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Puno: conoce por qué es la Capital del Folclor peruano

Danzas suman más de 350 en la región altiplánica

Reconocida oficialmente, el 7 de noviembre de 1985, como la Capital del Folclor peruano, la región Puno hace honor a dicha distinción con sus más de 350 danzas que conjugan tradiciones ancestrales y mestizaje expresadas en baile, música y arte interpretados con alegría y sentimiento desbordante que han cruzado fronteras dentro y fuera del Perú. ANDINA/Difusión

Reconocida oficialmente, el 7 de noviembre de 1985, como la Capital del Folclor peruano, la región Puno hace honor a dicha distinción con sus más de 350 danzas que conjugan tradiciones ancestrales y mestizaje expresadas en baile, música y arte interpretados con alegría y sentimiento desbordante que han cruzado fronteras dentro y fuera del Perú. ANDINA/Difusión

05:00 | Puno, feb. 1.

Reconocida oficialmente, el 7 de noviembre de 1985, como la Capital del Folclor peruano, la región Puno hace honor a dicha distinción con sus más de 350 danzas que conjugan tradiciones ancestrales y mestizaje expresadas en baile, música y arte interpretados con alegría y sentimiento desbordante que han cruzado fronteras dentro y fuera del Perú.

Una de las danzas puneñas más emblemáticas es la Diablada, expresión del sincretismo religioso andino-cristiano que representa la lucha entre el bien y el mal. Su origen se remonta a 1577, cuando los jesuitas se establecieron en Juli, actual capital de la provincia de Chucuito, donde en los días festivos cristianos se presentaban comedias y autos sacramentales.


A través de estas manifestaciones teatrales los misioneros jesuitas enseñaron al pueblo aimara los siete pecados capitales a modo de danza, y cómo los ángeles vencen a los demonios.


La asociación de la Diablada con el culto a la Virgen de la Candelaria surge con una leyenda popular que se origina en 1675, cerca la mina Laikakota. Según dicha narración, el español José Salcedo mandó a destruir las casas de los mineros, pero desistió porque observó a la Virgen María luchando contra un demonio que asolaba la mina. Por el fuego observado en la mina en esta lucha en la que vence la madre de Jesús, habría nacido el culto a la Virgen de la Candelaria y con ello se empezó a representar a los diablos de la manera como se hace hoy en día.

La Pandilla


Otra de las expresiones dancísticas de gran raigambre popular en Puno es la Pandilla, que a diferencia de otros bailes que llevan el mismo nombre en otras regiones del Perú, se ejecuta de forma pausada y expresa la caballerosidad del varón y la elegancia de la dama puneña.


Las mujeres están ataviadas con mantones coloridos y polleras de color rojo, verde, amarillo o fucsia. Visten además blusas blancas, grises o negras, sombrero de copa baja de color negro o marrón que cubre su cabello largo dispuesto en dos trenzas y espléndidamente adornadas. La vestimenta culmina con sandalias o calzado de bajo calado que lleva adosado una cresta de algodón en la punta del empeine.


En tanto, los varones visten saco negro y pantalón blanco o negro, camisa blanca y un sombrero “Borsalino” negro o blanco; en los hombros llevan un mantón multicolor en homenaje a los puneños antiguos. El atuendo finaliza con sandalias.

Sikuris


El sikuri es la expresión auténtica del poblador puneño. El siku o zampoña, es un instrumento andino pentafónico está compuesto por diversos tubos sonoros de distintos calibres de longitud y diámetro. A este instrumento se suma el bombo, con el cual se genera una simbiosis musical que acompaña a los intérpretes-danzantes que avanzan dando pasos hacia adelante y hacia atrás, complementados con movimientos circulares.


Tiene su origen en la adoración a seres míticos andinos como el cóndor y el suri (avestruz del altiplano), los apus (cerros), la pachamama (madre Tierra), el sol y la luna. Con la conquista española, esta expresión experimentó un mestizaje que desembocó en la veneración de santos católicos y de la virgen María. En el caso de Puno alcanzó su mayor expresión en la festividad de la Virgen de la Candelaria, que se celebra a inicios de febrero.

Tundique


Esta danza alude a los esclavos negros del tiempo de la colonia y su liberación, en los primeros años de la República. Sus intérpretes son varios, entre ellos los danzarines negros que a la vez percuten sendos bombos, un esclavo caracterizado de tal, un letrado que simboliza la Ley, un caporal, capataz o mayoral, que encarna al verdugo y una negrita esclava.


Tuntuna


Danza que deviene del Tundique. Los negros esclavos fueron llevados a trabajar a las minas de la zona del altiplano y con ellos sus ritmos y canciones, los mismos que al mezclarse con los ritmos andinos de la zona, dieron origen a una nueva expresión rítmica de gran fuerza y vigor.


Caporales


Este baile derivado de la Tuntuna se interpreta con trajes mucho más adornados y vistosos y con movimientos aún más acrobáticos. La música de cada danza difiere una de otra, conservando la misma línea melódica de inspiración afroperuana.


Wifala


Palabra que proviene del quechua, cuyo significado es “enseña” o “bandera”, aunque también puede significar alegría. Tiene su origen en el distrito de Ayaviri, provincia de Melgar, así como en los distritos de Asillo y Muñani, en la provincia de Azángaro. Esta danza puneña fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación en octubre de 2014.


Se danza en las celebraciones de carnavales, matrimonios y algunas otras festividades donde se rinde homenaje a las autoridades. Cobra especial relevancia durante las festividades de la Virgen de la Candelaria.

Otras danzas


Además de las mencionadas, existen más danzas puneñas como Papa Tarpuy, Tita Titas, Llamayuris, Mallku Condoriri, Kajchas, Chakalladas, Tucumanos, Chusqui-Chuspi, K'aqcha, Qhapu y Casarasiri, entre otras.


(FIN) LZD/MAO

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Publicado: 1/2/2018