Lima, jul. 06 (ANDINA).- Los brotes de violencia, los paros prolongados, el bloqueo de carreteras y las agresiones a instalaciones públicas y privadas minan la estabilidad del país, consideró hoy la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) al expresar su profunda preocupación por estos hechos, en algunas zonas del interior del país.
Lima, jul. 06 (ANDINA).- Los brotes de violencia, los paros prolongados, el bloqueo de carreteras y las agresiones a instalaciones públicas y privadas minan la estabilidad del país, consideró hoy la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) al expresar su profunda preocupación por estos hechos, en algunas zonas del interior del país.
El presidente de la CEP, Hugo Garaycoa, dijo que si bien existen demandas justificadas en algunos sectores de la población estas no pueden utilizar mecanismos violentos para conseguir sus propósitos.
“Hay algunas protestas que son desestabilizadoras. Yo puedo protestar pero no tengo derecho a bloquear las calles, tirar piedras, no puedo ir a las calles a agredir, esas son formas indebidas de protesta. Cuando se agrede se sale de los límites normales de una protesta”, manifestó en conferencia de prensa.
Indicó que esas formas “indebidas” de protesta, que atentan contra la vida, la salud, la educación y el libre tránsito, afectan a los más necesitados y crean inestabilidad e inseguridad.
“Los reclamos desproporcionados, sin una coherencia en sus planteamientos y de espaldas a los canales regulares de diálogo, podrían terminar en una situación incontrolable”, advirtió.
Da la impresión, refirió Garaycoa, “que ante los anuncios de una mejor recaudación fiscal, todos quisieran obtener respuestas positivas inmediatas a sus demandas y expectativas tanto tiempo postergadas, en las diferentes regiones y sectores de la comunidad nacional”.
La CEP consideró que las autoridades y los políticos no parecen responder adecuadamente a las necesidades y demandas de la población.
“No obstante que la economía del país muestra indicadores económicos positivos, la mayoría de nuestro pueblo no percibe mejoría en su situación familiar y social”, expresó.
La presidencia de la Conferencia Episcopal Peruana, preocupada por estos acontecimientos lamentables, hizo un llamado a todos los ciudadanos y ciudadanas a mantener la paz social, y pensar primero en nuestro país y en su destino histórico.
“Exhortamos también al Gobierno y a las autoridades correspondientes a ser claros y consecuentes en sus planteamientos y ofrecimientos, y a ser testimonio de austeridad; en caso contrario, se corre el riesgo de perder toda autoridad moral y credibilidad”, indicó Garaycoa.
Asimismo, pidió a las organizaciones populares y a sus líderes que recuerden que el mejor camino para obtener cambios positivos es mediante el diálogo sereno, serio y responsable que lleve a planteamientos realistas y eficaces.
(FIN) DCE/GCO
Publicado: 6/7/2005