se estima en más de 800 años, alberga un conjunto de edificios de forma circular similares a los de Kuélap, decorados con mosaicos de roca pizarra que muestran iconografías de aves y motivos geométricos humanos. Algunas estructuras presentan una decoración arquitectónica exquisita que incluye extensas composiciones de mosaicos e inclusive esculturas de madera. Estas composiciones representan un testimonio excepcional de las tradiciones artísticas desarrolladas por la antigua cultura Chachapoya.
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