Andina

El día a día de los valerosos Sinchis en el VRAEM

ANDINA/Eddy Ramos

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10:05 | Lima, jun. 13.

Por José Vadillo

El cuerpo de élite de la Policía Nacional del Perú participa a diario en operaciones tácticas contra el narcotráfico y la subversión en el Vraem. Ha desarrollado una relación estrecha con las comunidades nativas.

A las cinco de la mañana, cuando el friaje es un ramalazo que pasea por la selva central en forma de nubes oscuras, los Sinchis, en pantalones cortos, toman la pista de aterrizaje de la base. Calientan, hacen sentadillas, se retan y corren por el aeródromo. Y cantan.

Adelante va el coronel Jhonel Castillo Mendieta, jefe de la 48 Comandancia Los Sinchis-Mazamari. Lo acompaña en el trote “Pecho Blanco”, uno de los canes de la base.

Es la rutina de los siete días de la semana de este cuerpo de élite de la Policía. Deben estar siempre listos, con buen físico y la moral alta, porque los operativos contra el narcotráfico y los remanentes subversivos que brindan seguridad a los narcos se realizan a diario.

Ellos intervienen en localidades que forman parte del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), además de áreas del Huallaga, Ucayali, Tambopata, Aguaytía y Urubamba. 

¡Sinchi hasta la muerte!

“Dios es sinchi”, asegura el teniente superior (r) David Castillo, miembro de la primera promoción de este cuerpo, que fue formado por las boinas verdes de EE. UU., y tuvo como primer jefe al general Ricardo Rojas Zuzunaga.

Jura que seguirá siendo sinchi hasta el día de su muerte, es instructor ad honorem de su institución hasta hoy.

Cuando la naturaleza se ensañó con Áncash, aquel 31 de mayo de 1970, era el maestro de salto de los paracaidistas de este cuerpo de élite. Les ordenaron partir de la base de Mazamari y entrar a Huaraz, ya que ningún cuerpo militar lo había logrado.

Estaban con el ánimo alto: en Lima vieron por televisión cuando el Perú se impuso a Bulgaria por 3 a 2. Pero la nube de polvo, de un espesor de 20 metros, era una incertidumbre: tenían que atravesar solos con sus paracaídas y jugárselas.

Él fue el último en saltar, tocó tierra en Anta, Carhuaz. “Llevamos ayuda moral, nos organizamos con los sobrevivientes y limpiamos la pista de aterrizaje para que aterricen los aviones con la ayuda internacional”, recuerda. Nunca borrará las imágenes duras que vio en Yungay. Se quedaron dos meses cumpliendo el deber.

Nativos

El suboficial técnico de tercera PNP Joel Cheresente es de la comunidad nativa de Cubantía, un lugar que, de primera mano, conoció la violencia terrorista. Él habla asháninka y nomatsiguenga, lo que le permite ser un interlocutor de la Policía con las comunidades, las que solo en el distrito de Mazamari suman 33.

“Hay costumbres que vamos a dejar de lado y otras que vamos a continuar”, dice la señora Inés Pichuka Quinchoker, la primera mujer elegida jefa de Teoría, comunidad nativa de 300 familias dedicadas a la agricultura, a 15 minutos de Mazamari. Fue tres veces reelegida.

Quería dar el ejemplo a su comunidad de buscar nuevos horizontes y cinco de sus hijos son policías que prestan servicio en distintas partes del país. Los tres varones se formaron en los Sinchis. Hoy, una decena de policías son nativos de esta comunidad. 

Teoría no sufrió la violencia terrorista como otras zonas de Junín, pero se caracterizó por “acoger” a los asháninkas y los nomatsiguengas que salían de sus pueblos. Hoy es un pueblo mixto que vive en armonía, apuesta también por el turismo y tiene estrecha relación con su policía.

Instrucción de élite

La policía profesional tiene técnicas para todo aspecto. “¡Alto, policía!”, grita un agente mientras aleja las cámaras del presunto infractor del delito: se puede filmar, pero no contaminar la escena, advierte.

Su instructor observa cómo se desempeña. Es parte del taller de Derechos Humanos, que cumple el Decreto Legislativo 1186 para regular el uso de la fuerza y es obligatorio para los Sinchis. “Se les enseña a trabajar con fuerza, pero no con violencia”, explica el suboficial Jesús Aguilar, el instructor.

En la “estación de puerta falsa”, otros miembros de esta policía de élite se capacitan en la forma correcta para lanzarse de los paracaídas. Porque deben aprender tanto a caer en concreto como en otras zonas. De día y de noche.

También, como si fueran una versión camuflada del Hombre Araña, aprenden sobre las técnicas de rapel.

Una tercera zona del cuartel de los Sinchis está dedicada a operaciones anfibias. Aprenden a improvisar balsas para transportar sus equipos, mientras se cubren con los fusiles AKM, AK47. Trabajan en equipo, con señas, internados por días. Estar preparados es la única forma de dar golpes certeros a los narcos y subversivos. Y cumplir así su frase: “Solo merece vivir quien por un noble ideal está dispuesto a morir”.

(FIN) DOP


Video: Así operan "Los Sinchis" en el Vraem
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Publicado: 13/6/2017