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Los neuroderechos y otros desafíos de la ciberseguridad de un futuro ¿no tan lejano?

¿Confiarías tus pensamientos más íntimos a una computadora?

Investigaciones buscan entender la manera en que los recuerdos son almacenados en el cerebro y con ello encontrar la posibilidad de que estos sean descargados y almacenados en una infraestructura para que puedan ser transmitidos de un lugar a otro. Foto: Freepik

Investigaciones buscan entender la manera en que los recuerdos son almacenados en el cerebro y con ello encontrar la posibilidad de que estos sean descargados y almacenados en una infraestructura para que puedan ser transmitidos de un lugar a otro. Foto: Freepik

14:05 | Lima, nov. 30.

En el Día Mundial de la Seguridad Informática, que se conmemora este 30 de noviembre, hablamos del avance de la ciencia y el desarrollo de la tecnología, que va más allá del uso del machine learning para el desarrollo de aplicaciones con inteligencia artificial. Nos referimos a las interfaces que comunican el cerebro humano con un computador y los desafíos que traen estas nuevas tecnologías en materia de ciberseguridad.

El sistema binario en las ciencias computacionales hace referencia a un conjunto de ceros y unos que conforman un código que, al ser procesados por la computadora, se convierten en instrucciones que le indican qué hacer. La forma cómo funciona el cerebro humano puede ser muy parecida.

Nuestro cerebro funciona gracias a la transmisión de información entre las neuronas. Esta comunicación se hace mediante impulsos electro-químicos, los cuales podríamos compararlos con el sistema binario de unos y ceros. Si el impulso se recibe se cuenta como uno; si no se recibe, se cuenta como cero. Así entonces, el cerebro recibe información de los órganos sensoriales, procesa esta información y genera pensamientos e ideas y luego envía instrucciones al cuerpo sobre lo que tiene que hacer.

Aquí vemos que hay un punto de conexión entre cómo funciona toda la tecnología que utilizamos hoy en día y cómo funciona nuestro cerebro y todas sus actividades de pensamiento. Sobre esta materia existe un campo de investigación que tiene que ver con estas interfaces entre el cerebro y las computadoras: el Brain-Computer Interface (BCI).

Para conocer los desafíos de la ciberseguridad en materia de las interfaces cerebro-computadora y de otros avances y desarrollos tecnológicos en los últimos años, la Agencia Andina entrevistó a Camilo Gutiérrez, Manager del Laboratorio de Investigación de Eset Latinoamérica.

Según el especialista, nos encontramos en un nivel de desarrollo en el cual hemos llegado a permitir que el cerebro de una persona se conecte a una computadora. Lo que puede sonar a una película de ficción como Matrix o a un capítulo de la serie Black Mirror, ya no lo es.


¿Qué hay alrededor de las interfaces cerebro-computadora?

El especialista en ciberseguridad menciona dos casos de estudio en seres humanos que demuestran los avances en el ámbito de la neurotecnología, a los que se ha llegado a raíz de este tipo de interfaces.

Por ejemplo, se ha documentado la experiencia de un hombre con parálisis por lesión en la médula espinal que recuperó la capacidad de caminar gracias a una interfaz que responde a sus pensamientos.

En este caso, señala Gutiérrez, una serie de electrodos fueron instalados en su médula y conectados a una computadora, de manera que la orden de moverse que enviaba desde su cerebro, y que no se podía transmitir a través de la médula debido a la lesión, era enviada a sus piernas a través de la interfaz, lo que hacía posible la realización de la acción.

Luego está el caso de una mujer con parálisis cerebral que recuperó el habla gracias a implantes cerebrales. Para ello, se conectaron electrodos bastante finos en diferentes partes de su cerebro, explica Gutiérrez, y se entrenó un algoritmo de inteligencia artificial: a medida que la mujer leía diferentes frases, los electrodos iban registrando las zonas de su cerebro que se activaban al querer realizar una acción.

Una vez listo el algoritmo y ya con la capacidad de entender los pensamientos de la persona, se entrenó a un avatar, de tal manera que cuando esa persona pensaba en aquello que había leído, el avatar podía reproducir con una voz sintética tales pensamientos.

De esta manera, se le dio la posibilidad de comunicarse nuevamente. Posteriormente, se utilizaron archivos de voz de la mujer, de cuando aún podía hablar, para entrenar al algoritmo y lograr una mayor personalización.


Del cerebro a la computadora

Hace solo unos meses, la compañía de Elon Musk, Neuralink, obtuvo el visto bueno para implantar un microchip en el cerebro humano y así corregir los problemas neurológicos que provocan alguna situación de discapacidad, ya sea visual, motora o de escucha. Ante cualquier error, esto podría causar daños graves o incluso provocar la muerte del paciente. Después de varias negativas, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) le dio luz verde para que pueda iniciar las pruebas en humanos.

“Podría parecer una locura que alguien quiera tener una interfaz de este tipo con la que toda su información y todos sus pensamientos vayan a una computadora y puedan ser utilizados, pero hay personas que ya manifestaron su voluntad de hacerlo”, comenta Gutiérrez.

Otras investigaciones buscan entender la manera en que los recuerdos son almacenados en el cerebro y con ello encontrar la posibilidad de que estos sean descargados y almacenados en una infraestructura para que puedan ser transmitidos de un lugar a otro.

“Está buenísimo lo que se viene, pero ¿se piensa en ciberseguridad ante este tipo de situaciones?, ¿y qué tan lejos estamos de todo esto?”, cuestiona el especialista de Eset.


A un año de Chat GPT

Hoy 30 de noviembre del 2023 se cumple un año desde que se lanzó la primera versión de ChatGPT y los avances en el uso del machine learning en el campo de la inteligencia artificial, hasta el momento, son impresionantes. Aunque no es una tecnología nueva, hace menos de un año empezó a ser prácticamente de dominio público, con una gama de aplicaciones que ofrecen soluciones diversas que antes solo podíamos imaginar.

El ChatGPT es solo una muestra de que el desarrollo de la tecnología es exponencial, y con el paso del tiempo, estos cambios serán cada vez muchísimo más rápido.

“Si todo esto ha evolucionado en un año, todo parece que no estamos tan lejos del intercambio de información entre el cerebro de una persona y una computadora. Quizás el próximo paso sea la posibilidad de descargar información del cerebro, y de retornarla al mismo lugar habiendo sido previamente alterada, algo así como lo que pasaba en Matrix”, sugiere Gutiérrez.

Todos estos avances que estamos viendo en los últimos tiempos, explica el especialista, si bien habilitan un sinfín de oportunidades, nos pone ante la posibilidad del cambio de una serie aspectos de los seres humanos como tal y de la naturaleza en general. Por ejemplo, la posibilidad de modificar y de mejorar el cuerpo y la mente de las personas, de crear nuevas especies, de crear inteligencia biológica, y más.

“Las personas que son creyentes podrían asignar estos cambios tan abruptos a una deidad, un dios. Y las personas que no son creyentes se lo atribuirán a una evolución natural o a una fuerza sobrenatural. Pero si hay algo en lo que todos podemos estar de acuerdo es que en la evolución de la vida y la evolución de la inteligencia como la conocemos hasta ahora, nunca hubo intervención humana. Pero hoy los seres humanos estamos a puertas de poder hacer modificaciones de todo ese tipo de características, tanto en las personas como en la naturaleza”, añade.

Si bien el desarrollo de estas nuevas tecnologías abre un abanico de soluciones posibles, también da pie a una serie de vulneraciones desde las más inofensivas hasta las más dañinas para el ser humano.


Hablemos de la neurotecnología y de los neuroderechos

En la publicación académica “Neurotecnología: Interfaz cerebro-computador y protección de datos cerebrales o neurodatos en el contexto de tratamiento de datos personales en la Unión Europea", publicada en la Revista Iberoamericana de Derecho Informático, la investigadora chilena Yasna Vanessa Bastidas analiza las neurotecnologías, la interfaz cerebro-computador, específicamente, y su relación con la regulación para el tratamiento de datos personales y la protección de datos.

El estudio cita a Rafael Yuste, un neurocientífico y catedrático de la Universidad de Columbia, que -en un artículo de la revista Nature "Cuatro prioridades éticas para las neurotecnologías e Inteligencia Artificial"- propone junto a otros 25 destacados científicos, una modificación a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y la incorporación de los nuevos neuroderechos humanos como una protección ante el uso indebido de los avances científicos y tecnológicos.

Cabe resaltar que Chile es el primer país en presentar al mundo dos iniciativas legislativas frente a los riesgos de las neurotecnologías: el Proyecto de Reforma Constitucional Boletín Nº13827-19, para proteger la integridad y la indemnidad mental con relación al avance de la neurotecnologías; y el Proyecto de Ley Boletín Nº13828-19, sobre la protección de los neuroderechos y la integridad mental, y el desarrollo de la investigación y las neurotecnologías.

Ante este panorama, el investigador Camilo Gutiérrez considera sumamente necesario que los países empiecen a pensar en materia de ciberseguridad y en este tipo de legislación que impulsa Yuste: los neuroderechos humanos, acuñado por la ciencia con el fin de resolver los neurodesafíos normativos.


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Publicado: 30/11/2023
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