En el Día de Todos los Santos, más de 20,000 personas acudieron hasta el cementerio Divino Maestro para visitar a sus queridos que partieron hacia la eternidad, estimó hoy la Sociedad de Beneficencia Pública de Chimbote (Áncash), que administra el recinto.
Desde tempranas horas, el camposanto, el principal de la ciudad de Chimbote, abrió sus puertas e incluso fue necesario extender el horario habitual de atención a fin de que todos cumplan con su objetivo: “coronar” a sus seres queridos, conforme a la tradición.
Por los diferentes pabellones se observaban a familias completas alrededor de las tumbas del abuelo, padre, madre, hermano o amigo que ya no está más físicamente, pero cuyos recuerdos serán eternos.
Los rezos y las bandas de música, así como los responsos con guitarra y violín de fondo fueron los servicios de mayor demanda en los diferentes pabellones.
Los casos de familias que improvisaron el almuerzo al costado del nicho del difunto no se hicieron esperar. Potajes tradicionales como el cabrito, cebiche, arroz con pato y hasta el pollo a la brasa fueron los preferidos.
No podían faltar quienes, en nombre de su difunto, brindaron con cerveza o se animaban a bailar la canción que tanto le gustaba en vida a su ser querido. “Es una forma de recordar, ella [mi madre] ha sido una persona alegre y así la recordamos siempre”, comentó Azucena Ochoa, quien perdió a su madre hace 10 años, pero mantiene vivo su recuerdo.
Orden y seguridad
A diferencia de años anteriores, la gran cantidad de personas en el cementerio no significó para nada desorden. La administración del cementerio tomó las medidas de previsión para evitar contratiempos.
En la parte exterior hubo seguridad, gracias a la gestión que se hizo para contar con la presencia de efectivos de la comisaría de San Pedro, el Serenazgo y la ambulancia municipal.
Los comerciantes de flores artificiales estuvieron en las afueras del cementerio y, en todo momento, respetaron sus ubicaciones.