A sus 33 años, Alexander Fasanando Riveiro se ha convertido en el primer fiscal de origen indígena del pueblo shipibo-konibo. Un orgullo para su familia y su pueblo, dice, pero también es un desafío porque luchará contra el crimen organizado que asesina a líderes nativos defensores del ecosistema y se dedica al narcotráfico, la trata y la tala y minería ilegal.
Cuando don Jorge Fasanando le dijo a su hijo que debía dejar la comunidad Junín Pablo, y viajar a la ciudad para labrarse un futuro porque él ya no podía mantenerlo, inició un círculo virtuoso de transformación en la vida de su vástago que aún no se detiene.
Alexander Fasanando Riveiro aceptó el mandato de su padre al terminar la escuela y dejó Junín Pablo, la comunidad shipibo-konibo donde nacieron sus padres, hermanos y ancestros, en Masisea, Coronel Portillo, para buscar nuevos horizontes en la ciudad de Pucallpa.
Don Jorge acompañó a Alexander hasta ese lugar, la capital del departamento de Ucayali, le dio un largo abrazo y le recordó que así encontrara obstáculos en esa nueva vida, él debía resistir y persistir, porque era la única forma de crecer y dejar atrás la pobreza.
“Le debo a mi padre el no haberme rendido y continuar con mis estudios universitarios. No fue fácil, enfrenté discriminación y burlas por mi forma de hablar o porque a veces no entendía. Me entristecía, pero él me animaba a continuar siempre”, manifiesta.
Y se aferró a su decisión de ser abogado. Su corazón le había dicho infinitas veces que debía seguir esa profesión porque había sido testigo de muchas injusticias, de lo que le costaba a un hermano amazónico enfrentarlas porque no tenía dinero para pagarle a un abogado.
Primer fiscal indígena
Ese adolescente empeñoso se ha convertido hoy en el primer fiscal de origen indígena del pueblo shipibo-konibo, y es uno de los 10 fiscales adjuntos provinciales designados a la Fiscalía Especializada en Delitos de Derechos Humanos, Interculturalidad y de Delitos de Terrorismo.
El día que juró el cargo ante las autoridades del
Ministerio Público recordó a su padre, fallecido por el covid-19 en marzo del 2021, y pensó en Junín Pablo y en la confianza que generará su nombramiento, porque tanto ella como otras comunidades nativas “sentirán que habrá justicia verdadera, y no necesitarán huir al ver fiscales y policías, como lo hacen todavía, porque les hablaré en su idioma”.
En estos momentos, Alexander está en Lima participando en un importante proceso de inducción, diseño e implementación de estrategias para intervenir zonas de Loreto, Ucayali, Madre de Dios y Amazonas, donde existen conflictos sociales, asesinatos a líderes,
tala y
minería ilegal, trata y narcotráfico que dañan a los pueblos amazónicos.
Justicia intercultural
Ese niño que se bañaba desnudo a orillas del caudaloso
río Ucayali; que manejaba su pequeña canoa para pescar con su arco y flecha la fauna fluvial que llevaba luego a la casa familiar, se ha convertido en un magistrado que ejercerá la
justicia intercultural y practicará la pericia antropológica en los procesos penales que tendrá a su cargo.
“Rescataré los usos y las costumbres de las diferentes etnias que existen en nuestro Perú, seré una especie de bisagra entre las prácticas tradicionales de los pueblos amazónicos y las leyes del Estado peruano. La justicia se logra entendiendo que hay diversidad de culturas, que es necesaria tomar en cuenta. Las comunidades tienen que sentirse protegidas por el Ministerio Público y confiar en él”, comenta.
Alexander sabe del riesgo que tendrá su labor cuando sea destacado a una de las regiones de la Amazonía amenazadas por el
crimen organizado. No le teme, porque conoce la capacidad que tiene para enfrentarlo.
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(FIN) DOP/SMS
Published: 1/17/2022