Ciro Abel Mestas Valero ganó el Premio Nacional de Medicina Hipólito Unanue en 1990 y compartió la visión de alcanzar el aseguramiento universal con una generación de estudiantes del país. Un proyecto que 30 años después se materializó y fue parte del proceso de consolidación del Seguro Integral de Salud (SIS), del que hoy es su jefe instituci
Cuando Ciro Abel fue estudiante del colegio militar Francisco Bolognesi de Arequipa, un profesor se le acercó para decirle que debía dedicarse a la medicina o a la investigación, porque era un alumno con mucha capacidad de plantear problemas.
Ese adolescente preguntón y analítico, elegiría años después la carrera de medicina y se apasionaría por el uso de la tecnología, para esa profesión.
Hoy es jefe del Seguro Integral de Salud (SIS), la aseguradora más importante del país. En sus manos tiene la responsabilidad de velar por la salud de más de 25 millones de peruanos y peruanas que no tenían ningún seguro para curar sus enfermedades.
Parte de su labor es conducir el financiamiento de más de seis millones de prestaciones que demandan los afiliados, cada mes, en consultas médicas, hospitalizaciones, cirugías o emergencias.
“Para mí es un privilegio ser parte de la transformación del sistema de salud, de un proceso que empezó el siglo pasado, y cuyo único objetivo es evitar que las familias se empobrezcan por no contar con el dinero necesario para enfrentar graves enfermedades”, comenta.
Años de trabajo
A finales de los años 90, cuando fue estudiante de medicina en la Universidad San Antonio Abad de Cusco, Ciro Abel formó parte de una generación que provenía de diversas facultades de Medicina en el Perú. Esos años los recuerda con satisfacción porque organizaron congresos científicos, en los que vislumbraron la necesidad de crear un seguro de salud para todos, y de investigar para diseñar políticas con base en evidencia científica.
Parecía una locura de jóvenes impetuosos y soñadores, y, sin embargo, aquellos deseos no estuvieron alejados de la realidad. Hoy, el aseguramiento universal es una realidad y no existe ninguna duda de que para conseguir el bienestar de la ciudadanía es fundamental investigar.
Esas dos líneas maestras enrumbarían su trabajo como médico, el que pondría al servicio de las personas, sobre todo, de las abandonadas por el Estado.
Sus experiencias fueron diversas y difíciles. Primero como médico del Servicio Rural y Urbano Marginal de Salud (Serums) en el Hospital Regional de Apurímac, después como profesional promotor de los botiquines comunales, en Cusco, y luego en EsSalud de esa misma región.
Ellas le permitieron conocer de cerca la pobreza de miles de habitantes y la indiferencia de colegas que no comprendían de urgencias.
Un apostolado
Este médico cirujano quechuahablante, nacido en Puno, afirma que vive su oficio como un apostolado, ser médico y trabajar en el Estado tiene que ver con cambiar la vida de la gente.
Por eso, se especializó en Economía y en Ingeniería Biomédica para diseñar proyectos y políticas. Fue parte del equipo que logró la aprobación en plena pandemia del Decreto de Urgencia N° 046, que permitió a todos los peruanos tener derecho al SIS, al margen de su condición económica.
“El aseguramiento universal es una gran tarea cumplida, pero la nueva es la cobertura universal y para eso hay que hablar de tecnología. Por ejemplo, de acceder a sistemas de transferencia tecnológica para competencias locales; automatizar todo lo repetitivo y pensar en la robotización de las cosas; y dominar los tejidos porque se viene la era de los trasplantes y la medicina regenerativa. Es necesaria una revolución en las mentes peruanas”, puntualiza.
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(FIN) DOP/ SMS
Published: 8/30/2022