Al enigma que ya rodeaba a los geoglifos de Nasca, en Perú, se suman ahora algo más de medio centenar de figuras que indican que estos misteriosos diseños son más antiguos de lo que se pensaba, afirma la cadena "BBC Mundo" en un reportaje publicado en su página web.
Un
equipo de arqueólogos peruanos, apoyados por la
revista National Geographic e investigadores internacionales,
hizo el descubrimiento en las laderas de los valles de Palpa. Estas se encuentran a unos 50 kilómetros de donde están las primeras figuras y dentro de lo que se conoce como la Pampa de Nasca, en la zona costera de Ica, en el sur del Perú.
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Según el equipo investigador del proyecto Paracas, estos nuevos geoglifos son más antiguos que los que ya se conocen. Fueron diseñados por la cultura Paracas, que apareció antes que la Nasca, hace más de 2,700 años.
Las imágenes fueron descubiertas gracias al estudio detallado de imágenes satelitales, escaneos 3-D y fotografías tomadas por drones, que no se habían utilizado antes en la zona.
“Los drones posibilitan una visión muy precisa sin dañar el lugar”, cuenta a "BBC Mundo" Luis Jaime Castillo, colíder del proyecto junto al arqueólogo Johny Isla, y profesor de Arqueología de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Guerreros más que animales
Uno de los misterios que rodean a las figuras del valle de Palpa es que representan imágenes de formas humanas.
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Al contrario de lo que ocurre con las de Nasca, donde se trata de líneas geométricas y animales, en Palpa son representaciones de seres humanos y de animales asociados a ellos.
"Esto significa un cambio fundamental -insiste Castillo-. Es una representación antropocéntrica, mucho más centrada en el propio ser humano y la sociedad que lo rodea".
Las nuevas figuras son, en muchos casos, conjuntos formados por figuras humanas o un guerrero junto a un animal.
Otro de los misterios, asegura Castillo, reside en el tamaño. En los tiempos de la cultura Paracas, "los geoglifos podían verse perfectamente desde abajo", porque las figuras están situadas en las laderas de las montañas, lo que hacía posible su visión desde los cerros.
Las de Nasca, por el contrario, solo pueden observarse desde arriba porque están en una planicie.
Un hallazgo casi casual
La exploración de la zona comenzó hace años casi por casualidad, después de una protesta que llevaron a cabo activistas de Greenpeace el 2014 muy cerca de las líneas de Nasca y que dañó el terreno.
Las labores de reparación y protección permitieron descubrir "una línea junto a la figura del colibrí que nunca se había visto antes", recuerda Castillo.
Fue a partir de ahí que se intensificaron los trabajos hasta llegar a las más de 50 figuras recién descubiertas. Pero Castillo advierte que podría haber muchas más.
"Con todo lo hecho solo hemos cubierto el 5 por ciento, nos falta aún el 95 por ciento restante, así que se espera descubrir cientos de geoglifos más que después habrá que restaurar y proteger".
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(FIN) MAO
GRM
Publicado: 13/4/2018