Por Susana MendozaEl colegio inicial N° 115- 10 – El Mundo del Saber - es muy popular en San Juan de Lurigancho, los padres de familia que viven por la zona “pugnan” por matricular a sus pequeños retoños porque se han enterado que los niños y niñas que estudian allí aprenden a pensar, curiosear y hacer preguntas con libertad y alegría.
¿Cuál es el secreto del éxito de esta escuela pública, ubicada a la altura del paradero N° 5 de la avenida Wiese en el distrito más poblado de Lima Metropolitana? La directora
Carmen Najarro Febres cuenta, con modestia, que
la metodología de enseñanza parte de considerar a la escuela como una gran aula y, cada aula, una casa.
Así, esta escuela de
educación inicial ha organizado la Casa de la Comunicación o
Willay wasi, un espacio donde se les enseña a expresar sus ideas. La profesora Cecilia Bravo cuenta jubilosa del esfuerzo que hacen por sacar adelante esta aula pues han encontrado que la mejor manera para que
los niños y niñas aprendan a hablar con coherencia y coordinar sus palabras, es a través del periodismo.
Y es verdad. Al ingresar al salón uno puede observar cómo conversan entre ellos, hacen preguntas a su entrevistada o conducen su programa de radio. Tienen acondicionados un set de televisión, una cabina de radio y una sala de redacción. Todo al nivel de su tamaño: sillas para hacer entrevistas, cámaras, micrófonos, todo lo necesario para que un profesional del medio ejerza el oficio.
“Diariamente llegan con un tema que les interesa, ya sea porque lo han visto cuando están camino al colegio o porque lo ven en la televisión. Cuando se desbordó el río Rímac, ellos estaban muy preocupados, querían saber qué pasaba y preguntaban mucho. Nosotros les explicamos que era el
Niño Costero y lo contaron por la radio y la televisión”, cuenta.
Najarro y Bravo coinciden en mostrar que
la mejor manera de aprender en esta etapa de la vida es jugando y siendo escuchado y valorado por los adultos. Lo que ven y dicen de su vida cotidiana en la tienda, centro de salud, restaurante o casa es una oportunidad para aprender. “Nos interesa mucho que
disfruten lo que aprenden”, afirma la directora.
Otras casas, otros saberes
Mientras se desarrolla esta entrevista, las carcajadas de los niños, los pasos ligeritos, las voces agudas que no detienen su hablar, funcionan como telón de fondo efectivo para mostrar que la educación jugando es real. Para Najarro Febres - “miss Carmen” – un recuerdo le sirve como piedra de toque.
La lectura de cuentos de su padre cuando regresaba a casa después de una larga jornada de trabajo. Ella esperaba ansiosa la llegada de su progenitor, para escuchar la historia del ogro o Caperucita Roja que él le contaba con lujo de detalles.
“Yo no dormía hasta que él no llegara, y cada narración que escuchaba era para mí como ingresar a un mundo mágico y desconocido que yo imaginaba con gran emoción”, rememora.
Por eso en cada aula, diseñada para sorprenderlos, los pequeños siempre encontrarán una novedad. Por ejemplo, en Thuñichiy wasi (Casa de la Construcción) la profesora orienta a sus chicos a desarrollar pensamiento matemático, razonar, crear casas o puentes con materiales grandes y pequeños, usar la derecha o izquierda, hacer secuencias.
De la misma manera en Watiqay wasi (Casa de la Investigación), donde se les enseña a experimentar, validan sus descubrimientos, desarrollan sus propios conceptos, combinan colores. “Nos interesa que hablen a partir de lo que hacen y no de lo que le dicen”, vuelve a comentar miss Carmen.
Pedagogía y juego
A partir de noviembre, padres de familia se acercan al Mundo del Saber para reservar matricula. Son vecinos de la urbanización Mariscal Cáceres, lugar donde se levantó un grupo de viviendas para la familia policial, pero también de los asentamientos humanos aledaños como Mariátegui, 10 de octubre, Constructores, Motupe.
Esta escuela es considerada por el Ministerio de Educación un “colegio vitrina” por destacar en sus prácticas pedagógicas.
A las mamás y papás les atrae la combinación de juego y aprendizaje y sus resultados, sostiene la directora. En la Casa de la Expresión Corporal, Kuyuy kurku wasi, potencian sus coordinaciones motoras, toman conciencia de que su cuerpo se mueve por sus decisiones y tienen que cuidarlo. “Toman conciencia de sus potencialidades”, afirma.
“Creo que nuestro secreto es que enseñamos con amor, nos apasiona lo que hacemos, no nos cansamos, nos pagan por lo que nos gusta hacer. Aquí plasmamos el Currículo Nacional, aquí formamos a los nuevos ciudadanos del Perú”, confiesa la directora, y el brillo de una gotita que asoma por sus ojos claros nos muestra que es de tanto querer, de tanto educar.
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(FIN) SMS/ART
Published: 7/5/2017