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San Marcos: primer puesto en Medicina cuenta cuál fue su estrategia de estudio

"No lo sabía todo, pero tampoco sabía poco", reflexiona Camila Alvarado Risco

Camilia Patricia Alvarado Risco tiene 17 años, quiere se médica cirujano y dar lo mejor de ella para culmionar sus estudios en la Facultad de Medicina de la Decana de América. Foto: ANDINA/ Familia Alvarado Risco.

Camilia Patricia Alvarado Risco tiene 17 años, quiere se médica cirujano y dar lo mejor de ella para culmionar sus estudios en la Facultad de Medicina de la Decana de América. Foto: ANDINA/ Familia Alvarado Risco.

12:24 | Lima, oct. 19.

Por Susana Mendoza

Cuando Camila Alvarado Risco recibió la captura de pantalla que confirmaba su ingreso a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, no podía creerlo. El mensaje la ubicaba en el primer lugar, algo que la sorprendió, pues pensaba que sus compañeros de la academia, que siempre destacaban, serían los primeros. Camila revela en esta nota las claves detrás de su éxito y cómo logró su meta en la Decana de América.

Fue su tutora quien, días antes del esperado examen, le expresó una convicción que Camila aún no se atrevía a aceptar: “Vas a alcanzar el cómputo”. Sin embargo, cuando recibió el mensaje que confirmaba su ingreso a Medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, aún no lo creía. 

La desconfianza fue tal que se dirigió personalmente a su computadora para ingresar al portal de admisión y verificar que alcanzó vacante. Ahí, entre emociones encontradas, comprobó que no solo había ingresado, sino que lo hizo con la nota más alta: 1,527 puntos.



El impacto fue inmediato, pero breve. Camila Alvarado recuerda haberse quedado en shock por unos segundos al ver su resultado. Pronto, los recuerdos de su esfuerzo empezaron a invadirla: los largos viajes de Chorrillos al Cercado de Lima, repasando mentalmente las tareas mientras el microbús avanzaba. Fueron meses de ida y vuelta entre la academia donde se preparaba y su casa, trayectos que duraban hasta dos horas dependiendo del tráfico, pero que ahora, al mirar atrás, habían valido completamente la pena.


Camila pensó en las horas de almuerzo que dedicó a leer los temas más difíciles, los simulacros que le causaban nervios, y la competencia intensa entre sus compañeros. También recordó el apoyo incondicional de su madre y los cuidados atentos de su padre.

“Veía que mis compañeros estudiaban hasta tarde y pensé que no la haría. Mejor me preparaba para marzo”, confiesa. Pero Camila persistió, esta era su segunda oportunidad, y aunque no ingresó el año anterior, ya tenía la experiencia a su favor. Y eso no es poca cosa para una adolescente de 17 años.

¿Por qué logró ingresar?


A pesar del intento fallido en un examen anterior y sus dudas, Camila cree que su control emocional fue clave el domingo 13 de octubre. A diferencia de otros estudiantes que veía temblar en la fila, ella permanecía tranquila. Su autoconfianza, basada en un conocimiento equilibrado de sus fortalezas y debilidades, también fue crucial.

Tener conciencia de sus capacidades la ayudó a estar serena. “Sabía que no lo sabía todo, pero tampoco sabía poco”, reflexiona. Esa claridad la ayudó a enfocarse en los temas que dominaba, lo que le hizo el examen más manejable.

Saber que tenía una tercera oportunidad y el respaldo incondicional de sus padres fue un alivio crucial para ella. Esa certeza le brindó una fortaleza emocional adicional que la acompañó durante todo el proceso.


¿Tuvo una estrategia para prepararse? 


Camila, quien sueña con ser cirujana aunque aún no define su especialidad, sostiene que sí. Se centró en estudiar los temas en los que tenía mayor dominio, sin dejar de lado el repaso de los demás.


Pese a las recomendaciones de no estudiar justo antes del examen, repasó fórmulas y conceptos de física para reforzar su memoria.

Durante la prueba, para mantener la calma y evitar distracciones, recurrió a una táctica sencilla pero eficaz: se colocó una liga en la muñeca y la jalaba para mantenerse enfocada y no afectar su concentración.

En medio de la alegría por su logro, Camila confiesa que dedicó su examen de ingreso a sus padres, su hermano menor y su abuela paterna. Se describe como introvertida y observadora, y aunque aún no puede definir esta nueva etapa de su vida, tiene claro que la universidad brinda herramientas fundamentales. 

"A los jóvenes les diría que conozcan sus capacidades, no se sobreexijan, se apoyen en su familia y busquen una tutora como la mía, que siempre me motivó", comparte.
 

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(FIN) SMS/RRC

Publicado: 19/10/2024