Al visitarla se recomienda también apreciar su fachada lateral, de menor magnificencia que la principal, pero también rica en relieves y detalles. En el interior destaca una pausa en la Capilla de San Ignacio, una hermosa muestra del arte arequipeño, con coloridas ornamentaciones que recrean un escenario tropical.
La portada en sillar constituye una obra de arte en la que se aprecian figuras cuidadosamente talladas. Por ejemplo, una corona sobre un escudo es sostenida por dos ángeles, mientras que el escudo se compone de un castillo, un ave, un puma y dos llaves cruzadas. Asimismo, destaca un salón con mapas antiguos de América pertenecientes al siglo XVI.
Según los especialistas, es muy probable que la adolescente, cuyos restos fueron hallados congelados en la cumbre del mencionado nevado, haya muerto de un golpe en la sien con una macana de granito de cinco puntas, como parte de una ofrenda al Apu Ampato hace unos 500 años.
Su mayor atractivo turístico corresponde al Molino de Sabandía, monumento colonial construido en 1785, que por siglos fue el abastecedor de harina de la ciudad, una obra patrimonial hoy en día restaurada, manteniendo sus blancos muros de sillar, bóvedas, gárgolas y balcones.
El conquistador y fundador de Arequipa, Manuel de Carbajal, la mandó construir para su hijo. Más tarde, en 1785, pasó a ser propiedad de don Juan Crisóstomo de Goyeneche y Aguerreverre, quien la remodeló dándole las características señoriales que hoy se aprecian.
El recorrido viene acompañado con visitas a magníficos escenarios naturales cuya formación geológica se debe también a esta maravillosa roca. El recorrido es organizado por el Centro de Investigación, Educación y Desarrollo de Arequipa (CIED) y comprende visitas a las canteras de Añashuayco, Cortadores y Culebrillas, ubicadas en las afueras de la ciudad. El recorrido incluye caminatas seguidas de hasta 40 minutos de duración.
En estos lugares, el visitante quedará maravillado con la gran cantidad de esculturas, escudos, utensilios y muchas otras piezas trabajadas en sillar. Uno de los puntos más visitados es el Sillar Rosado, un cañón que, gracias a la particular combinación de arena, roca, sillar y los efectos de la luz solar, refleja en sus estructuras un cautivador color rosa. El paseo se complementa con una demostración de corte y labrado de bloques de sillar por parte de los esculpidores locales.
Apurímac
Hacer parapente en Sóndor, canotaje en el río Pachachaca, caminata por el bosque de piedras de Pampachiri y downhill en bicicleta son algunas de las actividades que se pueden disfrutar durante la estadía en la región de Apurímac, considerada como el perfecto escenario para los deportes de aventura.
Y si lo que se busca es recuperar las energías están los baños termales de Cconoc y sitios arqueológicos emblemáticos como Saywite y Sóndor que brindan una experiencia única.
Los amantes de la naturaleza pueden visitar el formidable Santuario Nacional de Ampay, área natural protegida creada el 23 de julio de 1987 y ubicada en el distrito de Tamburco, provincia de Abancay. El objetivo del santuario es asegurar la intangibilidad del árbol intimpa (árbol del sol, en castellano), único en su género. En la actualidad solo quedan 600 hectáreas de intimpas, protegidas de la amenaza de la tala indiscriminada que padeció en el pasado.
El Santuario alberga la laguna de Angascocha, ubicada a 45 minutos de caminata a partir de la entrada al área protegida. El espejo de agua es ideal para que las aves se posen a beber y alimentarse con los pececillos y permite reparar energías a otros animales, como vizcachas, zorritos, pumas y venados de cola blanca.
El turismo medicinal tiene como emblema los Baños Termales de Santo Tomás, uno de los más importantes puntos turísticos de Abancay, dadas las propiedades de sus aguas termales para tratar diversas dolencias del organismo.
Antes de abandonar la ciudad de Abancay es importante visitar el Puente Pachachaca, ubicado a 16 kilómetros de la ciudad de Abancay sobre el río Pachachaca, este puente de piedra, cal y canto de la época colonial fue construido por orden del virrey Conde de Salvatierra en 1654. Su presencia contrasta con el hermoso valle que lo alberga.
Debido a su valor histórico y cultural, fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 1974.
Ayacucho
Ayacucho es naturaleza, historia y fiesta. Y su capital Huamanga nos invita a recorrer sus calles, casonas e iglesias coloniales como la basílica catedral y el templo de Santo Domingo. Asimismo, disfrutar de sus fiestas llenas de color y sincretismo religioso; así como conocer la destreza de sus artesanos herederos de una tradición cultural ancestral enriquecida con el paso tiempo.
Si bien la provincia de Huamanga se fundó en el siglo XVI con el nombre de San Juan de la Frontera, la ciudad de Huamanga fue creada recién el 15 de enero de 1825.
El centro histórico de Ayacucho alberga una serie de monumentos históricos y religiosos que constituyen su sello emblemático como una ciudad importante que desborda cultura y que aspira con justa razón a ser Patrimonio de la Humanidad.
Construida en el siglo XVII y ubicada en la Plaza de Armas de Ayacucho, la Basílica Catedral cuenta con diez retablos bañados en pan de oro y está consagrada a la Virgen de las Nieves. Combina elementos renacentistas y barrocos. La sobriedad de su fachada contrasta con la riqueza interior. Ahí se encuentran los famosos retablos de Nuestra Señora de Socos, del Señor de Burgos y del Niño Llorón, historias que figuran en Las Tradiciones Peruanas de Ricardo Palma.
Las edificaciones que rodean la plaza corresponden a los siglos XVI y XVII. Se caracterizan por las arquerías de piedra en el primer nivel, pilares con balaustres en el segundo nivel y techos de tejas de arcilla roja.
En el perímetro se encuentran casonas encaladas o con piedra blanca expuesta, así como las sedes de la Municipalidad de Ayacucho, la Gobernación de Ayacucho, la Corte Superior de Justicia y la Universidad Nacional de Huamanga.
Otro atractivo de infaltable visita es el Arco del Triunfo o de San Francisco, construido en 1910 en conmemoración de la victoria en el Combate del 2 de Mayo de 1866 contra las fuerzas españolas que intentaban reconquistar sus antiguas colonias. Posteriormente fue remodelado con motivo del centenario de la Batalla de Ayacucho. Está ubicado en la tercera cuadra del jirón 28 de Julio.
También es relevante una visita a la Casa Castilla y Zamora, sede principal de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. Antes fue sede del Palacio Arzobispal y el obispo Cristóbal de Castilla y Zamora la cedió para que sirviera de claustro universitario. Está ubicada en el Portal Municipal 50, Plaza de Armas.
Para quienes desean conocer donde se originó el poblamiento del Perú, hace 20,000 años, deben llegar al complejo arqueológico de Pacaycasa, donde se encuentra la cueva de Piquimachay. Allí se encontraron los artefactos líticos más antiguos del país, asociados a huesos de fauna extinguida (mastodontes, tigres dientes de sable y camélidos).
También se encuentran en ese lugar los restos de la gran ciudad preinca de Wari, capital de la cultura del mismo nombre, que habría albergado una población de 55,000 habitantes. Otro sitio arqueológico es Tablapampa, perteneciente a la cultura preinca Huarpa.
En una visita a la región Ayacucho es infaltable conocer la Pampa de la Quinua, en el Santuario Histórico de la Pampa de Ayacucho, creado el 14 de julio de 1980 y escenario de la célebre Batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, que selló la independencia de América del Sur del dominio colonial español.
El santuario está emplazado en una planicie elevada y de cierta pendiente a 3,350 metros de altitud. Debido a su privilegiada ubicación geográfica, es un mirador natural desde donde se puede observar los paisajes de la campiña ayacuchana.
En Huanta se puede conocer los complejos arqueológicos Azángaro, Tinyaq, Molinuyoq, Laupay y Sinuarpampa, donde se encuentra una piedra gigante en forma de cóndor. Por su clima cálido templado, Huanta es conocida también como "La Esmeralda de los Andes". Es la segunda ciudad más poblada de la región y constituye el nexo principal con la zona del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).
La visita a la región Ayacucho se completa con la Ruta encantada de los cóndores, nueva ruta turística, iniciativa del Patronato Pikimachay junto a la sociedad civil, la empresa privada e instituciones públicas, que ofrece a los visitantes una experiencia vivencial inolvidable a través de un recorrido por extensos y mágicos paisajes, andenes, bosques de piedras y un impresionante avistamiento de cóndores, las aves voladoras más grandes del mundo y protagonistas de este cautivante destino turístico.
El valle del Sondondo, ubicado a ocho horas de la ciudad de Huamanga, está conformado por los distritos de Cabana, Carmen Salcedo, Chipao, Aucará, Huacaña y Santa Ana de Huaycahuacho, donde existe un sistema de andenería y sitios arqueológicos que constituyen una valiosa herencia de las civlizaciones Wari, Chanka e Inca que habitaron estas y otras provincias de la región Ayacucho.
Cusco
Resulta difícil explicar la majestuosidad que representa el Cusco. Esta región reúne historia ancestral, modernidad y aventura con una mística que envuelve desde la Plaza de Armas cusqueña, pasando por monumentos emblemáticos como Sacsayhuamán y Coricancha, hasta lugares más alejados como Tambomachay.
Llenarse de energía en Moray, descubrir la impresionante arquitectura de Ollantaytambo y Písac, y sentirse un poco más cerca del cielo en la ciudadela inca de Machu Picchu, el principal atractivo turístico del Perú y una de las nuevas maravillas mundiales, son algunas de las sensaciones inevitables al visitar el “ombligo del mundo”.
La capital arqueológica de América ofrece atractivos para todos los gustos, y aunque para ingresar a los más emblemáticos es necesario adquirir, en el caso de los visitantes nacionales, el
boleto turístico promocional que cuesta 70 soles (40 para estudiantes) y tiene 10 días de vigencia, es posible también adquirir el boleto turístico parcial, que cuesta 40 soles y permite visitar los mismos sitios arqueológicos, válido por 1 o 2 días dependiendo del circuito elegido.
Con este boleto se puede visitar, en el Circuito I los parques arqueológicos de Sacsayhuamán, Qenqo, Puca Pucara y Tambomachay; mientras que en el Circuito II puede conocerse el Museo de Sitio de Qoricancha, el Museo Histórico Regional, el Museo de Arte Contemporáneo, el Monumento a Pachacútec, el Museo de Arte Popular, el Centro Qosqo de Arte Nativo y los parques arqueológicos de Tipón y de Pikillacta.
En tanto, el Circuito III comprende el Valle Sagrado y permite visitar los parques arqueológicos de Ollantaytambo, Písaq, Chinchero y Moray.-
Recorrer la Ciudad Imperial, rica en historia, cultura y arquitectura, y visitar diversos atractivos o realizar actividades sin pagar nada o a bajo costo sí es posible si sabe adónde ir. Un ejemplo de ello son los mercados, lugares ideales para observar la cultura local, descubrir una diversidad de productos que se expenden allí y saborear suculenta comida a bajo costo.
Los mercados de ingreso libre y más importantes de Cusco son San Pedro, el principal de la ciudad y donde es posible encontrar desde alimentos y productos oriundos hasta artesanías; San Blas, más pequeño que el anterior pero donde es posible comer a barato, incluso opciones vegetarianas; y Wanchaq, que ofrece un ambiente más típico de Cusco.
También se puede visitar sin costo alguno el barrio de San Blas, considerado el rincón urbano más bello y bohemio de la urbe, donde resaltan sus viviendas pintadas de blanco con sus puertas y balcones de color azul que le confieren una personalidad única.
Además de su hermosa plazoleta es posible ingresar sin costo alguno al museo taller del célebre y galardonado artesano cusqueño Hilario Mendívil, uno de los más importantes del siglo XX, reconocido por su arte en la confección de vírgenes, santos y arcabuceros, que se distinguen por presentar el rostro sereno y el cuello alargado.
Otro lugar que puede apreciarse es la calle Hatun Rumiyoc, donde se encuentra la célebre piedra de los doce ángulos, uno de los principales atractivos de Cusco. Esta roca perfectamente engastada en el muro que formaba parte del palacio del inca Sinchi Roca, sobre el que se construyó el Palacio Arzobispal, es de imprescindible visita en Cusco.
Cerca de allí se encuentra la calle de las siete culebras, una de las más bellas de Cusco, y se localiza entre la Plazoleta Nazarenas y el pasaje Choquechaka. Debe su nombre a las figuras de serpiente talladas en las piedras de las paredes, de las cuales siete están en los muros del Palacio Nazareno e igual número en el pasaje, en cuyo interior hay un arco de piedra que en la época colonial y del virreinato delimitaba la zona española y la zona indígena.
Entre los lugares culturales emblemáticos de la Ciudad Imperial que también puede visitarse sin costo destaca el cementerio de la Almudena, el principal de la urbe y que fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2011 por reunir la más grande muestra de arte religioso funerario de Cusco y del sur peruano.
Allí descansan los restos mortales de célebres personajes cusqueños y del Perú como el fotógrafo Martín Chambi, el arqueólogo Manuel Chávez Ballón, María Trinidad Enríquez, la primera mujer abogada del Perú, y la escritora Clorinda Matto de Turner, ambas pertenecieron a la primera generación de mujeres ilustradas del Perú.
También puede visitarse gratis el Museo del Café, ubicado en la calle Espaderos 136, a pocos pasos de la Plaza de Armas. La exposición permanente presenta la historia e importancia cultural del café, las variedades, el proceso de fabricación, entre otros aspectos fundamentales de este cultivo que tiene en la provincia cusqueña de Quillabamba a una de las principales zonas de producción del Perú.
Cusco ofrece también varios miradores a los que se puede acceder sin costo alguno y tener magníficas vistas panorámicas de la Ciudad Imperial. El más destacado y visitado es el Cristo Blanco, ubicado en el cerro de Pukamuqu. La imagen es similar al Cristo Redentor de la ciudad brasileña de Río de Janeiro, aunque de menor tamaño dado que mide alrededor de ocho metros de alto. Aunque está protegida por un cerco metálico, la efigie de Jesús con los brazos abiertos recibe a los visitantes y parece proteger a la ciudad de Cusco.
Además del Cristo Blanco está el mirador de San Cristóbal, con su pequeña plaza y su iglesia; el Mirador de San Blas, ubicado a solo cinco minutos a pie desde la plaza de Armas; el mirador de la Plaza Santa Ana y la Huaca Sapantiana.
También se puede admirar la arquitectura exterior de predios emblemáticos como la
Casa del Almirante, donde destaca la decoración plateresca en su fachada con una pequeña ventana de estilo mudéjar; la
Casa del Inca Garcilaso de la Vega, que obtuvo recientemente el
Escudo Azul de la Unesco para garantizar su protección y conservación; la Casa de los Cuatro Bustos; la Casa Cabrera, que alberga el Museo de Arte Precolombino; y la Casa de los marqueses de San Lorenzo de Valle Umbroso, sede de la Escuela de Bellas Artes de Cusco.
Ica
A solo unas horas de Lima se encuentra la mezcla perfecta de aventura y relajación. Ica es más que un ubérrimo valle productor de pisco, el destilado de bandera del Perú. Alberga también paradisiacas playas, un desierto de inigualables dunas y de un oasis de ensueño como la Huacachina, las enigmáticas Líneas de Nasca, la fascinante Reserva Nacional de Paracas y una gastronomía sin parangón.
Oportunidad para visitar la Ruta de los Lagares con visita a viñedos, degustación de piscos y vinos, realizar un recorrido marítimo a las islas Ballestas, visitar los acueductos de Cantalloc, el complejo arqueológico Paredones, el Museo Maria Reiche, entre otros singulares atractivos.
Moquegua
Moquegua es, en términos geográficos, el intermedio perfecto entre mar y campiña. Quebradas, formaciones rocosas y desiertos dan la bienvenida a una región privilegiada en recursos naturales y donde destaca una exquisita gastronomía con exclusivos vinos y piscos. Visitar esta bella región implica disfrutar de ciudades que exhiben casonas coloniales de singular diseño, una población hospitalaria y un puerto emblemático en el sur peruano como es Ilo.
Un "city tour" para recorrer la Plaza de Armas y visitar el Museo Contisuyo, la iglesia Santo Domingo, casonas coloniales, la urna de Santa Fortunata, el Mirador del Cristo Blanco, el sitio arqueológico de Cerro Baúl, y encandilarse con la ruta del Pisco, son algunas de las actividades posibles durante el feriado largo.
Puno
Visitar Puno es ingresar a una atmósfera mágica donde la leyenda, las tradiciones y las fiestas multicolores se respiran todos los días. Sus sorprendentes islas flotantes de los Uros, fabricadas con fibra de totora solo son superadas por el mítico Lago Titicaca.
Un pueblo orgulloso de su pasado de tradición folclórica que se desborda cada año en danzas y ritos llega a su máxima expresión en la gran fiesta en honor a la Virgen de la Candelaria, en febrero de cada año.
Tacna
Tacna es una región singular: desiertos y valles fértiles conviven para crear paisajes únicos. El clima cálido de las mañanas permite disfrutar de sus playas con oleajes tranquilos, mientras que sus baños termales y lagunas serán los lugares perfectos para asegurar una adecuada relajación.
Apreciar el Arco Parabólico con las imágenes de los héroes Miguel Grau y Francisco Bolognesi, la fuente ornamental, la Catedral, la Mezquita Musulmana, el Museo Ferroviario, el Jardín Botánico, así como los distritos de Pocollay, Calana y Pachia. En el ámbito gastronómico es inevitable degustar el “picante a la tacneña” y sus vinos y piscos de exportación producidos en bodegas de obligatoria visita y que se abastecen de un estupendo valle acariciado por el sol y el viento.
La visita a Tacna se completa conociendo el complejo arqueológico de Miculla y el puente colgante, que son una muestra del extraordinario patrimonio de la Ciudad Heroica.
(FIN) LZD/MAO
JRA
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