18:26 | Chiclayo, jun. 3.
Por: Silvia DepazFue un momento emotivo. Al paso de la imagen del Divino Niño del Milagro por las calles de Ciudad Eten y Reque, en Lambayeque, decenas de fieles se arrodillaban en las puertas de sus viviendas y oraban pidiendo el cese de la pandemia del coronavirus, un largo capítulo de incertidumbre que ha dejado muerte y dolor en todo el planeta.
En la víspera, el sacerdote de la parroquia Santa María Magdalena de Ciudad Eten e integrantes de la hermandad del Divino Niño del Milagro, siguiendo los protocolos de salubridad para evitar el contagio de coronavirus, dirigieron la procesión de la sagrada imagen a bordo de un vehículo motorizado.
El párroco y los integrantes de la hermandad escoltaron el paso del Divino Niño ataviados con trajes especiales de bioseguridad, guardando la distancia social y repartiendo los mil rosarios donados por un devoto para esta ocasión.
Sufrir sin sentido
La procesión estuvo encabezada por el sacedote Eleuterio Vásquez Gonzales –el padre Lute–, promotor de una iniciativa para convertir a Eten en una ‘ciudad eucarística’.
“Son 371 años de ese gran regalo que Dios le dio a Ciudad Eten”, dice el padre Lute, refiriéndose a las crónicas sobre la aparición del Divino Niño en esta localidad, ocurrida –según la tradición– el 2 de junio de 1649.
“El mundo está sufriendo, pero el hombre no se destruye por sufrir, sino por sufrir sin ningún sentido. El sufrimiento lo vamos experimentando, nos da más sabiduría, más resistencia, más compasión, más respeto y eso nos hace vivir. No dejemos de luchar, de pedir, de ayudar”, reflexionó el sacerdote.
“Les pido de corazón que nos unamos en oración para que pronto Eten sea declarada ciudad eucarística –continuó–. Con la oración sabemos cuál es nuestra meta: el encuentro con el que nos dio la vida; y para llegar a este encuentro hace falta alimentarnos con la Eucaristía”.
Plegaria de rodillas
El anda, en la que aparece una custodia y en el centro la imagen del pequeño Jesús en la hostia, fue llevada en una camioneta. A pie, el sacerdote bendecía a todos los fieles que, desde sus puertas, ventanas y balcones, saludaban el paso de la procesión.
Algunos portaban réplicas del Niño del Milagro y otras imágenes; muchos se arrodillaban emocionados. La imagen del Divino Niño fue bendecida, en 2018, por el papa Francisco durante su visita al Perú. Desde esa fecha, ha crecido la devoción al Niño del Milagro.
Según la tradición, el 2 de junio de 1649, cuando se celebraba la víspera de la fiesta del Corpus Christi, apareció por primera vez el Niño Jesús –con cabello rubio, vestido con una túnica granate– en una hostia consagrada.
Una segunda aparición ocurrió el 22 de julio del mismo año, durante la misa oficiada en honor a la patrona de Ciudad Eten, Santa María Magdalena. Esa vez, el Niño vestía una túnica morada. Luego, la visión se transformó en tres corazones entrelazados entre sí, que simbolizan el amor del Padre con su Hijo bajo la inspiración del Espíritu Santo.
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(FIN) SDC/CCH
JRA
Publicado: 3/6/2020