Mientras diferentes equipos en el mundo están buscando una cura, tratamiento eficaz o vacuna para el SARS-CoV-2, el coronavirus causante de COVID-19, estudios científicos proponen usar en pacientes de alto riesgo la sangre con anticuerpos de personas que se han curado.
El principio de esta terapia es usar los anticuerpos de quienes han sobrevivido a la infección viral para ayudar a otras personas. En China se realizaron pruebas con plasma (sin los glóbulos rojos), pero los resultados se consideran aún como preliminares.
Cuando un cuerpo se infecta, empieza a desarrollar anticuerpos, que son proteínas específicamente diseñadas para luchar contra la infección. Luego de que una persona se cura, los anticuerpos pueden permanecer en la sangre por meses o, incluso, años.
Solución temporal
El tratamiento con plasma sanguíneo tiene la ventaja de ser inmediato, mientras que medicamentos y vacunas tienen un tiempo largo de desarrollo, aprobación y distribución.
El 23 de marzo, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, anunció el plan de usar plasma convaleciente para ayudar a la respuesta en este estado, que tiene más de 25,000 infecciones y 210 muertes. "Creemos que es prometedor", dijo. Se prevé que, para la próxima semana, al menos dos hospitales en la ciudad de Nueva York -Mount Sinai y Albert Einstein College of Medicine- inicien su aplicación.
Todo comenzó con un
artículo publicado en el Wall Street Journal el 27 de febrero, en el que el inmunólogo de la Universidad Johns Hopkins, Arturo Casadevall, instó a usar el suero sanguíneo con anticuerpos mientras se desarrollan medicamentos y vacunas. El tratamiento se remonta a la década de 1980, y se usó ampliamente durante la pandemia del virus de la gripe A H1N1 de 1918.
Posible, pero en proceso de investigación
El artículo de Casadevall motivó a alrededor de 100 científicos a trabajar y a solicitar las autorizaciones a la FDA (Administración de Drogas y Alimentos) y a las juntas institucionales de revisión ética para implementar el tratamiento en Estados Unidos.
La FDA califica actualmente este tratamiento como un "nuevo fármaco en investigación" contra el coronavirus. Con su eventual- (y tal vez muy próxima)- autorización podrán continuar los estudios aplicando plasma de sobrevivientes a personas con alto riesgo de exposiciones repetidas al virus, como los trabajadores de hospitales.
En una
investigación publicada en
The Jounal of Clinical Investigation - JCI, Casadevall usa como antecedente un
ensayo clínico durante el brote de SARS de 2002 y 2003 realizado en Hong Kong, en el que 80 personas tratadas dentro de las dos semanas de presentar síntomas con suero de personas curadas mostraron más probabilidades de ser dadas de alta que las que no.
Antes que en Estados Unidos, además, en China se realizaron pruebas con plasma. Sin embargo,
aún no se ha informado sobre el estado y los resultados de estos estudios.
Sin embargo Liang Yu, especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zhejiang en China,
dijo a Nature que, en un estudio preliminar, los médicos trataron a 13 personas que estaban gravemente enfermas con COVID-19 con plasma convaleciente.
Luego de varios días, el virus ya no parecía estar circulando en los pacientes, pero en algunos pacientes las condiciones continuaron deteriorándose, lo que sugiere que la enfermedad podría haber estado demasiado avanzada para que esta terapia fuera efectiva. La mayoría había estado enferma por más de dos semanas.
De concretarse, la experiencia estadounidense podría abrir una nueva vía para atender, al menos, a casos de alto riesgo en otros países mientras se desarrollan tratamientos farmacológicos para enfrentar la pandemia.
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(FIN) HML/SPV