En el marco de la Semana Nacional del Agua Potable, el presidente ejecutivo de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), Mauro Gutiérrez, explica cómo se imparte este vital servicio y los retos que el sector saneamiento debe afrontar.
–¿Cómo evalúa el servicio de agua potable y saneamiento en el país?
–Tratamos de poner en valor la importancia del agua. A veces, no nos ponemos a reflexionar sobre ello. El agua impulsa toda la actividad económica en todos los sectores productivos. Su impacto es transversal en términos de la actividad económica, pero también a veces no consideramos el efecto que el agua tiene sobre las personas, sobre los costos sociales, más aún en un país como el Perú, con altos niveles de informalidad.
–En términos de cobertura, ¿cuántos hogares acceden a este servicio?
–De acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), tener agua potable implica contar con un caño dentro de la casa o acceder al servicio mediante un pilón. Lo importante es que finalmente esa persona esté conectada a la red. Hace 20 años, el Perú registraba una cobertura de 70% en el ámbito urbano. Pasaron aproximadamente 10 años y se registró una escalada importante, lo que denominamos período de expansión, entre el 2004 y el 2019. No obstante, hemos llegado a un punto en el que los indicadores prácticamente no han cambiado, se han mantenido; inclusive, la última medición de la Enaho 2023 muestra una leve disminución.
–¿Y a qué se debe esta reducción?
–Esto no significa necesariamente que no se esté invirtiendo en la ampliación del servicio para llegar a más hogares. Lo que podemos decir es que los niveles de inversión o las nuevas conexiones están creciendo a una velocidad menor que el crecimiento de la población.
Debemos avanzar a una velocidad mucho más rápida que el crecimiento poblacional. Si eso no ocurre, el indicador de cobertura comienza a caer y eso, aparentemente, es lo que está sucediendo.
De acuerdo con las mediciones efectuadas, aproximadamente una de cada 10 personas no tiene acceso al agua en estos momentos, pero si miramos estas cifras en términos de saneamiento, veremos que una de cuatro personas no cuenta con el servicio de saneamiento.
No se trata de un tema menor porque el saneamiento también genera enormes impactos en la salud. Cuando no hay un tratamiento adecuado de saneamiento no solo se pone en riesgo el hogar, sino también a la comunidad a una serie de enfermedades. Por eso, en el mundo se está planteando cómo aumentar los niveles de saneamiento para evitar que las poblaciones estén expuestas a contaminaciones.
–¿Cuántas personas en total no tienen acceso al servicio de agua potable?
–Si uno de cada 10 peruanos no tiene acceso al agua potable y, considerando que somos 33 millones de personas en el país, significa más de tres millones sin acceso al servicio. La aproximación real es de 3.5 millones de personas; lo curioso es que más personas de este total se encuentran en el ámbito urbano y un porcentaje menor en el sector rural.
Así, el 58% de personas sin acceso al agua está en el ámbito urbano y el diferencial, 42%, en el ámbito rural. Además, si nos concentramos únicamente en el ámbito urbano, aproximadamente el 25% de esta población sin agua vive en Lima.
–Pese a que Lima tiene una amplia cobertura de agua, ¿el porcentaje de personas sin el servicio es alto?
–Efectivamente. Lima tiene un nivel de cobertura de aproximadamente 93%, pero hay 780,000 personas que no tienen agua en la capital. Entonces, si debemos ponerle un rostro a la persona que no tiene acceso al agua en el Perú, es muy probable que tenga el rostro de una persona del área urbana más que del área rural.
Esto nos indica que las ciudades comenzaron a crecer a velocidades muy altas y mucho más durante el período del covid-19; estamos hablando de ciudades como Piura, Lima, Trujillo, entre otras costeras, que son también las que presentan los mayores riesgos de desabastecimiento de agua.
–¿Cuál es la situación en el sector saneamiento?
–Aquí la situación es más crítica en el área rural; estamos hablando de 3.5 millones de personas al año que no tienen acceso al agua; mientras que en saneamiento son aproximadamente 7.6 millones, de las cuales la gran mayoría se concentra en el ámbito rural.
Otro tema importante es que muchas veces el agua no es tratada. Para entender este punto, debemos precisar que los servicios de agua y saneamiento son prestados bajo tres modalidades. La primera es la entrega del agua a las ciudades mediante las Empresas Prestadoras de Servicios de Saneamiento (EPS). Aquí tenemos un total de 50 EPS, una de ellas es Sedapal.
En segundo lugar, están los municipios que brindan directamente el servicio a pequeñas ciudades, conglomerados de 20,000 personas. Estas prestadoras suman 700 en todo el país.
En tercer lugar, cuando vamos al campo, encontramos que las propias comunidades se organizan para abastecerse de agua y forman una pequeña empresa prestadora que se encarga de esa función. En este caso, hablamos de 26,000 prestadores de servicio comunales.
En este último punto destaca la falta del uso del cloro. En estas comunidades, por lo general, no se cobra el servicio para darle mantenimiento a las fuentes y eso hace que los sistemas presenten vulnerabilidades. Esa es una de las tareas que Sunass está impulsando.
En el caso de Lima, las zonas de expansión de la ciudad son un reto importante para nosotros y la EPS (Sedapal), en el sentido de cómo ofrecerles el servicio. Lima no tiene un crecimiento planificado; la ciudad crece de manera desordenada y no hay proyectos de agua y saneamiento en marcha. Los proyectos terminan acomodándose a una ciudad desordenada. Estas zonas, que parecen pequeñas, registran grandes concentraciones de población y cada vez se expanden más.
–¿Cómo mejorar la cobertura del servicio de agua potable y alcantarillado?
–Todavía hay mucho margen para mejorar la eficiencia del servicio de agua; un indicador de la mejora de esta eficiencia es determinar cuánto del agua producida no se factura. De acuerdo con nuestras investigaciones, en promedio, se pierde 37% del agua producida, es decir, se factura solo el 63% y hay empresas en las que estos números son mucho más altos, como el caso de Tumbes, donde el nivel de pérdida es del 63%; y Piura, cuya agua producida no facturada alcanza el 58%.
Para reducir estos niveles de pérdida, desde la Sunass desarrollamos estrategias ligadas a incentivos que permitan a las empresas prestadoras ser más eficientes en el control de estas pérdidas.
Recordemos que producir con pérdida eleva significativamente los costos operativos; sin embargo, el factor que más debemos considerar en este aspecto es que no tenemos agua.
La población está creciendo y consume más agua, por lo que es necesario aumentar la oferta; si la oferta no aumenta, entonces debemos ser más eficientes en la distribución del servicio y hacer que los consumidores muestren un consumo más razonable del recurso, porque el peruano no mide a veces cuánto consume realmente de agua y este es un problema relacionado con la valoración del recurso hídrico.
En la Sunass estamos desarrollando un programa de micromedición para controlar este tema y saber cuánto se consume.
Modificación legislativa
En el 2023 se aprobó el Decreto Legislativo 1620, el cual modificó el Decreto Legislativo 1280, que aprobó la Ley Marco de la Gestión y Prestación de los Servicios de Saneamiento. Según el presidente ejecutivo de la Sunass, este cambió implicó la vulnerabilidad de la autonomía del regulador.
“Cuando la Sunass hacía los estudios tarifarios, establecía metas que iban enganchadas a incrementos de tarifas. Por ejemplo, si la EPS cumplía con el 100% de sus metas, tenía derecho a un aumento de 10% en la tarifa; pero si solo cumplió con el 50%, podía acceder a un aumento del 5% de la tarifa”, detalló Gutiérrez.
No obstante, la modificación de la norma rompe esta unión, porque obliga a aprobar el incremento tarifario en su integridad así la empresa no haya cumplido con la totalidad de sus metas y objetivos, algo que también perjudica a los consumidores. Somos conscientes de que el agua tiene un costo que debe ser cubierto, pero también debemos exigir a las empresas a que sean eficientes y cumplan con sus compromisos”.
Datos
- De acuerdo con la Sunass, la brecha en infraestructura de agua y saneamiento asciende a aproximadamente 120,000 millones de soles. Este monto equivale a alrededor del 50% del presupuesto nacional.
- El Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal) ha manifestado que requiere alrededor de 43,000 millones de soles para cubrir la brecha de infraestructura en agua y saneamiento en Lima.
- La maduración de un proyecto en este sector puede tomar entre 10 y 14 años desde el momento en que se originó la idea hasta su ejecución e implementación.
- 95,000 soles es el costo promedio estimado por conexión de agua potable y desagüe en Lima.
- Hay países que registran una pérdida técnica de agua de entre 7% y 5%, entre ellos Alemania (7%), Países Bajos (6%) y Singapur (5%).
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(FIN) DOP/SDD/JJN