El sitio paleontológico de Sacaco, ubicado en el norte de Arequipa, es una fuente inagotable de conocimiento que ofrece la posibilidad de mirar en retrospectiva e imaginar un mar poco profundo e islas con bosques allí donde hoy se extiende un imponente desierto. Otro tesoro del cual puede presumir el Perú al mundo y que los científicos anhelan acercar a la comunidad para que se convierta en una herramienta de desarrollo.
Cual enciclopedia, Sacaco no solo documenta con detalle qué especies habitaron el mar peruano entre 10 y 4.5 millones de años atrás, sino que también es clave para entender los ambientes continentales, según recientes hallazgos.
La geóloga colombiana Diana Ochoa reveló que el año pasado se encontró, por primera vez, “registro fósil de polen, hojas y madera, que corresponden a ambientes en tierra”.
“Hemos encontrado registros de huarango, sauce y de otros miembros de las fabáceas —familia de la arveja y el frijol—. En la zona hubo helechos, lo que sugiere que no era tan seca”, afirmó a la Agencia Andina.
Arequipa: el sitio paleontológico de Sacaco, el nuevo atractivo turístico de la costa sur
La científica sostuvo que estos hallazgos “llaman la atención y son muy interesantes”, porque es “superraro” encontrar las tres cosas (polen, hojas y madera) a la vez, y servirán para reconstruir cómo era la precipitación anual y saber cuál era la temperatura anual.
Ocho millones de años después
Aclaró que estos descubrimientos “no corresponden al registro de un río”. “Lo que estamos viendo es lo que la ceniza volcánica arrastró y quedaron protegidas del oleaje y el ambiente marino, y ocho millones de años después los encontramos”, sostuvo.
“Sacaco no solo es especial para entender el sistema de Humboldt, los ambientes marino-costeros, sino que ahora también es clave para entender los ambientes continentales. Además, para plantear estrategias de conservación de especies y ecosistemas, de uso de recursos. Por eso, este desierto merece todos los esfuerzos para ser preservado”, subrayó.
Los estudios sobre estos hallazgos tienen un avance significativo y se espera tener en marzo “una pintura clara de cómo lucían los ambientes en Sacaco”.
Para Ochoa, el aprovechamiento adecuado de la riqueza paleontológica de Sacaco, a través del turismo, puede traer “posibilidades de desarrollo” para la comunidad.
Más que romanticismo
“Fomentar y proteger Sacaco no es solo una cosa romántica, sino que también es estratégicamente importante para la región. Hay que dinamizar la economía y con ello la población tendrá acceso a más oportunidades y, en unos años, mayores ingresos per cápita”, manifestó.
En su opinión se requiere de una campaña de apropiación desde la provincia de Caravelí, adonde pertenece Sacaco, e incluso desde la propia región Arequipa.
“Nadie ama lo que no conoce. Si no hay una campaña de apropiación, difícilmente [los lugareños] van a sentir que pertenecen a la zona y que la zona les pertenece, y, por tanto, deben protegerla”, aseveró.
La zona es estudiada desde 1970 por expertos de diferentes partes del mundo, quienes se centraron en individuos, “pero no había quién integre lo que conocíamos, que ponga toda esa información aislada en contexto, y eso fue lo que hicimos”, señaló Ochoa.
Tras tres años de estudios, “ahora tenemos una idea más clara de la edad de cada uno de estos individuos, podemos ver el patrón de evolución y saber cómo cambió el espacio, porque hoy vemos un desierto, pero en el pasado esas arenas fueron costas”.
Aunque todavía queda un largo camino por recorrer, con gran satisfacción Ochoa afirmó: “Hemos podido reconstruir la historia de los animales, cómo cambiaron los grupos hasta llegar a lo que hoy tenemos. Ese creo que ha sido el mayor avance del equipo en estos años de investigaciones”.
Los estudios empezaron en 2018 y se hicieron como parte del proyecto “Efectos del calentamiento global sobre el ecosistema de Humboldt durante el Mioceno”, que contó con 400,000 soles de financiamiento del Fondecyt/Concytec.
Las Ballenas del Desierto
Con miras a lograr que la localidad se apropie del valor paleontológico y promueva el turismo; y contarle a la comunidad científica por qué Sacaco es importante se concibió el
proyecto Las Ballenas del Desierto.
El potencial, a decir de los investigadores, es tan vasto como el desierto que preserva en sus arenas innumerables esqueletos fosilizados de animales como ballenas, delfines, focas, tiburones, cocodrilos, aves y hasta perezosos marinos.
El paleontólogo peruano Rodolfo Salas-Gismondi, líder del proyecto Las Ballenas del Desierto, manifestó que Sacaco cuenta la historia de cómo fue la Costa y cómo llegó a ser lo que es.
Sacaco, refirió, es reconocido en el extranjero por la calidad de preservación de sus fósiles, por la abundancia de ellos y porque casi todos están en conexión articulada (preservan partes blandas que pocas veces se fosilizan).
Sin embargo, dijo, falta que la riqueza paleontológica de Sacaco sea valorada por la comunidad y las autoridades, y que la gente empiece a reconocer la paleontología como parte del patrimonio del país, al igual que lo es la arqueología.
Más ahora que hay peruanos interesados en seguir desentrañando las maravillas de este desierto y para ello se cuenta con el apoyo del Estado, que apuesta por que la ciencia contribuya al desarrollo de la comunidad, puntualizó.
Es así que por medio de la Universidad Privada Cayetano Heredia (UPCH), Salas-Gismondi presentó el proyecto este
ProCiencia/Concytec para que financie la remodelación del Museo de Sitio Sacaco y las investigaciones científicas en el sitio paleontológico, y permita impulsar la zona como un atractivo turístico.
“Se trata del primer lugar paleontológico [del país] que puede ser visitado y [cuenta] con información muy didáctica” como reproducciones de animales marinos, además de los fósiles hallados en el área de intervención que abarca alrededor de 1.6 hectáreas, comentó a la Agencia Andina.
Una odisea: la colecta
En la plaza de la Ballena, en el frontis del museo de sitio, se exhibe el fósil del cetáceo colectado en Aguada de Lomas, que pesa alrededor de 15 toneladas.
Salas-Gismondi contó que se necesitaron cuatro expediciones para colectar el fósil de la ballena con la ayuda de martillos neumáticos, y el cráneo —la parte más frágil— tuvo que ser envuelto en una camiseta de yeso y yute para protegerlo.
Luego vendría el desplazamiento del esqueleto fosilizado, en varias piezas, en un tractor con una carreta y una estructura de fierro; toda una operación de alta complejidad.
Adentro del remozado recinto “Roque” luce mejor que nunca. Es la ballena que murió hace seis millones de años y sobre cuyo esqueleto, preservado de forma excepcional, se construyó el museo para protegerlo y se bautizó así en honor al inmigrante español Roque Martín que se afincó en Sacaco en 1938.
Durante el recorrido en ambas salas del
Museo de Sitio Sacaco se pueden apreciar nuevos fósiles, reconstrucciones y mucha información sobre la evolución de la fauna y los ecosistemas marinos del Perú. Y el sonido del mar acompañará toda su visita.
Con los fósiles de varios animales marinos colectados en el desierto de Sacaco se hizo un paseo en la parte exterior del museo ubicado en el kilómetro 546 de la carretera Panamericana Sur, donde hay un desvío y por el que debe seguir un kilómetro a través de una trocha.
Salas-Gismondi adelantó que proyecta impulsar proyectos de investigación para trabajar en las reservas nacionales San Fernando y Paracas, ambas en la región Ica, y darles valor agregado a partir de la información que se encuentra enterrada en esos lugares. La historia paleontológica se seguirá reescribiendo.
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(FIN) JOT