Por Susana MendozaCuando se habla de investigaciones es poco frecuente escuchar sobre estudios relacionados con los satélites, tal vez porque se cree que las urgencias sociales que se tienen que atender en el país deben resolverse en ámbitos alejados al aeroespacial.
¿Qué razones motivan a tres científicos a estudiar los satélites? ¿Es una locura hacerlo? ¿Para qué puede ser útil? Aunque usted no lo crea, una de sus principales motivaciones es aportar al conocimiento para resolver los principales problemas del Perú.
El director del Instituto de Radioastronomía (INRAS) de la PUCP, Jorge Heraud Pérez; el director ejecutivo de Inictel- UNI, Daniel Díaz Atucuri; y el director del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad Católica San Pablo (UCSP) de Arequipa, Eber Huanca Cayo, son científicos de generaciones distintas, y su acercamiento al estudio de los satélites han sido diferentes, pero comparten una visión: formar expertos aeroespaciales altamente calificados.
Alternativa tecnológica
Daniel Díaz Atucuri tiene interés por los satélites desde hace más de dos décadas. Todo empezó cuando descubrió que el satélite era una pieza importante para lograr la comunicación a distancia. Ocurrió mientras estudiaba la especialidad de Telecomunicaciones en la Universidad Politécnica de Madrid.
“Entendí que, si un país no tiene un sistema de telecomunicación, no cuenta con satélites y no forma recursos humanos especializados, estará siempre a la saga del conocimiento y desarrollo”, asegura.
Por eso, cuando lo convocaron a participar en el proyecto satelital de investigación Chasqui 1, no lo pensó dos veces y se integró al equipo que diseñó el sistema de telecomunicaciones del nanosatélite.
La experiencia fue un éxito porque en agosto del 2014 el aparato entró en órbita gracias al apoyo de la
Universidad Nacional del Sur Oeste de Rusia. Durante dos meses envió imágenes en el rango visible e infrarrojo cercano, así como datos de sus sensores internos y externos, que ingenieros y estudiantes recogieron y analizaron como parte de su formación aeroespacial.
“Por medio de Chasqui 1 formamos una generación de expertos en satélites de medición, por ejemplo, que hoy trabajan en diversas partes del mundo. Esta experiencia nos sirvió para participar en una convocatoria de Concytec que ganamos y nos permitió recorrer todo el Perú para enseñar en las escuelas qué son los satélites y cómo se pueden diseñar”, comenta.
Se refiere al CanSat, un satélite del tamaño de una lata de gaseosa creado por un grupo de estudiantes del CTIC- UNI, cuya elaboración se enseñó en escuelas públicas para que los escolares observen su elaboración y aprendan sobre los satélites y sus usos.
“El satélite en el Perú es una alternativa tecnológica que puede ayudar a democratizar el conocimiento porque, al usarse para lugares muy alejados en donde no llega ninguna red de comunicación, las poblaciones que viven a miles de metros de alturas y lejos pueden usarlo para acceder a información”.
Misión de largo plazo
La experiencia de
Eber Huanca Cayo se remonta a su niñez, en Puno, cuando veía por la televisión objetos que no eran aviones y volaban en el cielo con alas rectas, recuerda. Ahora sabe que eran satélites y que sus alas eran los paneles solares.
Esa imagen quedó fijada en su memoria hasta que se activó mientras estudiaba el doctorado en Sistemas Mecatrónicos de la Universidad de Brasilia, en donde le fascinó la tecnología aeroespacial. Allí no solo se enteró que Brasil contaba con una agencia espacial que había desarrollado misiones espaciales, sino que también formaba recursos humanos. De eso, hace casi una década.
“Soy ingeniero electrónico y me sorprendió conocer que a la ingeniería aeroespacial se integraban otras carreras como ingeniería mecatrónica, mecánica, eléctrica, derecho y administración. Y es que para cumplir una misión espacial es necesario contar con recursos humanos competentes y de diversas especialidades”, sostiene.
En la Universidad Católica San Pablo (UCSP) de Arequipa, donde es profesor, sabe que los proyectos que apuesten por la creación de satélites de investigación son un gran desafío porque significa que desarrollarán capacidades humanas en tecnología aeroespacial para proveer soluciones en el menor tiempo posible.
“Me interesa contribuir con el desarrollo sostenido de nuestro país, y requerimos desarrollar ciencia y tecnología para encarar los problemas. El Perú nos ofrece muchas oportunidades por las necesidades que tiene. Trabajando en equipo podemos ir muy lejos. Tenemos que confiar en nuestras propias capacidades”, anota.
Mentes brillantes
Él sostiene que el Perú se sigue centrando en “lo nuestro” y no en “lo universal”, a diferencia de países como Japón, Corea, China o Tailandia que también tienen una riqueza cultural milenaria.
“Podemos ver el futuro sin perder lo ancestral que tenemos. Mirarlo significa ver la universalidad del conocimiento y eso es lo que significa el espacio. Estamos en la orilla de un nuevo mar, el mar cósmico”, señala.
El Perú tiene que estar en la partida, por qué se tiene que quedar atrás, se pregunta. Así es como aparece el interés por los satélites cercanos a la Tierra, porque es uno de los primeros pasos para conocer el espacio. “Hacer satélites es la primera aventura que merece emprender el país. El reto es enorme”.
Y es que el satélite cumple con ser útil universalmente, así como localmente, sostiene Heraud Pérez. El proyecto Linku (Esfera en quechua), en el que participan la PUCP, Inictel- UNI y UCSP de Arequipa, tiene esas características.
Linku
El Proyecto Linku, liderado por el INRAS de la PUCP, ganó la convocatoria de la Asia-Pacific Space Cooperation Organization (Apsco), entidad conformada por las agencias espaciales de China, Pakistán, Tailandia, Bangladesh, Mongolia, Turquía, Irán y Perú.
Especialistas y alumnos de las tres universidades han desarrollado una forma de estabilización en el espacio denominada, Estabilización de gradiente gravitatoria, que le permite tener una posición en órbita perpendicular a la superficie de la tierra. “De esta manera podremos orientarlo de forma sencilla y económica, sin usar combustible”.
El lanzamiento de Linku sería relativamente fácil, refiere el científico, porque aprovecharán su geometría esférica para estabilizarlo y usarlo en experimentos que permitan entender mejor, por ejemplo, la parte agrícola del Perú. Es decir entender "si la micro gravedad y la presencia de rayos cósmicos de altas energías pueden proteger los cultivos peruanos de los microbios que los atacan", indica.
El docente y director del INRAS tiene 60 años como investigador y 51 como profesor. Es un apasionado de la marinera y ama el Perú porque su progenitor, Jorge Heraud Cricet, le enseñó a quererlo.
Ese afecto se ha fortalecido a través de los años y se manifiesta a través de su amor por la ciencia y su afán porque se le reconozca como parte de la cultura.
“La ciencia es parte de nosotros. Modelamos el universo como lo hacen quienes se dedican al arte, escriben, danzan o hacen música. Nosotros lo hacemos creando y estudiando satélites. En el Perú tenemos muchísimo por hacer”.
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(FIN) SMS/RRC
JRA
Published: 7/31/2022