La próxima visita del Papa Francisco al Perú, en la que tiene previsto estar en la región Madre de Dios el 19 de enero, cobra especial realce por su preocupación por el medio ambiente y el desarrollo sostenible, expresado en su encíclica “Laudato si” (Alabado seas en latín) sobre la protección de la casa común, como llama a nuestro planeta.
“El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar”, es el llamado que formula el obispo de Roma en esta carta dirigida a la feligresía católica y a los ciudadanos del mundo, publicada en mayo de 2015 y que
entregará en su encuentro con los pueblos indígenas en Puerto Maldonado.
Llamado de atención
La
encíclica pontificia se inspira en el
“Cántico de las criaturas” de San Francisco de Asís, que constituye una alabanza a la creación divina. Sin embargo, el documento del
Papa Francisco constituye también un llamado de atención a la humanidad, las autoridades y las empresas para que tomen real conciencia del impacto negativo que tienen las actividades productivas descontroladas sobre la naturaleza y para que adopten las medidas que reviertan esta dramática situación que pone en riesgo la vida.
Asimismo, reconoce los esfuerzos que realizan diversos sectores sociales, y especialmente los jóvenes, para proteger la casa común que compartimos los seres humanos y que está amenazada por la degradación ambiental.
“Deseo reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos. Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo”, manifiesta.
“Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos”, agrega.
Contaminación y cambio climático
Un tema fundamental en la
encíclica pontificia se refiere a las consecuencias que deja desde hace muchas décadas la contaminación, provocada principalmente por los combustibles fósiles y los desechos tóxicos, la deforestación creciente, así como la
“cultura del descarte” con una escasa reutilización y reciclaje, situaciones que han provocado el fenómeno conocido como calentamiento global.
“Todavía no se ha logrado adoptar un modelo circular de producción que asegure recursos para todos y para las generaciones futuras, y que supone limitar al máximo el uso de los recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar. Abordar esta cuestión sería un modo de contrarrestar la cultura del descarte, que termina afectando al planeta entero, pero observamos que los avances en este sentido son todavía muy escasos”, afirma.
El vicario de Cristo sostiene que el calentamiento global ha estado acompañado del constante crecimiento del nivel del mar, y es difícil no relacionarlo con el aumento de eventos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes. Asimismo, la pérdida de selvas tropicales empeora las cosas, dada la importancia de los bosques para mitigar el cambio climático.
“La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan. El cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad”, anota.
“Los peores impactos probablemente recaerán en las próximas décadas sobre los países en desarrollo. Muchos pobres viven en lugares particularmente afectados por fenómenos relacionados con el calentamiento, y sus medios de subsistencia dependen fuertemente de las reservas naturales y de los servicios ecosistémicos, como la agricultura, la pesca y los recursos forestales”, enfatiza.
La cuestión del agua
El Papa Francisco subraya que un problema particularmente serio es el de la calidad del agua disponible para los pobres, que provoca muchas muertes todos los días.
“El acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarle el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable”, argumenta.
Pérdida de Biodiversidad
La
encíclica “Laudato si” advierte que los recursos de la tierra también están siendo depredados a causa de formas inmediatistas de entender la economía y la actividad comercial y productiva.
“La pérdida de selvas y bosques implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes, no sólo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades y para múltiples servicios. Las diversas especies contienen genes que pueden ser recursos claves para resolver en el futuro alguna necesidad humana o para regular algún problema ambiental”, remarca el obispo de Roma.
Puntualiza que “el cuidado de los ecosistemas supone una mirada que vaya más allá de lo inmediato, porque cuando sólo se busca un rédito económico rápido y fácil, a nadie le interesa realmente su preservación. Pero el costo de los daños que se ocasionan por el descuido egoísta es muchísimo más alto que el beneficio económico que se pueda obtener.
En el caso de la pérdida o el daño grave de algunas especies, estamos hablando de valores que exceden todo cálculo”.
“Por eso, podemos ser testigos mudos de gravísimas inequidades cuando se pretende obtener importantes beneficios haciendo pagar al resto de la humanidad, presente y futura, los altísimos costos de la degradación ambiental”, añade.
Nuevo diálogo sobre el futuro del planeta
“Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos. El movimiento ecológico mundial ya ha recorrido un largo y rico camino, y ha generado numerosas agrupaciones ciudadanas que ayudaron a la concientización”, expresa.
“Lamentablemente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás. Las actitudes que obstruyen los caminos de solución, aun entre los creyentes, van de la negación del problema a la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. Necesitamos una solidaridad universal nueva. Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades”, enfatiza Francisco.
(FIN) LZD/MAO
También en Andina: