Sirley Bernabé Orellano reconoce que ama a la naturaleza y que se interesa por el empoderamiento de las mujeres. Esa combinación de emociones ha hecho posible que conserve el santuario histórico Bosque de Pómac, a pesar de la amenaza patente de los traficantes de terrenos y los depredadores de los algarrobos de esa zona de Lambayeque.
Ante las llamas que iban consumiendo los algarrobos, la flora y la fauna de ese privilegiado ecosistema, rompió en llanto. No podía creer lo que veía. Un bien que había costado tanto recuperarse ardía sin que ninguna resistencia se le opusiera. Pero ese sollozo parecía que venía de otro tiempo.
“No sé cómo explicarlo, pero sentía que me llamaban de la huaca, de lo más profundo de esa tierra. Una sensación especial me animaba a quedarme allí para resolver el problema, y salvar de ese incendio al bosque y el santuario”, manifiesta.
En ese momento, Sirley se desempeñaba como gerente regional de Recursos Naturales y Gestión Ambiental del Gobierno Regional de Lambayeque y había participado en una actividad sobre cambio climático en la capital. Ante la noticia, se regresó en el primer vuelo para atender el siniestro. “Nuestro bosque se quemaba”, cuenta. Convocó a las autoridades edilicias, solicitó maquinarias y controlaron aquel siniestro que duró más de 10 días.
Destino protector
Desde el 2019 es jefa de una de las cuatro áreas categorizadas como Santuario Histórico del Perú por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp). Las otras son Chacarmarca, Pampa de Ayacucho y Machu Picchu, la más conocida. Después de aquel incendio, la vida le depararía una sorpresa.
Al año siguiente se abrió una convocatoria para postular al cargo de jefa del Santuario Histórico Bosque de Pómac. No lo dudó y se presentó. Desde ese año tiene en sus manos la tarea de preservar este patrimonio excepcional, que además de natural es cultural.
En sus 5,887.38 hectáreas se encuentra un complejo arqueológico. Es el centro político, económico y religioso de la cultura Sicán, representado por 36 pirámides rodeadas, por lo que se considera el último reducto de bosque seco de algarrobos de llanura. Una característica que hace única en el mundo a esta área protegida.
Empoderar a las mujeres
Para esta ingeniera zootecnista, hija de agricultores, natural de Pomahuaca, en Jaén, Cajamarca, es un desafío ser mujer y velar por que la belleza paisajística e histórica del lugar no se pierda. Su gran tarea es preservar la zona de amortiguamiento, ese terreno que rodea el santuario para garantizar que nada dañe el ecosistema.
Para eso ha logrado que la población que vive en los alrededores, la que invadió durante ocho años el 30% de ese recinto, sea hoy su gran aliada para protegerlo de los depredadores de algarrobos y los traficantes de terrenos. De los 283 guardaparques que tiene el Santuario Histórico Bosque de Pómac, el 50% son mujeres.
“Contamos con un programa de guardaparques comunal que nos ha servido para empoderar a las mujeres. Están aportando a la economía de sus familias. Siempre les hablo, les digo la importancia que tiene salvar el bosque. Mi misión es dar a conocer el santuario, para protegerlo y con la población conservar el algarrobo”.
Sirley suspira cuando habla de sus hijas, son su gran tesoro, dice; pero el tono de su voz se endurece cuando recuerda que fue amenazada de muerte. Pero sus padres le enseñaron a ser valiente y a embarrarse las manos cuando araran la tierra. Ella resistirá.
Más en Andina:
(FIN) DOP/ SMS
Publicado: 10/10/2022