El responsable de Salud Neonatal y Etapa de Vida Niño del Minsa, Mario Izquierdo, explicó que el calostro, como se le llama a la primera leche, es todo lo que el recién nacido necesita en los primeros días y contiene gran cantidad de anticuerpos o inmunoglobulinas para mantener a los bebés sanos y protegidos de muchas infecciones.
Tras señalar que no se ha detectado la transmisión del virus activo o infectante a través de la leche materna, el especialista recalcó que si una madre es sospechosa o tiene covid-19 debe continuar con la lactancia materna, tomando las debidas precauciones.
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Precisó que estas precauciones incluyen el uso de mascarilla cubriendo nariz y boca, lavado de manos hasta el tercio medio del antebrazo con agua y jabón durante 20 segundos a más o con un desinfectante a base de alcohol, antes y después de tocar al bebé.
“Limpieza y desinfección de todas las superficies que se haya tocado. Solo lavarse el pecho en caso se haya tosido sobre él. De no ser así, no es necesario el lavado cada vez que se alimente al bebé”, puntualizó.
Izquierdo agregó que, si la madre se siente enferma para dar directamente el pecho a su bebé, puede optar por otros medios seguros, como extraer su leche y dárselo al niño con una cuchara o un vasito limpio, o pedir a un familiar sano que le ayude a dar la leche extraída.
“La extracción de leche materna también es importante para mantener la producción, de manera que pueda volver a darle el pecho cuando se sienta mejor”, indicó.
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El Minsa señala, además, que el contacto piel con piel entre madre e hijo, inmediatamente después del nacimiento, brinda al bebé calor y seguridad emocional para adaptarse a su nueva vida y ayuda a la mamá a iniciar el vínculo afectivo con su hijo.
Considerando la situación actual de la pandemia a causa de la covid-19, el beneficio de amamantar al recién nacido es mucho mayor que el riesgo de la infección, por lo cual, el Minsa fomenta la necesidad de reforzar la decisión de la madre de dar de lactar y continuar con este acto de amor, aún con un diagnóstico positivo, ya que es la forma más efectiva de favorecer el crecimiento y desarrollo del bebé y protegerlo ante infecciones.
El Minsa menciona que, en el Perú, según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes), la proporción de menores de 6 meses con lactancia materna exclusiva a nivel nacional no mantiene una constante de incremento.
Se puede observar que entre los años 2010 al 2017 ha disminuido del 68.3% a 64.2%, oscilando picos de 70.6%, 72.3% y 69.8% en los años 2011, 2013 y 2016, respectivamente.
En el 2018 la prevalencia de lactancia materna exclusiva fue de 66.4% aumentando en 2.2% en relación al año 2017, pero en el 2019 volvió a descender a 65.7%.
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