Por Harold Moreno LunaHenri Bailon Calderón, biólogo del equipo de investigadores del Instituto Nacional de Salud que secuenció el genoma completo del SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, conversó con la Agencia Andina y explicó por qué es importante continuar con esta investigación científica.
Virus, siempre cambiando
En los virus, las mutaciones son usuales. Debido a que se mueven a través de las personas en cuyas células se multiplican, son frecuentes los pequeños cambios en su estructura genética, errores o mutaciones que se dan durante la copia del virus.
El genoma del virus manda. Tiene la información sobre su comportamiento, su forma de infectar, de responder a la defensa del cuerpo, su modo de transmisión y más. Las mutaciones pueden no traer ningún cambio importante, pero también pueden cambiar el comportamiento del virus, incluso volverlo más agresivo. Por eso es necesario monitorear estos cambios genéticos todo el tiempo.
El nuevo coronavirus tiene un árbol filogenético (vale decir: de parentesco evolutivo) con ocho subgrupos o "clados genéticos", una cantidad que podría cambiar con el tiempo. Y es que mientras el virus se va expandiendo por el mundo va cambiando genéticamente a medida que avanza de población en población o de país en país.
Diversificación de los principales clados genéticos del SARS-CoV-2. Imagen: Nextstrain.
Cada clado genético del virus agrupa a los que tienen una estructura genética muy similar, que nos habla de su historia, de su origen: de dónde viene y cómo es.
Identificar los clados del coronavirus presentes en un país es un trabajo detectivesco. Al secuenciar su genoma podemos descubrir con qué tipo de coronavirus estamos lidiando.
Además, es un trabajo fundamental para la salud. Conocer qué tipos de coronavirus tenemos, filogenéticamente hablando, es clave para el desarrollo o adquisición de futuras medicinas o vacunas. Y es que no todas pueden ser igual de efectivas en todos los clados genéticos.
Desde los primeros pacientes
Investigadores del Instituto Nacional de Salud (INS) secuenciaron el genoma completo del coronavirus en el Perú. Pero se trata todavía de casos importados.
"Es un logro importante, pero nos falta avanzar bastante. Es necesario secuenciar muchas muestras. Al momento hemos secuenciado dos: una completa, otra casi completa. Pero es necesario, utilizando otros datos epidemiológicos, seleccionar (y procesar) un grupo de muestras más grande", dice el biólogo Henri Bailon, miembro del equipo que realizó el secuenciamiento, a la Agencia Andina.
Las dos muestras secuenciadas del coronavirus corresponden a algunos de los primeros pacientes que se contagiaron en el extranjero, no a casos de contagio en el Perú.
Si bien se sabe que muchos pacientes llegaron de Europa, no son todos. Por eso, Bailon dice que es necesario secuenciar genomas de una muestra más amplia. Solo así podremos conocer qué tipos de coronavirus tenemos en el país y de dónde vinieron.
Diversificación de los principales clados genéticos del SARS-CoV-2. Imagen: Nextstrain.
La importancia médica
Los casos secuenciados de infección por el SARS-CoV-2 en el Perú pertenecen al clado genético V, un tipo usual en Sudamérica. Esta información, sumada a los próximos secuenciamientos de más casos peruanos, es vital para el diseño y creación de vacunas y medicamentos.
Cada vez que se secuencia el genoma del coronavirus en algún lugar del mundo, la información se sube a una base de datos a la que la comunidad científica mundial accede para informarse al realizar estudios e investigaciones. A la fecha, hay más de 400 genomas secuenciados. Es a partir de estos que se tiene la clasificación actual de ocho clados genéticos.
"Hay países que están desarrollando vacunas y, gracias a la información de estos genomas, (pueden) saber si esa vacuna va a ser efectiva o no en todos los clados. Cuanto más información haya de los genomas, mejor. Si se desarrollara (un tratamiento) con información de pocas variables genéticas, esta puede no ser efectiva para todos los clados", refiere Bailon.
Hasta la fecha, el virus original de Wuhan no ha cambiado mucho. Pero es cuestión de tiempo antes que las nuevas cepas cambien más o se recombinen. Por ello es que el secuenciamiento genético no es un trabajo de una vez, sino constante.
Un equipo experimentado
La investigación es solo una parte del trabajo de Bailon y de sus colegas biólogos de los laboratorios de Biotecnología y Biología Molecular y de Referencia de Virus Respiratorios.
De hecho, su principal actividad hoy es el procesamiento de las pruebas moleculares de diagnóstico de COVID-19. Aún así, ya están procesando nuevas muestras para su secuenciamiento genético, encabezados por el biólogo Carlos Padilla.
No es un trabajo nuevo. Los biólogos del INS ya han secuenciado antes el genoma completo de los virus responsables de la influenza y el dengue. "Y cuando comenzaron los primeros casos ya fuimos pidiendo insumos para realizar el trabajo", indica Bailon.
El coronavirus tiene un genoma de ARN de 30 mil pares de bases nitrogenadas. Estas se cortan en fragmentos que, gracias a unas cadenas de ácido nucleico conocidas como "primers", se pueden amplificar, usando kits y equipos para secuenciamiento genético. El trabajo conlleva una serie de operaciones que culmina con el uso de programas bioinformáticos para ordenar y ensamblar las secuencias genéticas y, después, comparar el genoma secuenciado con otros y ubicarlo filogenéticamente.
Un amplio equipo de biólogos participa en el proceso. Entre ellos Carlos Padilla Rojas, Nancy Rojas Serrano, Omar Cáceres Rey, Priscila Lope Nayu, Henri Bailon Calderpin, Johana Balbuena Torres, Karolyn Vega Chido y Marco Galarza.
Parte del equipo del INS que secuenció el genoma del nuevo coronavirus.
Ellos realizan un trabajo importante que, afortunadamente, va a continuar.
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(FIN) HML/SPV
Publicado: 31/3/2020