Padres, familiares y amigos de la niña de 11 años cuyo cuerpo fue hallado sin vida y calcinado en San Juan de Lurigancho pidieron justicia para ella, al darle hoy el último adiós.
Mediante carteles en los que se pedía "justicia", familiares, compañeros de colegio y vecinos llevaron el féretro por inmediaciones de su vivienda, ubicada en la zona de Canto Rey.
La menor asistía a un taller de pedrería que se impartía como curso de verano en la comisaría de Canto Rey, pero al salir aparentemente fue interceptada por un sujeto y no volvió a su casa.
Una vez hecha la denuncia policial, empezó la búsqueda de la menor por la zona hasta que a las cuatro de la madrugada de ayer viernes 2 un mototaxista se percató de que a diez cuadras de la comisaría estaba el
cuerpo de una persona incendiándose.
El padre de la víctima, Jorge Vellaneda, reconoció no haberse cerciorado de si su hija ingresó a la comisaría o no y que solo la dejó en la puerta, porque estaba apurado para irse a trabajar. Explicó que posee una empresa y que ha tenido problemas económicos con personas que le debían dinero, a algunas de las cuales les cobró mediante juicios.
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