El sitio denominado Quebrada del Oso constituye una auténtica “joya arqueológica del valle de Chicama”, en la región La Libertad, gracias a su notable nivel de conservación y porque revela su rol clave en la seguridad alimentaria y el desarrollo de la civilización Chimú, hace más de 600 años.
Así lo sostuvo el arqueólogo Henry Tantaleán, quien desde marzo de 2020 dirige el equipo de investigación conformado por arqueólogos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y por estudiantes de dicha casa superior de estudios y también de otras universidades del país.
En diálogo con la
Agencia de Noticias Andina, el investigador explicó que Quebrada del Oso, ubicada en el distrito de Chicama, provincia de Ascope, funcionó exclusivamente como complejo de producción agrícola gestionado por funcionarios de la élite, enviados posiblemente desde
Chan Chan, capital del imperio
Chimú, con el propósito de gestionar este espacio de cultivos para garantizar la seguridad alimentaria de esa civilización precolombina.
“Estamos hablando del centro de producción agrícola más extenso y mejor conservado de la costa norte peruana. Los tres edificios de planta rectangular encontrados allí, con dependencias y audiencias o espacios de recibimiento por parte de los funcionarios de la élite Chimú encargados de la administración del sitio, evidencian que solo tuvieron una función económica”, manifestó.
Seguridad alimentaria en tiempos de sequía
Indicó que Quebrada del Oso fue fundada por los chimú y funcionó como una especie de satélite de la ciudadela de
Chan Chan, con campos de cultivo de 50 a 60 hectáreas, con el propósito de asegurar una gran producción a fin de abastecer de alimentos en épocas de sequía en la costa norte.
Tantaleán detalló que otra evidencia de la función eminentemente agrícola cumplida por Quebrada del Oso son las muestras de cultivos de maíz, frijol o pallar encontrados en los campos de cultivo. Ello fue confirmado hace unos días tras el análisis microscópico de las muestras, realizado en el laboratorio de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, en Lima, afirmó.
El maíz es un cultivo oriundo del Perú y fue utilizado en la dieta de diversas culturas precolombinas, destacando en la preparación de chicha, bebida utilizada en rituales andinos y que se consume hasta la actualidad. “Lo mismo ocurre con el frijol, que junto con el maíz son cultivos que se pueden almacenar y producir de manera intensiva para el sostenimiento de poblaciones”, aseveró.
Extensión del sitio supera los cálculos iniciales
Respecto a la probable extensión del sitio Quebrada del Oso, el arqueólogo afirmó que las dimensiones son mayores a lo que se determinó inicialmente. Recordó que en la década de 1970 se hicieron estimaciones en base a fotografías aéreas y reconocimiento de campo. Sin embargo, en la actualidad gracias a la ayuda de imágenes satelitales y drones que pueden captar imágenes más precisas, se ha podido comprobar que este centro agrícola chimú es mucho más extenso.
“Hace tres semanas realizamos una nueva visita a Quebrada del Oso para realizar más mediciones de los campos de cultivo, lo que nos ha arrojado que este sitio es mucho más extenso de lo que pensábamos. Esperamos cuantificar la extensión completa de los campos de cultivo y ya tenemos una aproximación, pero falta afinar la estimación. Y hemos tomado nuevas muestras para saber si se sembraban otros tipos de cultivo y si había variedades”, expresó.
En relación a la antigüedad del complejo Quebrada del Oso, Tantaleán comentó que, de acuerdo a las estimaciones hechas en la década de 1970, su funcionamiento se remonta a los años 1,000 a 1,300 d.C. No obstante, se realizarán análisis de radiocarbono para determinar con mayor exactitud esta información.
Avanzada tecnología hidráulica
Para irrigar la vasta zona de cultivos en Quebrada del Oso, los chimú utilizaron una avanzada tecnología, dado que era parte de un sistema hidráulico que desviaba las aguas del río Chicama mediante acueductos que llegaban incluso al valle de Moche, al sur de la región La Libertad.
“Desarrollaron un conocimiento muy sofisticado sobre el clima, las sequías, las lluvias y los caudales de los ríos, aplicando una tecnología hidráulica muy desarrollada para la época. El propósito era ampliar su frontera agrícola, buscando sitios nuevos que nunca fueron irrigados, es decir eriazos, para generar paisajes agrícolas de una inmensidad nunca vista. Quebrada del Oso es el complejo de cultivos más extenso y bien conservado de la sociedad chimú que conocemos en la actualidad”, remarcó.
Refirió que los sistemas hidráulicos están conformados por canales secundarios que se desprenden de uno principal, como el canal La Cumbre, para abastecer de agua a lejanas y extensas áreas de cultivo.
“Se trató de un gran proyecto de las élites gobernantes chimú, concretado en un tiempo que habría demandado como máximo tres generaciones y que fue sucesivamente ampliado para atender sus necesidades de alimentación con productos agrícolas. Y ello demandó una gran capacidad logística y de disponibilidad de mano de obra para construir los canales. Nos habla de una gran capacidad de gestión y planificación a mediano y largo plazo para asegurar la supervivencia de la sociedad”, enfatizó.
Siete tipos de áreas de cultivo
El equipo de investigación que lidera Henry Tantaleán determinó también que en Quebrada del Oso funcionaron hasta siete tipos grandes de áreas de cultivo. “Nuestra hipótesis plantea que cada tipo de cultivo se relaciona con una especie botánica específica. Con las nuevas muestras recogidas en el campo estableceremos si cada surco agrícola correspondía a un determinado cultivo. Y con fechado radiocarbónico determinaremos si todos los cultivos funcionaron simultáneamente”, anotó.
¿Hasta cuando funcionó Quebrada del Oso?
Una de las interrogantes de los arqueólogos que lidera Henry Tantaleán es conocer hasta cuándo funcionó el complejo agrícola de Quebrada del Oso. “Lo que sabemos hasta ahora es que operó durante la época Chimú, pero eso está basado en el fechado radiocarbónico hecho hace 50 años. Nuestra esperanza es realizar un nuevo fechado radiocarbónico para saber hasta cuando se siguió utilizando este sitio”, dijo.
Agregó que de acuerdo a la información recogida tras las excavaciones en el recinto que ocupó la autoridad principal de Quebrada del Oso, se pudo determinar que hubo una sola fase de ocupación y se tomaron muestras que serán sometidas al análisis de radiocarbono para determinar hasta cuándo fue utilizado el edificio.
“Hasta ahora no hemos encontrado evidencias de ocupación incaica, pero no se descarta y seguimos investigando”, puntualizó.
No hay restos humanos
Tantaleán aclaró también que hasta ahora no se han encontrado restos humanos ni zonas de enterramiento de personas en Quebrada del Oso. “Al parecer se trató solo de un espacio de trabajo y al término de la jornada las personas se retiraban a sus zonas de residencia. Hay algunas evidencias de habitaciones temporales, ocupadas probablemente por los encargados de construir los canales de riego. No creo que en el sitio arqueológica exista algún tipo de arquitectura funeraria”, sentenció.
Cerámica doméstica
Lo que sí se encontró en toda el área de cultivo de Quebrada del Oso es abundantes restos de cerámica Chimú, del tipo doméstico como cántaros, platos, tazones, utilizados por los trabajadores del campo para alimentarse durante la faena agrícola, mencionó el arqueólogo.
“Si bien están en su mayoría fragmentados, se encontró en ciertos casos piezas conservadas en un 70% a 80%. A partir de los fragmentos que nos brindan información hemos podido plasmar imágenes sobre el tipo de utensilios utilizados por la población chimú que trabajó en Quebrada del Oso”, añadió.
Amenazas al sitio arqueológico
El arqueólogo Henry Tantaleán sostuvo que se está coordinando con el Ministerio de Cultura y la Municipalidad Distrital de Chicama las medidas necesarias para garantizar la intangibilidad de Quebrada del Oso e impedir que resulte afectado por invasores de terrenos o actividades económicas que dañen el patrimonio arqueológico.
Comentó que existe una afectación cercana al sitio arqueológico debido a la existencia de una cantera de la que se extraen piedras y se advirtió la colocación de hitos dentro de las áreas de cultivo chimú dado que hay denuncios mineros sobre ellas.
A ello se suma otra amenaza protagonizada por una instalación de crianza de aves ubicada al otro lado de la Quebrada del Oso, cuya operación genera muchos desperdicios que dañan el terreno e intoxican el medio ambiente.
“Afortunadamente, el sitio arqueológico queda lejos de la zona urbana, pero la presencia de actividad minera y avícola pueden terminar dañando la intangibilidad de este patrimonio cultural”, dijo.
“Hemos puesto en conocimiento de esta situación al Ministerio de Cultura, que supervisa nuestro trabajo, para que tome cartas en el asunto”, aseguró.
Apoyo municipal
Tantaleán destacó el apoyo que recibe el proyecto de investigación por parte de la Municipalidad Distrital de Chicama, cuyo alcalde Julio Pérez mostró mucho interés y compromiso desde los inicios de la investigación que busca también generar valoración e identidad de la comunidad con este importante sitio arqueológico.
“Sin el constante apoyo de la autoridad municipal no hubiéramos podido avanzar como lo hemos hecho hasta ahora”, expresó al tiempo de señalar que en vista de las próximas elecciones regionales y municipales se buscará dialogar con los candidatos a fin de continuar contando con el apoyo a la investigación en Quebrada del Oso.
Tantaleán adelantó que próximamente se publicará, en formato digital, un artículo sobre el proceso cultural en el Valle de Chicama, en una revista de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Asimismo, el 30 de marzo próximo, dos integrantes del equipo de investigación, las arqueólogas Carito Tavera y Estefany Campos, expondrán en la reunión anual de la Sociedad Arqueológica de los Estados Unidos sobre los hallazgos y avances de la investigación en Quebrada del Oso.
Posteriormente, se prevé publicar los avances de la investigación en una revista científica de alcance internacional. “Creo que esa información brindará un aporte muy importante a la arqueología para conocer el rol de la agricultura en la sociedad Chimú y de la costa norte peruana”, subrayó.