El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) reporta que, en enero de este año, 625 niñas, niños y adolescentes fueron víctimas de violación sexual. Poco se sabe acerca de los efectos que tiene en la salud mental de las víctimas este execrable delito que, con frecuencia, se origina en el seno de las familias ¿Cuáles son y cómo se manifiestan?
Según el médico psiquiatra del Servicio de Emergencias del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado – Hideyo Noguchi (INSM HD/HN), Arturo Changana Arroyo, las víctimas de violación suelen presentar patologías depresivas o ansiosas graves o, también, trastorno limítrofe de la personalidad (TLP), una patología mental compleja.
El especialista refiere que, solo en el servicio de emergencias del INSM HD/HN, los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad representan aproximadamente el 20% de las emergencias psiquiátricas. Y el 80% de este grupo presenta antecedentes de abuso sexual durante la niñez. Es decir, ocho de cada 10 pacientes vivió ese trauma, la mayoría son mujeres.
Características del TLP
Este trastorno se expresa mediante una serie de emociones intensas como la ira desbordada, pensamientos suicidas, conductas lesivas, sensación crónica de vacío, miedo intenso a ser abandonadas, conductas de riesgo o, en momentos de crisis, manifiestan síntomas psicóticos, pues oyen voces que las insultan , descalifican u ordenan a que se provoquen daño, precisa Changana Arroyo a la agencia Andina.
Estas pacientes también experimentan episodios de disociación: dicen o hacen cosas que no recuerdan posterior a una crisis, así como inestabilidad emocional porque pueden pasar del enojo a la tristeza y la alegría en un corto período, y por esa razón sus relaciones interpersonales son intensas, al punto de que pueden distanciarse permanentemente de una amistad ante la menor muestra de crítica.
Tampoco tienen una identificación plena de sus capacidades y aptitudes y en general de su propia identidad. Cambian constantemente de profesiones, lugar de trabajo o de orientación e identidad sexual.
“El TLP es una patología grave y suele asociarse a trastornos depresivos, ansiosos y de dependencia al alcohol y las drogas. Es compleja y desafiante de tratarla porque justamente se caracteriza por las alteraciones que produce en la víctima su falta de control de impulsos e inestabilidad. Sus cambios emocionales son extremos”, precisa el psiquiatra.
Una alteración neurobiológica
El especialista del INSM HD/ HN revela que existen factores epigenéticos, es decir factores externos, como por ejemplo, cualquier tipo de abuso, especialmente el sexual, que modifican el funcionamiento neurobiológico del cerebro, pues alteran los circuitos neuronales (neurotransmisores), como la serotonina y la noradrenalina, entre otros.
“El trauma es tan intenso que se alteran los neurotransmisores, se altera el funcionamiento del cerebro, pero estos cambios no se observan en una resonancia ni en una tomografía, pues la afectación es del funcionamiento y no de la estructura del cerebro”, precisa.
En algunos casos, a partir de la adolescencia, la persona abusada sexualmente comienza a rechazar su cuerpo, no lo valora y por eso puede autolesionarse y tener pensamientos suicidas.
Si luego de la violación no fue oportunamente tratada con terapias ni medicamentos, si hubiera sido necesario, ni fue cuidada con cariño y afecto, sobre todo por la madre, hubo negligencia y desapego de su parte, los síntomas del TLP podrían aparecer.
Es posible que durante la niñez aparezcan señales de alerta, como no tener límites en sus acciones y por eso ser calificados de tener mala conducta, estallar en ira o mostrarse agresivos consigo mismos u otras personas, ante una frustración.
Es mejor prevenir
Changana Arroyos sostiene que es muy importante que los padres de familia u otros miembros reconozcan las señales para sospechar de un posible abuso sexual, pero, sobre todo, cuiden de sus niñas y niños para evitar los riesgos de ser abusados sexualmente.
Si se diagnóstica trastorno limítrofe de la personalidad el médico psiquiatra recomienda que el paciente inicie terapia psicológica, en algunos casos que use medicamentos y que la familia entienda el problema para involucrarse en su cuidado.
La persona afectada debe conocer su diagnóstico, así como su familia, pues es necesario que se sepa que la hipersensibilidad emocional estará presente hasta que sea tratada, y será clave que reconozcan qué situaciones o personas le provocarán las crisis para evitarlas, acota Changana Arroyo.
“Hay que dejar de normalizar la violencia y la burla que afectan tanto a los niñas, niños y adolescentes. Eso está muy extendido, así como lo está el abandono emocional de los padres porque ambos están ausentes de sus hogares por motivo de trabajo o por otros problemas. Las personas con TLP son muy sensibles emocionalmente y debemos ayudarlas a regular sus emociones y controlar sus impulsos”, manifiesta el médico psiquiatra del INSM.
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