Tradición en Apurímac: así se vivió la ancestral "Yawar Fiesta" en Coyllurqui, Cotabambas

Celebración se realizó en homenaje al aniversario patrio

La acogedora ciudad de Coyllurqui, ubicada en la provincia apurimeña de Cotabambas, celebró la última versión del tradicional “Yawar Fiesta” en homenaje al aniversario patrio. ANDINA/Percy Hurtado Santillán

La acogedora ciudad de Coyllurqui, ubicada en la provincia apurimeña de Cotabambas, celebró la última versión del tradicional “Yawar Fiesta” en homenaje al aniversario patrio. ANDINA/Percy Hurtado Santillán

11:52 | Cotabambas, Apurímac, ago. 7.

La acogedora ciudad de Coyllurqui, ubicada en la provincia apurimeña de Cotabambas, celebró la última versión del tradicional “Yawar Fiesta” en homenaje al aniversario patrio, con una serie de actividades que se centraron en la comunidad de Pfaco y la misma capital.



Las costumbres, que surgieron después de la declaratoria de Independencia y las últimas batallas de Junín y Ayacucho, comenzó la noche del 27 de julio. Pfaco y sus habitantes, se organizaron entusiastas como antaño para exclamar ¡Viva el 28 de Julio! ¡Viva San Martín! ¡Viva Sucre!


Los comuneros encendieron antorchas con los colores de la bandera del Perú, se desplazaron a los extremos y activaron fuegos artificiales al ritmo del estribillo lastimero “Wakallay Waka, torollay toro…”, como preámbulo a la corrida de toros del día siguiente que atraería a todo el caserío.

Los vecinos de este espacio, ubicado sobre los 2,842 m.s.n.m., en una quebrada de exuberante clima y producción de fruta, y últimamente de palta Hass y Fuerte, preservan sus costumbres entre lo andino y español, y lo plasman en sus usos cotidianos y rituales ancestrales.


En Pfaco el tiempo se detuvo literalmente, cada julio los comuneros celebran la festividad en honor a la Santísima Virgen del Carmen y una semana después Fiestas Patrias, las cuales tienen la visita de otras comunidades por la forma en cómo se evoca la religión católica y el amor a la bandera.

Wakanak'akuy


No hay fiesta sin comida típica y bebidas, y en las comunidades lo saben. La teniente gobernadora de Pfaco, Irene Santillán Guillén, solicitó la mañana del primer día que se proceda con el “Wakanak'akuy”, o sacrificio de un toro, acto que fue con una t'inka o brindis en español en Wakawaqra o asta de toro en forma de vaso, y agradecimiento a los apus y la Pachamama por otorgar el alimento.


Mientras la chicha de jora fermentaba, se presentó y encargó roles a la cocinera, despensera, la “iphalla” que en español se interpreta a una mujer que es constante en servir chicha a los invitados y el “Mesa Ángel” el varón que hizo prevalecer el cumplimiento de ritos ancestrales, ofreció t'inkas y mantuvo el orden. El personaje suele ser divertido y ocurrente, sostiene siempre un manto de colores, ichu o paja y cañazo. Y todos por la noche fueron a vivar por el Perú.

Toro Pukllay


El día siguiente, 28 de julio, es el más importante, muy temprano se encendieron arranques o cohetes por el Día de la Independencia, se ofreció el típico ponche, comida y a media mañana se desató con algarabía el “Toro Kacharpariy” o liberación de toros en la plaza de Pfaco. La teniente gobernadora y esposo Aquiles Hurtado Loayza montados a lomo de caballo, y agentes, recibieron a sus invitados “compadres y comadres”, aynis (recíprocos) o aquellos que ahora apoyan la fiesta con regalos.

El brindis en todo momento es en una “wakawaqra” o asta de toro que hace de vaso pequeño acompañado de jarras de chicha. En la casa de la teniente gobernadora, hablaron, rieron y recordaron las celebraciones de antaño, de sus abuelos; en medio de ello se hicieron entregas de enjalmas o telas de colores para distinguir a los toros que participaron en el ruedo y las “Tapankas” o capas a los visitantes, que vistoso muestra un toro y sobre él un cóndor.


Al coso de Pfaco ha llegado “el inclusero” Gliserio Lima de montera negra y zapatillas negras, taleguilla, chaleco y chaquetilla rosa y dorada, el torero hizo gala y destreza al enfrentarse a toros, que incluso ya participaron en anteriores corridas “éste va a matar”, lamentó tras una cornada que le cortó el traje por el glúteo derecho.

Mientras prosigue el “Toro Pukllay”, el gentío disfrutó del “once” un platillo a base de pastelillos, fruta y vino que se repartió a todos los concurrentes, adultos, jóvenes, niños, ancianos y turistas. Todos degustaron de esta costumbre. Mientras masticaban bizcochuelos algunos jovenzuelos se atrevían a la “monta de toro o caballo”, para denotar valor y resistencia.

¡Toro liberado!


Hubo una pausa en el afiebrado día, teniente gobernadora y agentes ingresaron a la arena. “Chaupikacha” llaman a la escena, y consiste en celebrar tomados de las manos, en ronda, a ritmo de música típica, cornetas, tamborcillo y quenas. El júbilo fue trastocado tras ser liberado un toro en el ruedo que desató gritos, el animal embestía a incautos y era sorteado por otros, afortunadamente era solo un añojo y no hubo mayor daño físico.


La alegría por el mes patrio se disfrutó con un asado a la olla sobre el ruedo, la carne del toro sacrificado alimentó a los invitados y los aynis que trajeron cajas de cerveza, chicha y cañazo, algunas fueron llevadas al medio del ruedo para los que osen en enfrentar a los toros, la fiesta culminó al perderse el sol y la luz de las estrellas, del cual proviene el nombre de Coyllurqui.

Coyllurqui una fiesta


Mientras en Pfaco culminaba la fiesta el 29 de julio, con ponche y el tradicional “Waqta k’aspa” o costilla de toro a la brasa, sucedido por un chairo y la despedida a las bandas típicas, la gente de todas las comunidades atiborraba la gran plaza de toros de la ciudad de Coyllurqui, veía ingresar a los toros de media casta “llegaditos” de Arequipa y Chumbivilcas, algunos estresados en cajas de metal.

A la luz de un sol radiante, el alcalde Fritz Valencia Bárcena, regidores, organizadores ingresaron a la plaza con sombreros negros y en ellas banderines de rojo y blanco con ichus, enjalmas, tapankas, wakawaqras y un cóndor como alegoría; les siguieron abriendo espacios toreros provenientes de provincias apurimeñas y cusqueñas, como un par de jóvenes de Chumbivilcas con vestimenta de bayeta, que se robaron los aplausos al salvarse de las astas de un toro furioso.


La marinera a caballo de paso deleitó a los asistentes, así como la presencia de las Amazonas Couyllurquinas, bellas jovencitas de este distrito que accedieron con vestidos de color patrio y caballos peruanos de paso. También hubo Chaupikacha, pero sin toro liberado. En Coyllurqui hubo buenas faenas, aquí no se sacrifica al animal, no hay un torero matador, y menos se lo hubo cuando el toro llevaba en su lomo a un cóndor andino.

La tradición dos siglos después


José María Arguedas, relata en su novela “Yawar Fiesta” esta tradición, la que interesó por décadas a extraños que llegaron a la ciudad de Coyllurqui considerada como “cuna” de la fiesta brava; el cineasta Luis Figueroa Yabar lo llevó al cine en 1986, desde entonces hubo más interés ya que se desarrollaba por Fiestas Patrias.

“En estas tierras, Cotabambas, Coyllurqui, Antabamba, Chalhuanca, Aymaraes, se ha participado del proceso de independencia, forjaron su libertad, y gracias a la convocatoria de San Martín y Simón Bolívar se ha hecho la proclama”, destaca Óscar Cáceres Quispe, historiador de esta localidad, denotando en ello el aporte del expresidente Agustín Gamarra en su papel de militar y el reclutamiento de tropas.


“El ejército patriota tuvo su cuartel general en Chalhuanca, y es en la batalla de Ayacucho que finalmente hemos logrado vencer a la corona española, a partir de esta fecha hay el entusiasmo de personajes que han ido a las batallas y han regresado con las banderas del triunfo y cada 28 de julio recuerdan con bastante patriotismo, la libertad e independencia del Perú. Ese quiebre rompió el imperio español”, resalta.

En Coyllurqui y espacios donde el toro “jugaba” con un cóndor sobre él, los rostros de sus habitantes reflejan tristeza, algunos adultos que de jóvenes vieron las corridas con la gran ave, rememoran las jornadas de captura de cóndores, las que fueron con ritos ancestrales, carne, bebida y ruego a los Apus, montañas sagradas y la Pachamama. Las aves fueron también Apus venerados “Pablito y Pablita”.

“Hay que entender que el acto del toro con el cóndor es un momento que simboliza la dominación, el triunfo de la cultura andina sobre la española. Esto no podía haberse hecho en el gobierno español, cuando todavía éramos colonia, obviamente. El cóndor, dentro de la cosmovisión andina es el ave divina que conecta el kaypacha o el mundo terrenal con el hanakpacha (cielo, atmósfera)”, explica.

Para las comunidades de Coyllurqui, en esa tristeza de sus ojos, señalan la visita del ave por estas fechas, cuentan que los protegen desde el cielo y a ellos solo les queda venerarlas con la chicha de jora salpicada al viento en su honor.

Dato

El Poder Ejecutivo promulgó en el 2014 la Ley 30203 que declara de interés nacional y necesidad pública la protección y conservación del cóndor andino. Encarga a los gobiernos regionales y entes operativos pertinentes, a dar cumplimiento a lo establecido.

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(FIN) PHS/MAO

Publicado: 7/8/2025