Cuando la ivermectina, medicina que se usa para tratar el covid-19, escaseaba en el mercado y su precio estaba por los cielos, Lucy Cabrera Palomino aceptó el desafío de las autoridades de Emergencias de VES para producirla y curar a sus pacientes. Desde el 27 de julio, el nosocomio tiene su propio producto y ya lo utiliza.
La noche del 15 de marzo, Lucy escuchó el anuncio del Gobierno que decretaba el estado de emergencia nacional. La noticia le cayó como bomba. Sentí miedo, recuerda. Ella sabía que por ser profesional de la salud debía “acuartelarse” en el hospital, su centro de labores, y dejar a su pequeña Lucía, de 3 años, al cuidado de su mamá. Suspiró profundo, y comprendió que era el momento de cumplir la misión por la cual juró.
Lucy es químico-farmacéutica en el Hospital de Emergencias de Villa El Salvador (HEVES) y es la responsable del área de Farmacotecnia, en donde se elaboran las dosis individualizadas de medicamentos, de acuerdo con lo que se les prescriba a los pacientes (neonatos, niños, adultos, adultos mayores) pues los productos que ofrecen los laboratorios farmacéuticos son estandarizados.
Emergencia en el hospital
Para Lucy, mujer ordenada, analítica y observadora, siempre capaz de hacerle frente a los problemas, los hechos que fueron sucediendo en el nosocomio acreditado, el año anterior, para el manejo especializado de emergencias y cuidados críticos superó lo imaginado: los casos de personas contagiadas por coronavirus o que fallecían por covid-19 no solo eran de pacientes, sino también del personal de salud.
“Fueron días muy difíciles. Yo no me relacionaba mucho con las áreas de hospitalización o cuidados intensivos, por la naturaleza de nuestro trabajo, pero en esos días era inevitable no hacerlo porque todos teníamos que poner el hombro. Vimos morir a pacientes, médicos, técnicos y hasta personal de vigilancia del mismo hospital”, rememora, y hace una pausa.
Medicina bendita
Todo era como una larga noche para Lucy, pues la falta de recursos, especialistas, medicinas y equipos sanitarios parecía que iban a ahogar su buena voluntad por tanto llanto. Hasta que a finales de abril, cuando la falta de ivermectina (medicamento que se usa para tratar el covid-19 leve) era insostenible, las autoridades del HEVES le dieron el encargo a ella y al equipo de Farmacotecnia, fabricar la bendita medicina.
“Teníamos todo para hacerlo. No me chupé, pensé en mi hija y en todas las familias a las que había visto llorar por su ser querido. Me di cuenta de que como químico-farmacéutica podía aportar y también salvar la vida de los pacientes”
Profesional de salud
Durante los meses siguientes asumió diversas tareas para hacer realidad el mandato: requerimiento del activo químico, equipo de laboratorio, justificación de costos, presentar documentos, recoger su aprobación y, con los especialistas, elaborar la ivermectina, probarla hasta que encontraron la composición deseada. El 28 de julio empezaron a usar su propia producción. Como buena hija de ayacuchanos, con persistencia, la luz volvió a iluminar su día.
“Mi vida laboral ha cambiado y en casa cuido más a mi hijita. Antes de la pandemia, cumplía una rutina y horario de trabajo. Ahora hay más pacientes y personal que se enferma, y debemos de reemplazar. Recién he visto el impacto que tiene mi función en la vida de las personas. Hoy laboro con más dedicación. En nuestra área no solo abastecemos de medicamentos, sino también elaboramos productos que benefician a pacientes covid-19. Siento la necesidad de ayudar y en el Estado hay mucho por hacer, el problema es la burocracia”.
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(FIN) DOP/ SMS
Publicado: 22/8/2020